Y
es que, a fin de mejorar la economía, se puede caer en la supuesta “vía rápida”
de consolidarnos como meros proveedores de energía y materiales, destinados a
ese consumismo anti-ecológico de otras partes del planeta. Es el modelo de país
extractivista y rentista, poco productivo, que vende fuera sus riquezas
naturales y con el ingreso compra lo que otros sí producen. Tenemos petróleo,
que hemos explotado por más de cien años, y es razonable que lo utilicemos de
manera prudente como palanca de nuestro desarrollo. Mas quedarnos atrapados en
el extractivismo sería nefasto. Los viejos campos de hidrocarburos livianos y
medianos todavía pueden ayudarnos, paradójicamente, a salir del rentismo. Pero,
por ejemplo, asumir “en grande” el proyecto del Arco Minero implica buscar oro,
coltán y diamantes para exportar, destruyendo inevitablemente en el proceso
extraordinarias selvas y valiosas culturas autóctonas. También, como pasa en
otros países de la región, grandes empresas pueden interesarse por criar aquí
ingentes rebaños de reses a fin de vender fuera su carne, talando bosques para
que no cese en el llamado Primer Mundo una desmedida ingesta cárnica que lleva
a muchos hasta la enfermedad.
Un
mejor camino es orientarnos en un marco de avanzada: enfatizando, por ejemplo,
la venta de servicios expertos de la era digital, y desarrollando así una
población de alta preparación y elevada productividad. Ello junto a la
producción tecnificada de rubros básicos para nuestro consumo: alimentos,
textiles y calzado, medicinas comunes… Y la mayor exportación de productos
especiales como chocolate, ron, café gourmet, petroquímicos…
lacuevat@hotmail.com
Aurora Lacueva
@AuroraLacueva
@Unoticias
Venezuela
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