Tuve la
ocasión de ver por televisión el discurso del Presidente Trump en Miami,
dedicado por entero a Venezuela, haciendo énfasis en la profundidad de la
crisis de nuestro país creada por estos 20 años ininterrumpidos de asfixia
comunista, militarista y corrompida, denominada socialismo del siglo XXI.
Explicó con
detalles los mecanismos usados por los dirigentes del régimen de Maduro y sus
aliados internacionales para someter a la población por hambre, y bajo
condiciones de miseria extrema, a través de la destrucción del aparato
productivo, así como de la infraestructura hospitalaria, y el secuestro de las
instituciones del estado para usarlas a su servicio y subyugar a la ciudadanía
inerme frente al atropello y la fuerza.
Dijo además,
estar contento por la determinación del pueblo venezolano, junto a la
dirigencia de la unidad democrática encabezada por el Presidente de la AN, y
Presidente interino de la República Juan Guaidó, para continuar la lucha por
reconquistar la democracia, y ratificó su reconocimiento de manera plena a este
esfuerzo mayoritario de la sociedad venezolana.
Advirtió que
ayudará en todo cuanto pueda para alcanzar la recuperación de la democracia en nuestro
país, y adicionalmente prometió colaborar en el mismo sentido para que países
como Cuba, y Nicaragua, también se libren del comunismo que los destruye; creo
que le faltó Bolivia, pero ya habrá tiempo. Dijo para finalizar que América
será un continente libre de comunismo.
Lo cierto es
que la lucha por la defensa de los principios democráticos en América Latina
viene avanzando de manera significativa con los triunfos de Duque en Colombia;
Piñera en Chile; Bolsonaro en Brasil; Macri en Argentina, entre otros, todos
antiguos reductos del populismo, y comunismo disfrazados. Desde luego, nuestro
país tiene una importancia descomunal desde el punto de vista geopolítico, por
lo cual, se hace impostergable derrotar al comunismo y sus aliados del
narcotráfico, guerrillas de las FARC y ELN, el fundamentalismo musulmán, todos
entronizados en nuestro territorio, por la necesidad de preservar la democracia
y la paz de la región.
Está
llegando la hora para la democracia venezolana, y como paso previo dentro de la
estrategia se diseñó la recolección y distribución de ayuda humanitaria para
socorrer a los venezolanos más vulnerables, y está previsto que entre a
Venezuela el día 23 de febrero, a pesar de la actitud miserable de Maduro y sus
secuaces del régimen queriendo impedirla.
Tienen la
palabra los militares, toda vez, que son ellos quienes cumplen el papel de
resguardo y custodia de las fronteras. No obstante, el ministro de la defensa
ya adelantó opinión, y advirtió que la ayuda humanitaria ̈tendrá que pasar por encima de los cadáveres
del alto mando militar ̈ en abierta parcialidad con el usurpador Maduro.
Veremos.
Es bueno
recordar a los militares y a sus jefes del régimen que impedir la entrada de
ayuda humanitaria comporta un delito de lesa humanidad, esta vez, en grado de
exterminio, que no prescribe. De manera que tienen que pensar qué es lo que van
a hacer.
Y para los
necios que andan diciendo que lo que viene es una invasión de los gringos,
debemos decirles que dejen los nervios y la tontería, pues la única invasión
que está por llegar es la de medicinas y alimentos que tanto necesita la
población.
Continúa
avanzando la estrategia diseñada por la unidad democrática, y el Presidente
Guaidó para garantizar el cese de la usurpación; gobierno de transición, y
elecciones libres. Todos debemos colaborar en ese sentido.
Con la
consecución de estos objetivos, también haremos de América un hemisferio libre
de comunismo, Dios mediante.
Román Ibarra
@romanibarra
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