Entre las
ocupaciones más importantes y extendidas en el mundo, está la de los políticos.
Quizás, la característica esencial y más importante que debería tener un
político para tener éxito, sería la del liderazgo. Si a esta cualidad se le
suman las del carisma, simpatía, preparación, persistencia, coraje, dedicación,
inteligencia, honestidad, personalidad y dedicación al trabajo; estaríamos ante
la presencia de un líder político calificado para tener éxito.
Tener éxito
para un político, es llegar algún día a ser parte de la conducción y
administración de su país. La ambición máxima, sería ser su presidente. Ser
parte del grupo que decide, que hacer y que rechazar, para garantizarles
alegría y felicidad a los ciudadanos que viven en dicho país.
Lógicamente,
la felicidad de los pueblos, está condicionada al éxito económico de ese país,
administrado por los políticos y técnicos que forman parte del gobierno de ese
país, basado en el programa viable de gobierno que este partido político o
grupo de partidos políticos, triunfante en las elecciones generales ofrece en
su campaña electoral que los eligió como gobierno.
Acá, en el
programa de gobierno ofrecido a los votantes, según mi opinión, empiezan a
salir las partes oscuras de los gobiernos y políticos que generaron tal
programa. Muchas veces, los partidos políticos, ofrecen al pueblo votante, más
de lo normal permitido. La mayoría de los partidos políticos creen que, bajo la
premisa equivocada de que al ofrecer la máxima cantidad de proyectos de
inversión y programas sociales de gobierno; las probabilidades de ganar las
elecciones son mayores, y tienes garantizado el triunfo electoral. Esto último,
pudiera ser cierto, pero equivocada y completamente erróneo.
Por tal
motivo, muchos gobiernos fracasan, antes de comenzar un periodo gubernamental,
puesto que ofrecen, mucho más de los que pueden hacer, garantizar y cumplir.
Esta falta de objetividad, seriedad y realismo, obliga entonces a endeudar
innecesariamente a la nación por estos gobiernos hasta límites inesperados, lo
cual complica seriamente la economía de esos países. Por lo tanto, la
racionalidad, la sensatez y la responsabilidad son inmensamente necesarias por
este lado oscuro de algunos partidos políticos que hacen gobiernos.
Otras de las
grandes debilidades y partes oscuras de la política; es el alto grado de
corrupción que se detecta en gran parte de los gobiernos que administran la
economía de sus respectivos países.
Sabemos de
los críticos y bajos sueldos de los ejecutivos y personal de los políticos y
técnicos que trabajan para la administración pública, en comparación a los
sueldos e ingresos económicos de los ejecutivos de las empresas privadas.
Sin embargo,
muchos países han intentado elevar el nivel de los ingresos de este personal,
para motivarlo y evitar así tanta corrupción. Tal solución, al parecer no ha
sido tan exitosa en México, puesto que una de las primeras medidas del nuevo
presidente de esa nación conocido coloquialmente por AMLO, ha sido la de
rebajar los sueldos a sus empleados públicos, consciente de que la corrupción
ha aumentado escandalosamente a todos los niveles, lo cual contradice el
propósito real de aumentar los sueldos para reducir la tentación a intentar la
corrupción de los empleados públicos en México.
De estar el
presidente mexicano AMLO en lo cierto, habría que buscar otras soluciones y
métodos, para reducir la corrupción en Latinoamérica en general, puesto que
pareciera ser, que ésta, es la región del mundo, donde pulula y galopa
mayormente la corrupción gubernamental mundial.
Otro lado
oscuro que observo entre los políticos, de mi país, Venezuela, tiene que ver
con políticos que se cambian de un partido político a otro, con tanta facilidad
y frecuencia, como cambiarse de camisa. Pareciera ser que estos políticos
cambiantes están aún indefinidos sobre su verdadera ideología política, o que
en Venezuela existen demasiados partidos políticos sin mucha claridad en su
filosofía política y razón de ser, lo cual confunde a su militancia y provoca
estas comunes e indeseables transferencias entre partidos políticos.
Pareciera
ser que la época de la militancia eterna de pertenecer solidariamente y de por
vida, a un solo partido político, se ha extinguido. La otra explicación, válida
para esta migración interna entre partidos políticos existentes en Venezuela; pudiera
ser, que se ha establecido una competencia desleal entre partidos políticos,
para disputarse a sus militantes de forma poco ética.
Con el
permiso del amigo lector, introduciré una anécdota personal sobre política, la
cual aún recuerdo con cierta nostalgia, dado que allí demostré que no nací para
ser político, lo cual no quiere decir que sea ni bueno ni malo, simplemente
decidí ser yo mismo y no depender de otros. Lo cual tampoco quiere decir que
sea acertado, puesto que también he aprendido que por lo general, dependeremos
de otros en mayor o menor grado.
