“Nunca sopla viento favorable para el navegante que no sabe hacia dónde va”.
Séneca
La vanidad se define como la creencia excesiva en las habilidades propias o la atracción causada hacia los demás. El que no sufra de vanidad que levante la mano. Quien al ver su rostro reflejado en el espejo no ha sentido el Narciso que lleva por dentro. Me confieso vanidoso, ma non troppo, piuttosto orgoglioso forse. Entendiendo el orgullo como el sentimiento de satisfacción que se experimenta por los logros, capacidades o méritos propios o por algo en lo que una persona se siente concernida. ¿Por qué es tan peligroso el orgullo? Porque nunca está saciado, y siempre genera conflicto. El orgullo es esencialmente competitivo. El orgullo no debe confundirse con la “soberbia”, que nos hace sentirnos únicos y maravillosos, superiores y los mejores del mundo. Mal de muchos a todo ámbito en nuestra Venezuela de hoy.
Por lo tanto, el tema de hoy es la soberbia y la confianza. Por cierto. En política, altamente peligrosa. No tenemos que ir muy lejos para encontrar "Hubris” en muchos de los ampliamente reconocidos del mundo de la política y además, de los negocios.
Hubris es un peligroso cóctel de exceso de confianza, exceso de ambición, arrogancia y soberbia alimentado por el poder y el éxito. Cuando se encuentra junto con el desprecio por los consejos y las críticas de los demás, la arrogancia hace que los líderes se extralimiten significativamente, tomando decisiones arriesgadas e imprudentes con consecuencias dañinas, a veces catastróficas para ellos mismos, sus organizaciones, instituciones e incluso para la sociedad. Dado el daño económico, social y geopolítico que puede producirse, debemos aprender a reconocer los signos de cómo los líderes arrogantes, llenos de soberbia hablan y actúan; y cómo mitigar las consecuencias.
Primero abordaré el tema de la confianza en el desgobierno. ¿Qué queremos decir con confianza? ¿Y a qué nos referimos cuando decimos que ha disminuido la confianza? Es bastante fácil identificar a aquellos que sienten que ha habido una disminución. Estamos hablando del 'público en general', las personas que viven y trabajan y votan y responden encuestas. ¿Pero en qué están perdiendo la confianza? ¿Y cómo lo sabemos?
Como lo sabemos. Estando en la calle. Escuchando a la gente. De verdad, a mi paso he encontrado a pocos que le inspire algo de confianza el actual régimen que nos desgobierna. Me paseo por todos los sectores. En mi apreciación no hay sesgo territorial.
Lo grave es que del otro lado de la acera, los opositores, tampoco quedamos bien parados en la valoración. Terrible por partida doble.
En la apreciación a ojos vista de mi cotidiano. El conjunto de encuestas que le llegan a uno a la mano. Confirman tal visión. 82% de los consultados rechazan al desgobierno. 56% valoran en negativo a la oposición. Se salvan en este deslave institucional, la iglesia y la empresa privada. Te queda un sabor amargo al ver que la institucionalidad ha perdido toda legitimidad.
A donde apunto. Se trata de dar cuenta de la implementación de una política pública desde una perspectiva institucionalista, pues mientras la gobernabilidad se refiere a la capacidad de respuesta técnica y política que tiene el Estado a las demandas de la sociedad, la gobernanza tiene que ver con la calidad de la respuesta que ofrece el Estado, el entramado institucional que soporta la respuesta, el momento en que aparece y todos los requerimientos que la respuesta amerita. Que casi ninguno de los factores que componen nuestra sociedad cumple cabalmente en la percepción y acción que se tiene de ellos.
Arrogancia, soberbia y ambición son hoy más que nunca un verdadero peligro endémico, más que el propio VirusChino. A la postre será causa responsable de la muerte institucional de la República. Yo creo, sinceramente, que ya lo es.
El título de campeón de la arrogancia, soberbia y ambición en política es difícil atribuirlo a un único personaje. A mi juicio la competición está muy reñida en unos y otros.
