El pasado 19 de junio murió en París, Francisco Kerdel Vegas (1928-2020), un venezolano que no dudo en calificarlo de extraordinario.
Vi las informaciones en las redes sociales y en los periódicos nacionales y recordé que tuve una relación muy distante y a la vez muy gratificante con este caraqueño.
De hecho, nunca nos vimos personalmente. Quiero compartir con nuestros lectores esa relación tan particular que tuve con Kerdel Vegas.
Comencemos.
En noviembre de 1999, luego de muchos años de actividad como profesor universitario en Mérida (ULA), solicité mi primer y único año sabático y logré que me recibieran como investigador visitante en la Universidad de Maryland muy cerca de Washington DC.
Hacia poco había terminado mi Doctorado en Estudios del Desarrollo en el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de la UCV. La tesis había sido publicada: Tras el Fuego de Prometeo: becarios venezolanos en el exterior (1900-1996). Caracas, Nueva Sociedad, 1997, 283 pp.
Desde hacía algunos años Kerdel Vegas estaba interesado en el tema de los becarios venezolanos de la Fundación “Gran Mariscal de Ayacucho” quienes se estaban quedando fuera del país y hacían carrera profesional exitosa. Por su esfuerzo logró que la UNESCO apoyara un programa de vinculación de esos venezolanos que hacían vida fuera del país con otros que estaban en Venezuela. El programa se llamó Talento Venezolano en el Exterior(Talven).
Estando de año sabático en Washington le mandé el libro de los becarios a Francia y me olvidé del asunto. Un tiempo después, ya no recuerdo por qué medio, supe que el libro le había llegado a Kerdel Vegas.
En ese momento Kerdel Vegas ya había sido profesor titular de la UCV y había hecho importantes aportes en la organización de servicios médicos como elDepartamento de Dermatología en el Clínico Universitario (UCV) y en el Hospital Vargas.Había sido el primer Vicerrector Académico de la Universidad Simón Bolívar. Era una figura de mucho renombre en el campo de la Dermatología. Había sido embajador de Venezuela en Reino Unido y había logrado que se creara la Cátedra Simón Bolívar de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Cambridge. Además, en ese momento era el embajador de Venezuela en Francia. Que esta persona se interesara en mi libro y en el trabajo de investigación me resultó muy interesante. Pero no pasé de allí. Pero hay más.
En marzo del 2000 se publicó su libro: Diáspora del Talento. Programa TALVEN, Caracas, IESAL, 424 pp. Regresé a Mérida y a la ULA a inicios del 2001, luego del año sabático. Cuando llegó a mis manos el libro de Kerdel Vegas casi me caigo de la sorpresa. Sean Uds. mismos testigos de los argumentos que esgrimió sobre nuestro trabajo:
“Hacía falta un estudio enjundioso y en profundidad de los antecedentes de todo lo ocurrido en materia de becas en el exterior en Venezuela, tanto de los intentos de formar nuestro recurso humano utilizando el aparato educativo de otros países más avanzados, como de los resultados obtenidos con tales políticas, al menos en el pasado reciente”.
“Tal ha sido el trabajo emprendido por el Dr. Humberto Ruiz Calderón, en un libro notable donde hace un análisis ponderado y sagaz de los estudios emprendidos por los venezolanos fuera de nuestro país, en lo que va de siglo (1900 a 1996), y sus logros ulteriores -consecuencia de esa preparación especializada- al regresar a su medio.”[1]
Catorce años después se publica, esta vez a cargo de los editores: Rubén Dario Peralta, Cristina Lares Wollmer y el propio Francisco Kerdel Vergas (2014): Diáspora del Talento. Migración y Educación en Venezuela; análisis y propuestas. Valencia (Edo. Carabobo), Fundación Centro de Estudios de las Américas y el Caribe, 313 pp. Aquí se hizo un análisis del tema de la diáspora y la formación de especialistas en el exterior hasta fecha más reciente y en particular se revisa la experiencia de TALVEN. En el prólogo que escribe Kerdel Vegas vuelve a referirse a nuestra investigación sobre los becarios venezolanos en el exterior. Desafortunadamente nunca pude agradecer las referencias positivas que hizo sobre mi trabajo académico, recogidas en ambas publicaciones.
Hace unos días conversando con un amigo que también conoció a Kerdel Vegas expresó –entre otras cosas- que fue un hombre generoso que reconocía el trabajo de los demás. Todo lo cual me motivó a escribir este texto y a pedirle a otros que lo conocieron y trabajaron con él, que escribieran sus recuerdos.
En una época, como la que estamos viviendo, de polarización y de crítica destructiva –que no deja de tener mucho de verdad- creo que hay que recordar a los venezolanos de bien que han hecho tanto por este país. Son muchos. Es importante que las generaciones mas jóvenes se miren en su ejemplo para estimularlos a construir nación. Pese a todo lo que vivimos actualmente,
Venezuela ha sido un gran país y hay que insistir en reconstruirlo con los mejores modelos que tenemos, como el caso de Francisco Kerdel Vegas.
Humberto Ruiz Calderon
ruizch2@gmail.com
@Ruizhumberto
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