El odio es un sentimiento de profunda antipatía,
disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno,
así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo. El odio se
describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad.
Para los neurobiólogos, el odio es una pasión tan
interesante como el amor. Al igual que el amor, el odio a menudo parece ser
irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas ¿Cómo
es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?
Esta es la pregunta que se ha planteado el profesor Semir Zeki, del Laboratorio
Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres quien ha investigado los
mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.
En su nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron
específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.
Evaluaron el cerebro de 17 personas, registraron diez hombres y siete mujeres,
con una edad promedio de 35 años y que expresaron sentir un intenso odio por
alguien, un ex amante o colega . Registraron la actividad cerebral mientras
veían las fotografías de aquellos a quienes odiaban y la de otras neutrales. Al
comparar la actividad ante una cara odiada y otra neutral, pudieron identificar
los circuitos neurológicos que se utilizan cuando se siente un intenso odio, el
cual nombraron el “circuito del odio”.
Este circuito del odio incluye estructuras en la
corteza y la subcorteza cerebral y tiene componentes que también se activan cuando
se genera una conducta agresiva. Los resultados mostraron una mayor actividad
en la circunvolución frontal derecha, de forma bilateral en la corteza
premotora, en el polo frontal, y de forma bilateral en la ínsula medial del
cerebro humano.
El cerebro funciona traduciendo estas señales de los
circuitos cerebrales en acciones, como la planeación de movimientos del cuerpo.
El circuito del odio también está ubicado en la corteza frontal medial que es
muy importante en la predicción de las acciones de los demás. De acuerdo a Zeki
,esto es lo que nos hace actuar cuando nos enfrentamos a una persona odiada. El
putamen es el encargado de planificar la respuesta activa, como puede ser
agredir a la persona odiada o adoptar una actitud de defensa; mientras que entre
las funciones en las que participa la ínsula se encuentra la de catalizar las
expresiones de disgusto y los estímulos desagradables.
Pero además de ayudar a conocer cómo es que se ve el
cerebro, los investigadores descubrieron que las regiones que son activadas por
el odio, son las mismas que se iluminan cuando una persona experimenta
sentimientos de amor romántico. De acuerdo al Dr. Zeki ,el hecho de que las
zonas del putamen y la ínsula también se activen por el amor romántico no es
sorprendente, ya que ambas pasiones pueden conllevar actos irracionales y
agresivos.
La diferencia fundamental entre el amor y el odio
radica en que el amor parece inhibir parte de las zonas donde se procesan las
ideas racionales y el odio las hiperactiva. Tanto el odio como el amor, son
pasiones que nos consumen totalmente. Pero en el amor romántico , el amante
pocas veces es crítico o juzga a la persona amada, en el contexto del odio, el
que odia utiliza su criterio y es calculador para hacer daño, herir o vengarse
de la persona odiada.
De acuerdo al Dr. Zeki un futuro tratamiento contra el
odio, podría dirigirse contra las sustancias -aún no identificadas- que
hipotéticamente regulan el odio del mismo modo que la oxitocina regula el amor.
Ahora entendemos la razón por la cual el fallecido
hijo de…… Sabaneta bautizo a una de sus conmiilitonas de la revolución
socialista, marxista y mal llamada bolivariana “Fosforito”. Intuímos, porque
observó en ella la fiereza de sus convulsivas actitudes envueltas en agresiones
verbales con escatólico lenguaje para con quienes se enfrentaba en sus
diatribas en las reuniones que antes de llegar al poder se llevaban a efecto.
La bautizo como “la fosforito” y no escatimaba momento alguno para llamarla no
por su nombre, sino por el apelativo que luego se hizo común entre sus camaradas socialistas dentro y
fuera del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El país que en política jamás había visto y menos
escuchado a una mujer, asumir esta actitud
belicosa, ha visto a lo largo de estos 22 años a una dama cuya
característica principal es asomar su bravuconería intimatoria y violenta, que
ha llegado incluso al extremo de agredir físicamente a una persona, como fue el
caso del periodista tachirense Gustavo Azoicar Alcalá, quien en su programa al
cual la había invitado, tras una pegunta que la incomodó lo agredió a
cachetadas una y otra vez en el propio estudio de la estación radial, tras
haberle arrebatado el micrófono con el cual también le propinó unos golpes.
Esta situación generó a nivel de la opinión publica comentarios desfavorables
hacia su persona, los mismos que manifestó importarle un comino, pues esa era
su carácter y manera de actuar cuando estaba inconforme con una situación.
No hay duda alguna de que en esta persona, el odio
corroe su alma, espíritu y cuerpo, por lo que su amargura es su tarjeta de
presentación en vivo y a través de los medios televisivos en los que refleja el
rictus de su lenguaje corporal, que ni exorcizándola podrá superar.
careduagui@gmail.com
@_toquedediana
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