miércoles, 25 de marzo de 2020

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, EL CORONAVIRUS VERSUS LA POLÍTICA VENEZOLANA

Les anticipo que no trataré el tema del coronavirus desde el punto de vista netamente patológico —bastante tinta se ha usado en estas tres largas semanas—; lo haré más bien desde el ángulo de donde aparentemente fue su génesis, es decir: político, económico y comunicacional. Como Venezuela es nuestra particular preocupación, por allí caminaremos este trecho de hoy. 

A pesar de que la pandemia ha sido benevolente con nosotros, —pocos los infectados, ningún fallecido, no sé de alguno– el régimen de Nicolás Maduro ha montado una gigantesca campaña comunicacional para distorsionar los hechos con la finalidad de sacarle fruto político. Esta es una práctica muy común en los gobiernos de corte comunista para obtener beneficios de la crisis. Sin embargo, los tiempos mutan y las sociedades lo hacen junto con ellos. 

Esta pandemia llegó a nosotros justo en el momento en que los efectos de las medidas tomadas en contra del régimen por los gobiernos y organizaciones internacionales se patentizaban; sumándosele a la aceleración de los desquicios económicos de orden endógenos. Era evidente para los mandatarios que pocas gotas de gasolina quedaban en los depósitos. El país petrolero, de los más grandes del mundo, finalmente se quedó vacío. Cundió el pánico y la economía nacional terminó de paralizarse. ¡Culpa del coronavirus!, gritaban las voces irrazonables e insensatas desde Miraflores, frotándose las manos con fruición al mismo tiempo.    

Precisando, el hecho de que el régimen haya cursado una solicitud de préstamo al Fondo Monetario Internacional pone en evidencia su iliquidez para hacerle frente a la crisis. Rebajar su solicitud inicial, un poco más tarde, de cinco mil millones de dólares a mil quinientos millones es un adicional que corrobora su sequía financiera. Ya el FMI le comunicó algunos de los requisitos imprescindibles para un posible crédito; la mayoría de ellos tendrían que pasar por el visto bueno de la Asamblea Nacional, léase, por la oposición democrática. Esta oposición democrática debe entender que el Covid-19 para Venezuela tiene una perspectiva particularmente aterradora; que en el caso nuestro, es labor imposible desligarla del hecho político. Es muy complicado, por ejemplo, llegar a un acuerdo con quienes han sido miserables con los injustamente presos político, más expuestos a adquirir ese mal que cualquiera de nosotros. Situación que ha conllevado que tanto Juan Guaidó como sus dirigentes tengan que moverse con sigiloso y complicado equilibrio; pero teniendo presente que para los venezolanos el coronavirus es al alimón, una pandemia y un elemento político. Debemos deslindar una cosa de otra; es un chantaje la utilización afiebrada del coronavirus para sacar provechos. ¿Cuántas veces y cuándo ha llamado Nicolás Maduro al presidente encargado de la República de Venezuela, presidente de la Asamblea Nacional, y líder sin discusión de las fuerzas de oposición, para reunirse con él con la finalidad, frente a la emergencia, buscarles una salida a la crisis? Nunca, jamás. Por el contrario, sigue la persecución en contra de diputados y periodistas que informen sobre los daños de la pandemia. 

Termino con una corta referencia para mitigar la angustia de nuestros compatriotas por las medidas de corte económicas anunciadas por Nicolás Maduro el domingo pasado. Los venezolanos conscientemente, como lo han hecho en otras ocasiones, harán caso omiso de las medidas comunistas con la intención velada de Maduro y sus cómplices de acabar con la empresa privada. De manera, que agudizando la inteligencia y conviniendo entre las partes, de mutuo acuerdo, llegarán a acuerdos sin interferencias nocivas e interesadas.

Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez

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