El asunto es
que durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez un amigo juvenil que militaba
como líder en AD, me vio cualidades para ser político, y me ofreció inscribirme
en AD. Mi respuesta fue negativa, apoyado en razones de que quería ser yo
mismo, independiente de decisiones tomadas por otros.
En la
actividad política existe un sentimiento y deseos generalizados de luchar por
una causa colectiva o una doctrina política que considera justa dentro de una
ética impecable. Se habla mucho de que los políticos aman la actividad en
materia humana, cultural y social, razón por la que los mismos, deberían tener
una gran sensibilidad para realizar estas actividades. Es como un común
denominador, trabajar para y por el pueblo, la razón principal, predominante o
única, que les invita a convertirse en políticos.
No obstante,
pareciera ser que la política en Latinoamérica, se ha ido convirtiendo en un
refugio para los aventureros, que buscan fama y fortuna a través de la
política. Para mí en lo personal y particular, esta es una sensación que me
acompaña desde hace mucho tiempo, la cual he corroborado como real y correcta.
Lamentablemente, mi propio país ha sido víctima de esa sensación negativa,
convertida en realidad, que he sentido desde siempre hacia los partidos
políticos.
Para mí,
existen dos clases de políticos. Los políticos originales, que desean
sinceramente contribuir con el logro de la felicidad de su nación y sus
pueblos; y el político inescrupuloso o aventurero, que busca figuración, fama y
dinero a través de esa noble, sacrificada y prestigiosa actividad de político,
que funda o se inscribe en un partido político, para el logro de sus
ambiciones.
Es decir,
pareciera que los partidos políticos, tienen en el seno de sus organizaciones;
manzanas buenas y manzanas podridas. Ese sería, el lado oscuro de algunos
partidos políticos que se prestan para que esto ocurra. En función de lograr
crecer y mejorar su militancia, estos partidos políticos, deberían ser
revisados y corregidos a fondo por su los dirigentes honestos, nobles,
correctos y sensatos de los mismos.
La calidad
de la dirigencia política de un país, dice mucho acerca el futuro de ese país.
Representa la vanguardia de esa nación, y garantiza el éxito o el fracaso de la
misma. Una militancia política solidaria, con valores, principios y fortalezas
sólidas y positivas, garantiza a su pueblo, el crecimiento económico que
necesita, así como la felicidad y la paz que espera y desea.
Si los
países de Latinoamérica desean un mejor futuro, deberían empezar por revisar
los lados oscuros de sus propios partidos políticos, y protegerlos de esos
lados oscuros que existen, que les hacen cometer errores y atrasos que
comprometen sus crecimientos económicos, culturales y sociales.
No se puede
ni se debe estar pactando, ni apoyando y/o negociando con cualquier empresa,
país, o con líderes políticos de gobiernos inescrupulosos con intereses
políticos y económicos ajenos a nuestros propios intereses como naciones democráticas
y libres. Este, para muchos latinoamericanos y países del mundo, si es un
asunto verdadero y real de soberanía y patriotismo.
El apoyo y
coqueteo de políticos y líderes latinoamericanos oscuros, a las guerrillas y al
narcotráfico, es uno de los lados más oscuros de nuestra política continental,
puesto que pareciera ser que para éstos políticos inescrupulosos, los límites
de sus actuaciones son infinitos y todos válidos, dado que contradicen las
leyes y la moral establecidas en nuestra región.
Seguramente,
para una gran mayoría de ciudadanos demócratas por ejemplo, alabar y endiosar a
Fidel Castro y al Che Guevara por sus impecables acciones militares y bélicas
de derrocar al régimen dictatorial de Fulgencio Batista, tiene su razón de ser
y pudiera considerarse de normal y lógico hacerlo. Pero callar, solidarizarse,
y alcahuetear, durante 60 años, a la dictadura impuesta al sufrido pueblo
cubano por la misma revolución cubana, no tiene sentido ni razón de ser, de
parte de los políticos que se hacen llamar demócratas.
Los partidos
políticos latinoamericanos, los cuales son alimentados y apoyados de buena fe
por las poblaciones de cada nación, deberían considerar revisarse internamente,
y corregir seriamente los puntos oscuros que presentan, que les permita
reencontrarse con sus pueblos. No se puede seguir engañando a todos todo el
tiempo, todas las veces, sin que existan consecuencias. Venezuela vive hoy día
las consecuencias de una dirigencia política y militar enferma, con muchos
puntos oscuros por eliminar, para poder sanar.
Por ello, mi
primer llamado es hacia la dirigencia política, educativa, cultural,
científica, profesional, sindical, militar y legal que se encargue de
restablecer el orden constitucional y democrático en Venezuela, quienes serían
responsables de guiar a la nueva Venezuela, hacia las libertades, educación y
valores sobre los cuales se soportaría el crecimiento y madures de nuestras
próximas generaciones de venezolanos.
Guillermo A.
Zurga
@Apresivo
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