Pasan los días, meses y años, y nuestro país sigue descendiendo en el barranco de la destrucción, el cual, parece no tener fondo en nuestro caso.
La comisión recurrente de errores en las decisiones políticas, o peor aún, la inacción para asumir la política adecuada, y correcta, terminan por triturar las posibilidades de las mayorías, cada vez más depauperadas social; económica y hasta espiritualmente.
No importa cuán grande, y sólido sea el capital político de que se disponga, pues si no se usa correctamente en el tiempo debido, y para resolver problemas; distinguiendo lo puntual de lo trascendente, más temprano que tarde, terminará por esfumarse en el desierto de los incumplimientos.
Por sólidos que parezcan los apoyos internos e internacionales, la falta de resultados concretos en lapsos de corto, y mediano plazo, terminan por producir deserción, y abandono. Eso no puede calificarse de traición, sino de agotamiento del aliado porque sus pares son incapaces de llevar adelante con éxito la misión acordada.
Los aliados internacionales, así como un montón de voceros nacionales, hemos sugerido hasta la saciedad, la necesidad de negociar con el régimen y sus aliados, salidas políticas a la crisis venezolana; cancelar la equivocación de continuar con ¨el mantra¨ fracasado, y hacer una tregua en lo político para atender de manera prioritaria, y conjunta, las calamidades que en el orden soioeconómico destruyen la vida del venezolano común, pero no, parece que no hay oídos a este clamor.
Hemos dicho que se requiere con urgencia desarrollar una agenda (Gobierno-Oposición) para solicitar a los organismos internacionales los recursos necesarios para resolver el tema de la pandemia del Covid-19, pero también la electrificación del país, así como el drama de las hidrológicas porque la población en su mayoría no tiene acceso al uso del agua. Del mismo modo, hemos dicho que esas solicitudes conjuntas (gobierno-oposición) aprobadas por la AN, deben tener como premisa fundamental que los recursos que se aprueben, sean administrados
por los propios organismos otorgantes para evitar suspicacias, o mal manejo. Hay otros asuntos que merecen también atención prioritaria como la rehabilitación del Metro para contribuir a la movilización eficiente de la población.
Otra prueba de que cuando no se hacen las cosas debidamente, es que algunos asumen equivocadamente ¨soluciones, o salidas¨ que lejos de ayudar, terminan por hacer más daño.
Esa locura de un payaso autoproclamado ¨estratega electoral¨ de firmar un contrato con mercenarios para explorar aventuras golpistas, no es sino la expresión de alucinados que no entienden los procesos políticos, se han ¨achicharrado¨ las neuronas en el teclado de sus smartphones, o en películas de ciencia-ficción.
Si la política de oposición pretende ser seria, y eficaz, tiene que marcar distancia y deslindarse de manera expresa de esos irresponsables y aventureros, que solo ven posibilidades en sus juegos de guerra desde la cómoda distancia que les ofrecen sus mecenas, también equivocados, aventureros y desquiciados.
Los únicos éxitos de la oposición venezolana están vinculados a la unidad de todos sus factores, y al hecho electoral, y no a salidas golpistas o fuera de la Constitución.
Es una pena que sigan sacrificándose venezolanos, quienes en su desesperación, y la poca claridad de rumbos a seguir, terminen siendo humillados por una tiranía que no repara en castigar de manera infamante a quienes creen que ese camino puede tener éxito en manos de unos irresponsables que les manipulan en la distancia.
La política tiene que enseriarse y distanciarse de aventuras desquiciadas. Hasta cuando hay que pedirle a quienes tienen en sus manos las decisiones que es hora de negociar, y producir alternativas para la gobernabilidad, hasta que alcancemos elecciones libres?
Gobernabilidad y elecciones, no más locuras!
Román Ibarra:
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
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