EEUU Y China, establecieron lazos diplomáticos plenos en el año 1979 lo cual no ha impedido un resquebrajamiento continuo de sus relaciones, al punto que en la actualidad los chinos califican a USA como una potencia decadente que intenta impedir su ascenso en el escenario global; mientras que los estados unidos sostiene que los asiáticos compiten de manera injusta en el ámbito mundial del comercio. En tal contexto de confrontación, un 66% de los estadounidenses opina desfavorablemente de China, mientras que un 62% de los chinos sostiene que USA quiere relanzar una Guerra Fría siendo que en realidad ninguna de estas superpotencias tienen intenciones de llegar a una confrontación plena habida cuenta de contar con las industrias militares mas potentes del mundo.
De igual modo, ambas naciones libran una Guerra Comercial centrada en una “batalla de aranceles” que inició USA en marzo de 2018 imponiendo aranceles a las importaciones de acero y aluminio, que evolucionó sobre un volumen de comercio superior a los US$ 500.000 millones sobre unas muy bien establecidas cadenas de suministros globales. Tal escenario, derivó en un Pacto EEUU-China firmado el 15 de enero 2020 poniendo fin a una tensión de unos 18 meses, que en el caso especifico de USA la fundamentó en el marco del programa proteccionista “América First” (América Primero) orientado a disminuir el déficit comercial; mientras que los chinos se apoyaron en su “legitimo derecho” de alcanzar la cúspide del Orden Mundial.
A la luz de la naciente “paz arancelaria”, China se comprometió a comprar unos US$ 76.700 millones en productos estadounidenses durante el primer año del Pacto y unos US$ 123.300 millones durante el segundo año que incluía US$ 77.700 millones en productos manufacturados, US$ 52.400 millones en energía y otros US$ 37.900 millones en servicios; aunado a US$ 200.000 millones en granos, cerdos, aviones, equipamiento industrial, etc. Por su parte, EEUU se comprometía a suspender una ronda de aranceles sobre bienes chinos por un valor de US$ 160.000 millones y reducir aranceles de importaciones por un valor de US$ 120.000 millones que habían entrado en vigor el 01 de septiembre de 2019.
Al final de la Guerra Fría, durante la denominada Cumbre de Malta un diciembre 03 de 1989 donde George Bush y Mijail Gorbachov acordaron levantarla luego de casi 50 años de permanencia, el gasto militar chino era algo más del 1% mundial, a diferencia del año 2020 cuando EEUU alcanzó un 38%, China un 14%, India un 3,7%, Rusia un 3,4% y Arabia Saudí un 3,2%; o lo que es lo mismo EEUU supera a los cuatro países siguientes juntos. Recientemente, China exhibió su triada nuclear (arsenal atómico) tierra, mar y aire: El DF-4L capaz de alcanzar cualquier país desde su territorio y lanzar hasta 12 cabezas nucleares; el H-6N un bombardero con un rango de combate de más de 500 kilómetros; y el JL-2 un misil balístico intercontinental de lanzamiento submarino.
Tal condición de potencia nuclear la alcanzó China, aprovechando paradójicamente, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) suscrito por EEUU y la Unión Soviética (luego heredado por la Federación Rusa) un 8 de diciembre de 1987 en Washington, y entrando en vigor el 1 de junio de 1988 donde se acordó la destrucción y prohibición de todos los misiles terrestres (GLCM) balísticos con capacidad para portar cabezas nucleares y convencionales con alcances comprendidos entre 500 y 5.500 kilómetros.
El INF entró en contradicciones, en razón a la modificación del escenario geopolítico y a la aparición de terceros actores no sujetos al Tratado tal como China (principalmente), India, Irán, Corea del Norte, Paquistán y Arabia Saudí. A tenor de ello, en octubre 2018 EEUU anunció su intención de rescindir el Tratado alegando su incumplimiento por parte de Rusia y la preocupación por el arsenal de misiles de alcance intermedio acumulado por China; y en diciembre 2018 manifestó que suspendería su compromiso si en un plazo de 60 días Rusia no volvía a su cumplimiento, hasta que en febrero 2019 el gobierno estadounidense comunicó que en seis meses se retiraría del INF; al tiempo que la Federación Rusa también manifestó su intención de abandonarlo. Finalmente, el 2 de agosto de 2019 se produjo la retirada oficial de EEUU en un contexto de recriminaciones mutuas EEUU-Rusia.
El INF entró en contradicciones, en razón a la modificación del escenario geopolítico y a la aparición de terceros actores no sujetos al Tratado tal como China (principalmente), India, Irán, Corea del Norte, Paquistán y Arabia Saudí. A tenor de ello, en octubre 2018 EEUU anunció su intención de rescindir el Tratado alegando su incumplimiento por parte de Rusia y la preocupación por el arsenal de misiles de alcance intermedio acumulado por China; y en diciembre 2018 manifestó que suspendería su compromiso si en un plazo de 60 días Rusia no volvía a su cumplimiento, hasta que en febrero 2019 el gobierno estadounidense comunicó que en seis meses se retiraría del INF; al tiempo que la Federación Rusa también manifestó su intención de abandonarlo. Finalmente, el 2 de agosto de 2019 se produjo la retirada oficial de EEUU en un contexto de recriminaciones mutuas EEUU-Rusia.
Es innegable, que el INF contribuyó con el final de la Guerra Fría pero es igualmente cierto que China aprovechó su tiempo de duración para emerger como una realidad atómica; e igualmente Rusia pudiere estar desarrollando y desplegando misiles de alcance intermedio en el escenario europeo, que de llegar a ser un hecho los países mas perjudicados , amenazados y vulnerables serán los de Europa Occidental: Alemania, Andorra, Austria, Bélgica, Ciudad del Vaticano, Dinamarca, España y Finlandia; al punto que pudiere rebotar en una carrera de armamentos equivalente a una nueva Guerra Fría: EEUU-China-Rusia.
En fin, el principal y casi único logro del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) fue la eliminación de una clase de armamento nuclear, lo cual indujo una contracción en cuanto a un conflicto bélico de características especiales en Europa Occidental; de igual modo el INF sirvió de referencia fundamental para perfilar otros tratados de desarme y control de armamentos que en mucho han contribuido a la existencia de una paz nuclear; lo cual en ningún caso se traduce en la desaparición de las ambiciones nacionales (EEUU y China) por un liderazgo geopolítico mundial sino en un respeto al poderío armamentista, siendo de manifiesta obviedad que una guerra es mas probable si existe un desequilibrio de poder: fuertes y débiles.
Ante ello, las superpotencias han asumido otra modalidad de conquista geopolítica: una guerra económica-tecnológica.
Jesús Alexis González
jagp611@gmail.com
@jesusalexis_gon
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