jueves, 24 de diciembre de 2020

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ ¿MÁS ELECCIONES?

Más allá de la abstención institucionalizada popularmente desde 2017, como hecho transversal en todas las convocatorias electorales del chavismo, el régimen sacará máximo provecho a la falsa oposición porque es una garantía de su triunfo, pues Falcón, Timoteo, Bertucci, Mujica, Fermín y compañía no poseen ningún nivel de arrastre ni arraigo popular, al contrario, son tan rechazados como el chavismo, quedó demostrado el 6D. Por eso, la antidemocrática reingeniería electoral de 2010 nuevamente funciona al régimen, amén de sus otras estrategias post 6D 2015.

¿Por qué falsa oposición? No olvidemos, lo más importante que debe poseer una nación democrática es su institucionalidad, es decir, el apego irrestricto de las instituciones del Estado a la ley y ello en Venezuela no ocurre desde época de Chávez.

Asimismo, el voto es la herramienta ciudadana/democrática por excelencia, cuando pierde algunos de sus atributos (premiar, castigar, generar cambios) entonces señalamos el voto es nulo, votar o no votar es igual, siempre termina imponiéndose el régimen gane o pierda, así la democracia muere, lamentablemente, es lo que acontece en Venezuela, la desinstitucionalización aniquiló el voto, la democracia.

Ahora bien, en 2015 los venezolanos arrebataron la Asamblea Nacional al chavismo, su rechazo era/es indomable, por tal motivo lo electoral dejó de existir, al menos democráticamente. Es decir, a partir de esa fecha las instituciones rojas se vacunaron contra la voluntad popular de una manera mucho más infalible que simplemente anular los espacios que vaya perdiendo. Se evadió absurdamente, jurídicamente hablando, el revocatorio 2016 y desde 2017 realiza procesos electorales donde impone partidos, candidatos, electores y, según la misma Smartmatic, impone los resultados que le plazca.

Una oposición real sería incapaz, repetimos, incapaz de prestarse para procesos electorales en condiciones tan absurdas como las que presenta hoy la nación. Hay que deslastrarnos de vicios refraneros que pregonan “en política los espacios vacíos los llena otro” o “hay que votar siempre bajo cualquier circunstancia”, esto estimado lector son realidades aplicables solo en democracia, cuando se enfrenta a un régimen como el chavismo esos refranes son tretas caza-bobos.

¿Qué hacer? Es allí el gran dilema, lo único cierto e inequívoco es que votar sin institucionalidad es absurdo, al contrario, la abstención se ha convertido en la herramienta ciudadana-pacífica que más reveses le ha dado al régimen durante toda su existencia, toda vez que le arrebató todo vestigio de legalidad y legitimidad internacionalmente, amén de otros certeros estragos.

La condición de Venezuela es crítica, requiere de hombres y mujeres capaces, aguerridos, con un amplo concepto democrático. Así, nos preguntamos ¿Qué criterio ético y moral puede tener un político para asumir un cargo público sí acepta/permite la destructiva desinstitucionalidad? Obviamente, posee criterios mínimos, casi nulos, en consecuencia, con “lideres” como estos lo otro que también es cierto e inequívoco es que los cambios son imposibles, son abonos para el continuismo, para el empeoramiento de lo que ya hoy es insufrible.

En lo sucesivo, no habrán más elecciones, mientras no retorne la constitucionalidad y la democracia al país, lo que habrá serán abstenciones.  

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango  
Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario