La xenofobia como cualquier peste suele extenderse rápidamente entre cualquier tipo de población y ella en la casi totalidad de las veces es producto mental del traso cultural y educativo de los que la practican que creen ver en los nacionales de otros países que vienen a quitarles el trabajo, los migrantes que por múltiples razones salen de su patria, solo lo que hacen es ofrecer sus conocimientos y profesionalidad comprobada al sitio donde llegan, no es su culpa que en la mayoría de las veces estén por encima de los conocimientos de los lugareños, sin embargo podríamos hablar de dos tipos de xenofobia, la espontanea de los nativos y la inducida por las autoridades, ambas son malignas y llevan a actos de crueldad hacia personas que son víctimas de la situación que se vive en sus países de origen, que los obliga dejar todo en busca de un futuro mejor y que esto les permita ayudar a la familia que dejó atrás.
La xenofobia se sabe cuando comienza, lo que se ignora es cuando termina y el enorme daño que puede ocasionar, Xenofobia fue la inducida por Hitler y sus secuaces contra los judíos al declararlos apátridas y culparlos de todo el mal que sufría Alemania producto de la primera guerra mundial y se sabe los resultados, el gran genocidio, seis millones de judíos asesinados, también están los ejemplos más recientes de las guerras tribales en África y de la guerra en los Balcanes, con saldos ambos de cientos de miles de asesinados, donde este flagelo comienza a brotar, corresponde a los gobiernos, trabajar y promover fórmulas de entendimiento, pero esto no solo debe ser llevado con rapidez por los gobiernos sino por las Iglesias de cualquier credo religioso, los partidos políticos verdaderamente democráticos.
En realidad la xenofobia es un crimen contra natura, es un atentado contra la humanidad, contra personas que vienen de sufrir profundamente en sus países de origen, victimas de dictaduras totalitarias, en el caso de Venezuela, de una dictadura totalitaria narco – terrorista.
Venezuela fue siempre un gran ejemplo de aceptar con cariño y familiaridad a todos aquellas personas que allende los mares llegaban a nuestra patria, tuvimos migrantes alemanes los que fundaron la Colonia Tovar, los que llegaron huyendo del nazismo, los españoles, italianos y portugueses que tras la destrucción de Europa por la segunda guerra mundial, vieron en Venezuela un oasis y la convirtieron en su segunda patria, también tenemos el caso de los franceses (los corsos) que llegaron al oriente del país donde se establecieron para siempre, turcos, y libaneses que se convirtieron en grandes comerciantes del detal y del crédito semanal, chinos con sus lavanderías, las primeras que se conocieron en el país, a todos estos les agregamos los miles de latinoamericanos que también huyendo del hambre y las dictaduras sangrientas de sus países aquí vinieron a rehacer sus vidas, a todos por igual siempre el venezolano los recibió con los brazos abiertos y una eterna camaradería, compartiendo con ellos lo poco que tenían.
Históricamente no se conoce que en Venezuela hayan existido actos de xenofobia contra ningún migrante, era proverbial el decir “Venezuela país de puertas y brazos abiertos a todos los extranjeros, sin ninguna clase de discriminación. Venezuela siempre ha sido un perfecto crisol de nacionalidades,
donde ha existido esa total integración sin ninguna clase discriminación y menos xenofobia, a los extranjeros siempre se les tratado con respeto y consideración, de igual manera hay que tener presente que la xenofobia representa todo un conjunto de desviaciones y fanatismo que se pueden denominar como perversos, por eso es condenable al actitud de la congresista del fujimorismo Esther Saavedra, que haya utilizado su posición para lanzar sus arengas de odio contra todos los venezolanos radicados en el Perú.
Lamentablemente hoy el venezolano agobiado por el desastre económico a que ha sido sometido el país por este régimen narco terrorista y de traidores a la patria, ante la destrucción casi total de las industrias, el gigantesco desempleo, la total inseguridad, el hambre, la falta de alimentos y medicinas así como de asistencia médica en el sector salud pública, el caos de los servicios públicos, agua, luz, gas, transporte y comunicaciones , una inflación la mayor del mundo y los miserables sueldos que se volatizan ante el alza diario de los precios, solo ha visto como vía de escape ante este enorme tragedia, salir de su país, SEIS MILLONES DE VENEZOLANOS COMPONEN LA GRAN DIASPORA,
Venezuela se ha convertido en un país de abuelos y padres huérfanos, casi se puede decir que no hay hogar donde algún miembro de la misma no se haya ido al exterior, los aeropuertos y los terminales de pasajeros se han convertido de lugares de lágrimas derramadas. Con un salario de apenas dos dólares mensual, cada día aumenta el hambre en la población, la falta de alimentación afecta cruelmente a los ancianos y niños y entre estos últimos se está creando toda una legión de niños que a la larga arrastraran taras cerebrales y de crecimiento por desnutrición.
No se trata que si Trinidad, Aruba, Curazao, Panamá, Argentina, Ecuador, Perú, Uruguay, Paraguay y Chile cada día están poniendo más trabas al ingreso de venezolanos, es su derecho como naciones, se trata de los brotes de xenofobia que están surgiendo en esos países y donde hay partidos políticos que se dicen democráticos y actúan como totalitarios que los aúpan como el caso del Perú con los Fujimoristas que desde el propio Congreso han lanzado diatribas solicitando que todos los venezolanos sean expulsados del territorio, o que sea el propio gobierno de Panamá lanzando un eslogan contra los venezolanos que dice “Panamá, para los panameños, no queremos arepas ni tequeños”, hay que insistir que desde el punto de vista humanitario son los propios gobiernos que tanto declaran en defensa de los derechos humanos, los que deben por obligación buscar formas de exterminar esos brotes de xenofobia.
Esos seis millones de venezolanos en la diáspora en su gran mayoría son técnicos y profesionales universitarios, miles con doctorados y todos con amplia experiencia en sus profesiones, que desesperados salen en busca de un futuro que esta rica patria en manos de una banda de narco terroristas, traidores a la patria y corruptos de toda ralea la tienen azotada y les niegan el derecho que
tienen a una vida mejor.
No es contra ellos que han de descargar la ira los nacionales de esos países, es contra sus gobernantes que durante muchos años mantuvieron un silencio cómplice con el régimen dictatorial de Venezuela y hasta se beneficiaban haciendo negocios de toda clase con este y que aún, es más lo que declaran que lo que hacen. Mientras tanto que hacen los Embajadores y Cónsules nombrados por el Presidente interino en estas naciones, hasta se ignora los nombres de la mayoría de ellos, parece que desconocen por completo cuáles son sus obligaciones para con sus nacionales, no hemos visto ninguna posición firme al respecto del Canciller Julio Borges.
Estamos claro que solos no podemos salir de este régimen y que tampoco lo lograremos con elecciones amañadas como pretenden los politiqueros de oficio que rodean al Presidente Juan Guaidó y que él sabe que es así, todos tratan de ignorar que cada día que pasa aumenta el número de muertos por hambre, asistencia médica y medicinas, entierran la cabeza y dejan el culo al aire como los
avestruces,
Humberto Marcano Rodríguez
hjmrodriguez@gmail.com
@Hmarcanor
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