Del desgobiero ya ni me ocupo. Tiene fecha de vencimiento. A pesar de las bravuconadas del “Padrino”. Tarde o temprano eso ocurrirá. Más temprano, si finalmente hacemos las cosas bien. Lo que si me preocupa y me ocupa son las fuerzas alternativas para hacerle frente.
Ahora si, agarrence que voy en bajada. Nuestros políticos de la oposición deberían hacer un acto de contrición y desterrar la soberbia y dedicarse a conseguir una política de humildad. Así, quizás podrían conseguir una reconciliación con los ciudadanos y encauzar al País hacia un futuro mejor para todos, prontamente.
Si la oposición de Venezuela realmente quiere acabar con el desgobierno de Maduro, debe unirse detrás de una propuesta única. Tal cual, fueron las Parlamentarias 2015. Unidad como único propósito.
Sabemos que líderes con algún peso están resguardándose para un futuro. Les cuento, que si no se alinean a una propuesta consensuada de unidad; ellos tampoco verán futuro. María Corina Machado presentó una propuesta denominada Operación de Paz y Estabilización de Venezuela, que se podría cumplir con el apoyo de una coalición internacional integrada por organizaciones y países aliados. Loable empeño al llamado a la comunidad internacional pero de difícil ejecución. Se basa en algo externo a la capacidad de acción, algo que no controlas.
Otros hablamos de plebiscitar las elecciones parlamentarias. Felipe Pérez Marti (ML) un gran entusiasta y portavoz de ello. Proyecto Republicano (PR) también muestra grandes simpatías. Una acción que podría ir en dos vertientes y siempre significaría desobediencia civil y/o resistencia activa. También tenemos a la mesita en su afán de ir a como de lugar. Además, otros partidos pequeños también ven una oportunidad de figuración. Los mas importantes referentes concertados en la AN en vigencia se juegan la abstención como su ficha de cambio y la extensión de su place parlamentario, presumiendo que continuaría el apoyo internacional del que hoy gozan. O sea el desconcierto en grado mayúsculo.
A este tenor, ¿Que hacer? Yo sigo invariablemente pensando en la salida del Plebiscito Ciudadano. Ojala hubiere consenso para hacerlo en UNIDAD y en la mesa del ilegitimo CNE. Todos como Fuenteovejuna. "la unión del pueblo contra la opresión y el atropello". Eso seria resistencia activa. Saber que tu voto tiene poder. Y usarlo para darle en la madre al desgobierno. Que sea la evidencia de la trampa, si la llegara a ver, la que destape la ira ciudadana dando paso a la rebelión. Claro como en todo. Ciertas condiciones aplican. Ir unidos en un solo propósito, en una sola acción y con barajitas idénticas con los candidatos postulados es de absoluto menester.
De no llegar a coronarse la primera opción planteada, nos vamos de fa sostenido mayor. Allí, La disonancia irrumpe al son de trompetas. Eso, que algunos compositores la utilizan de manera magistral y nos declaramos en desobediencia ciudadana. Poca gente en las mesas del CNE y una alborozada multitud en las adyacencias ejerciendo su voto en la caja ciudadana con su opinión de la consulta.
La estrategia es clara: Cese de la usurpación. Votar o no, es táctico.
Amigos que me leen, tengamos paciencia entusiasta y proactiva. Estamos en el noveno inning de esta parodia. “El juego no se acaba hasta que no termina” Permítanme el usó de la famosa frase del célebre jugador Yankee, Yogi Berra al ver perder a su equipo, dejado en el terreno y quebrarle el partido sin hit a su lanzador Bevens. Los Dodgers ganaron el partido 3 – 2 y se acabo la comiquita. Esta inmortal frase condensa dos de las características más hermosas del béisbol. La primera es la burla al cronómetro al no tener un tiempo preestablecido para jugar y la segunda es la magnífica capacidad que tienen los juegos para decidirse en el último lanzamiento. En política pasa algo muy similar. Solo hay que tomarse el asunto con la cabeza fresca y consensuar la mejor opción.
Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!
Raúl Amiel
raulamiel@gmail.com
@raulamiel
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