La oposición de la Mesa de Diálogo Nacional tiene como políticas rescatar de la vía electoral para la reinstitucionalización del país, salir de la larga crisis en que está sumergida la nación venezolana, iniciar la necesaria recuperación socioeconómica y política y garantizar la alternabilidad gubernamental constitucional. En el desarrollo de estas tareas debe enfrentar a un gobierno para quien el apego a la Constitución, las leyes y los acuerdos, no constituye la base de su proceder, pues tiene como motivación casi única el mantenimiento del poder a toda costa, sin importar las consecuencias que su conducta le está generando a la nación venezolana.
Un gobierno que está contra la pared como resultado de su incapacidad, codicia, soberbia e indolencia, con serios problemas de reconocimiento por la comunidad internacional y sometido a sanciones económicas por la más poderosa potencia mundial, pareciera no comprender la crítica situación en que se encuentra y en que viven los venezolanos. En lugar de buscar la legitimidad interna y externa que no tiene y la unidad nacional, que le ayuden a superar la crisis actual, de manera de impulsar la normalización política, recurre a acciones que lo siguen descalificando nacional y mundialmente.
Rescatar la vía electoral, como medio fundamental de la nación en la resolución de sus conflictos políticos, debería ser una tarea de primer orden para la nación
entera. De lo contrario otras posibilidades, menos civilizadas si se quiere, se abren paso y terminan por imponerse. El principal interesado en este rescate debería ser el gobierno nacional, lo que parece lamentablemente no ser el caso en la Venezuela actual. Se convoca un proceso electoral que, por las razones que sea, está siendo muy cuestionado interna y externamente. Lo lógico sería que quienes gobiernan hicieran todo lo posible por eliminar o ir reduciendo palatinamente estos cuestionamientos.
Algunas medidas han sido tomadas. Existe una Mesa de Diálogo entre el gobierno y los partidos opositores, que han señalado su vocación soberana, pacífica y democrática. Ha sido designado un nuevo Consejo Nacional Electoral con mayor participación de la oposición. Ambas medidas van en el sentido correcto, pero no son suficientes y el gobierno no lo quiere entender. Las decisiones que se tomen desde ambas instancias deben demostrar que realmente se quiere la vía electoral y la paz. Deben darse entonces todas las condiciones para una participación equitativa de los grupos políticos, garantizando la transparencia y respetando los resultados.
Hay que convencer al país de que ha habido un cambio de actitud. Y hablo del país. No de la oposición que tiene como política la vía no electoral, la cual ha declarado que en ningún caso participaría a menos que ellos tuvieran total control del proceso. Es a la gente a la que hay que convencer, y olvidarse de tratar de incorporar a quienes no son susceptibles de ser incorporados simplemente porque no quieren serlo. Decisión que tomaron en forma definitiva al romper las negociaciones de Santo Domingo. Son los venezolanos quienes tienen que ser convencidos de la necesidad de votar, de que se expresarán libremente y que su decisión será respetada.
Ello implica que el ventajismo gubernamental debe terminar y así lo debería comprender el alto gobierno y demostrarlo con acciones concretas. Venezuela necesita de estas elecciones para iniciar su normalización política. El gobierno y su partido las necesitan para despejar su futuro político y las requiere también la oposición para garantizar la alternabilidad política.
Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
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