Antes de la instalación de la Asamblea Nacional,
muchos opinadores y líderes políticos alertaron sobre la necesidad de no
cometer los mismos errores del pasado, concretamente los ejecutados a partir de
la elección en diciembre de 2015 de la Asamblea Nacional (AN). En aquella
ocasión, y a partir del discurso de Henry Ramos Allup, los partidos de la MUD y
líderes políticos extremistas se embarcaron en una serie de acciones,
directrices y propuestas, que al final la práctica demostró que fueron un total
y absoluto fracaso, pues no consiguieron la meta perseguida: la salida
inmediata del presidente Maduro. El inmediatismo terminó con la posibilidad
real de avanzar en el debilitamiento del apoyo popular del régimen y en propinarle, en el momento
debido, una derrota de las aspiraciones continuistas de la claque gobernante.
Como muchos previeron y advirtieron, la dirección
política actual de la franquicia opositora, una vez designada la directiva de
la AN, reinició el mismo camino tomado en enero de 2016, al decidir desconocer
la cualidad de Presidente de Nicolás Maduro y prepararse para llevar adelante
las acciones que necesariamente se derivan de esta postura. De nada sirvieron
las derrotas sufridas por las iniciativas del “Maduro vete ya”, a saber: la
renuncia del Presidente, su inhabilitación por tener doble nacionalidad, la
declaración de abandono del cargo, su destitución posterior y varias otras,
como la del referendo revocatorio, la promulgación de una enmienda
constitucional, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, todas
imposibles de ejecutar al no tenerse el poder para hacerlo.
No vamos a negar que el reinicio del camino del
“Maduro vete ya” no parte del mismo sitio que hace tres años. Hoy, el
aislamiento internacional del gobierno es mucho mayor, un grupo importante de
países han señalado el desconocimiento de Maduro como Presidente, la
beligerancia colombiana, guyanesa y brasileña, nuestros vecinos limítrofes,
contra el régimen y el país está claramente presente; las sanciones económicas
y legales se han extendido a muchos personeros gubernamentales, sus familiares
y a toda la nación venezolana; Trump gobierna en EEUU, el poder del ALBA se ha
resquebrajado, los sectores políticos más reaccionarios del mundo se han
agrupado contra el actual gobierno y éste carece de las divisas necesarias para
poder operar y enfrentar la grave crisis que existe.
De nuevo vuelvo a señalar que las fuerzas en pugna no
están en condiciones de acabar y hacer rendir a sus contrarios, pues si lo
estuvieran ya lo hubieran hecho. Por lo tanto, se impone una negociación para
una salida que alivie el sufrimiento de los venezolanos en la forma más rápida
posible, que recupere la convivencia e institucionalidad democrática dentro de
la Constitución existente, que deje de lado el discurso de exterminio
ideológico presente en los bandos en pugna, que permita reiniciar el camino de
la recuperación de la economía y del bienestar de todos los venezolanos y que
elimine las actividades y propuestas ajenas a la soberanía en la solución de
los problemas. Una negociación franca, transparente, sin agendas ocultas, sin engaños,
entre venezolanos no ideologizados y animados por el interés de la nación.
Luis Fuenmayor Toro
@LFuenmayorToro
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