viernes, 5 de junio de 2020

NYDIA RUIZ, LAS REVOLUCIONES DEL CARIBE Y LA CRISIS COLONIAL EN VENEZUELA

Cristina Soriano, antropóloga venezolana egresada de la UCV, doctorada en Historia de América Latina en la Universidad de Nueva York y profesora de la Villanova University de Filadelfia, publicó en 2018 el libro Tides of Revolution. Information, Insurgencies, and the Crisis of Colonial Rule in Venezuela. Albuquerque: University of New Mexico Press (Mareas Revolucionarias: Información, Insurgencias y la Crisis del Mando Colonial en Venezuela) que en 2019 obtuvo el premio Bolton-Johnson de The Conference on Latin America.

Este libro muestra cómo impactaron en Venezuela, entre los años 1789 y 1808, las rebeliones del Caribe y la versión de la Revolución Francesa que adoptaron los rebeldes en Santo Domingo, Guadalupe o Martinica. Le interesó sobre todo el proceso de comunicación, intercambio y difusión de textos políticos por los distintos medios disponibles, en medio de un clima represivo al mismo tiempo generalizado e inútil. En esas condiciones, periódicos, folletos, papeles y rumores llegaron del Caribe a Coro, Caracas o Maracaibo por intermedio de blancos propietarios en fuga, presos, esclavos, barberos, soldados y comerciantes.

Para dar cuenta de ello, Cristina Soriano estudia en los primeros capítulos la lectura y escritura en distintos sectores sociales de Caracas y muestra cómo, tanto la élite como los pardos tuvieron acceso a la letra escrita o impresa de contenido subversivo, aunque a la manera característica de cada sector de la sociedad. Si bien la primera imprenta llegó a Venezuela en 1808, antes hubo bibliotecas particulares donde los libros prohibidos, propiedad de los grupos de élite, a veces se leyeron en voz alta y en ocasiones fueron reproducidos a mano para su difusión.

También los grupos con ‘sangre’ africana, especialmente los pardos, tuvieron acceso a la alfabetización y a los materiales escritos gracias a la educación informal que recibían en las barberías y pulperías, o por medio de tutores en caso de que contaran con bienes de fortuna.

Soriano describe cómo circularon los textos revolucionarias por medios efímeros de difícil control y cómo a partir de ellos se constituyó tempranamente una esfera pública en Venezuela entre los grupos populares, antes de las Juntas Conservadoras de los Derechos de Fernando VII de España e Iberoamérica, donde se ha visto su surgimiento hasta ahora.

Los pardos, esclavos y negros libres que se presentan en las taxonomías de los sectores sociales de la Colonia cobran vida y agencia en los tres casos que el libro trata, la rebelión de Coro en 1795, conocida por la participación de José Leonardo Chirinos; la rebelión de La Guaira en 1797, conocida por la participación de Juan Manuel Gual y José María España, y el intento de rebelión fraguado en la provincia de Maracaibo en 1799 asociada al nombre de Francisco Javier Pirela.

Echando mano de las prácticas de alfabetización y lectura expuestas en la primera parte, Cristina Soriano se introduce en las lecturas, cantos, cartillas, oralidad, rumores, e intervenciones políticas de los grupos subordinados bien en favor de un proyecto político como fue el caso de La Guaira, de una sociedad donde su humanidad pudiera ser reconocida, como en Coro, o que quedaron suspendidos como ocurrió en Maracaibo. Lo relevante es que su participación o indecisión fue lo que definió esos eventos.

Estamos entonces en presencia de una historia cultural que incorpora la diversidad del Caribe, sus nacionalidades, grupos sociales y procesos políticos a los acontecimientos de la tierra firme desbordando la historia nacional hacia regiones insospechadas o incluso negadas.

Conclusiones como las que el libro ofrece son el fruto del trabajo de trece años en archivos de Venezuela, España y los Estados Unidos y, si bien es verdad que en éstos se encuentra sobre todo información oficial, Cristina Soriano los utiliza siguiendo el criterio de Ann Laura Stoler como “sitios condensados de ansiedad epistemológica y política más que fuentes sesgadas y prejuiciadas.”

No es un mérito menor del libro exponer con especial claridad acontecimientos y procesos tan complejos. Se lee sin dificultad pero en la lectura se reconoce que, gracias a una digestión previa de los materiales, la exposición es comprensible porque es el resultado de un intenso y prolongado trabajo en las fuentes y de reflexión con otros investigadores.

Es notable también la libertad de criterio con que se utilizan distintas perspectivas y teorías, las revoluciones atlánticas, la historia del libro y la lectura, la historia cultural venezolana o los estudios subalternos por mencionar algunos; sin embargo, el manejo experto le permite a Cristina Soriano trabajar las fuentes teóricas con una mesura que pone de relieve la originalidad de su argumentación.

Los venezolanos emigrados de altos niveles de formación están produciendo resultados de investigación, tecnológicos o profesionales que seguramente van a tener repercusión cuando se echen las bases para un país nuevo y distinto.

Vale la pena prestarles atención desde ahora y, en el caso de las ciencias sociales y las humanidades, incorporar sus producciones a las universidades y academias, como parte del acervo de conocimiento acumulado durante los últimos años. Ojalá sea este el destino del libro de Cristina Soriano.

Nydia Ruiz
diariotalcualweb@gmail.com. 
@nydiaruiz

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