Hechos, sucesos, eventos… la política es acumulativa.
Ciertamente, existen detonantes que propician aceleración en los desenlaces,
pero para que ello ocurra previamente deben existir condiciones que conlleven a
dicha volatilidad. En Venezuela ha habido de todo, sin exageraciones, hasta el
punto de llegar al extremo de contar hoy con dos presidentes, algo inédito.
¿Qué pasó el 23F? sí Maduro aceptaba la ayuda
humanitaria se anotaría una derrota, pero era su derrota menos traumática, con
el acérrimo control mediático que posee habría podido inventar a su reducido
staff de seguidores pretextos para ello. Sí la negaba, como en efecto ocurrió,
se recrudecería su percepción villanesca alrededor del mundo, sobre todo, en
las condiciones como ocurrieron los hechos, con violencia atroz, donde el
protagonismo de colectivos armados (civiles apertrechados con armamentos y
demás) acompañados por la Ministra Iris Valera dio qué hablar en todo el
planeta, más aún, la represión (con muertes incluidas) contra los aborígenes en
el sur del país incrementa la lista de delitos de lesa humanidad contra el régime
Sacan punta a la afirmación de Guaidó que “Si o si” la
ayuda iba concretarse, probablemente, la expectativa de la mayoría de los
venezolanos era ver esas medicinas y alimentos en las alacenas de sus hogares,
al ser evitada, es allí dónde surge la interrogante ¿Ganó Maduro, perdió
Guaidó? Nadie ganó, Maduro afrontará las consecuencias de su decisión, por el
lado de Guaidó la impaciencia del pueblo puede comenzar afectar su
extraordinario momentum.
Todo está sobre dicho, sobre escrito, analizar la
condición de Maduro y su régimen es llover sobre mojado. Hay una realidad que
poco o nada controlan los actores venezolanos y es el comportamiento
internacional, por demás, elefantiásico, indolente, muy temeroso a las formas.
Sin embargo, el gran hegemón mundial, Estados Unidos, ha orquestado las
acciones contra el chavismo, sanciones que con el pasar de los días se
incrementan.
De la misma forma, la historia corrobora que poco o
nada parecen importar las decisiones de la OEA, de la ONU y demás
organizaciones mundiales, todas progobiernos, ninguna propueblos, al final de
cuenta siempre se termina haciendo lo que Estados Unidos determine. Su
actuación ante el último Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas parecía
más bien un diagnostico actualizado para justificar las venideras acciones, sin
importarles lo que los demás miembros opinen. Sí analizamos el nivel de
involucramiento de Trump y demás integrantes de su alto gobierno podemos darnos
cuenta que, al parecer y a la luz de los hechos, ya tienen una decisión irreversible
con respecto Venezuela.
Venezuela continúa en su senda de inestabilidad e
incertidumbre, a la par del empeoramiento de la calidad de vida de los
habitantes de esta nación caída en desgracia, lo único certero es que el
chavismo desde hace rato escogió la vía de la confrontación, vía que sus
detractores no han querido afrontar por exceso (hasta sospechoso) de buena fe,
de espíritu democrático o porque sencillamente no cuenta con las herramientas
necesarias para “ir a la batalla”.
Hasta ahora nadie ha ganado, Venezuela en su conjunto
pierde a diario, pierde vidas, recursos, talentos, oportunidades… lo que vaya
ocurrir ocurrirá con el mundo como testigo, con el acompañamiento forzoso de la
diplomacia internacional, el pueblo venezolano no puede solo contra las
secuestradas, indolentes y desquiciadas armas de quienes se niegan comprender
que su tiempo en la historia de este país ya pasó.
Leandro Rodríguez Linárez
@leandrotango
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