Apareció en Semana. Publicaron un dossier secreto, escrito por los cuerpos de inteligencia, y destinado al presidente Iván Duque. Esto sucedió tras la entrada en la publicación del “Grupo Gilinski”. El sensacional contenido revela la manipulación e injerencia cubanas en los asuntos políticos internos. Semana es una muy importante revista colombiana dirigida por la periodista Vicky Dávila.
Colombia está en la mirilla de “los cubanos”.
Naturalmente, Miguel Díaz-Canel, el propio presidente de Cuba, lo ha negado,
pero la huella está clarísima. ¿Por qué La Habana se ha dedicado a conquistar
Colombia? Por, al menos, tres razones. Porque ya dominan Venezuela y el país ha
sido minuciosamente saqueado y destruido. Cuba necesita un reemplazo en las
fuentes de suministro de petróleo y de fondos económicos. La Isla tiene un
sistema absolutamente parasitario e improductivo al servicio de los militares y
no quiere cambiarlo.
En segundo lugar, porque cuenta con viejos
apparátchiks como Gustavo Petro e Iván Cepeda. Ya no hace falta derribar a
cañonazos las viejas estructuras de la República. Basta con participar en los
comicios y ganarlos. Los Quisling están dentro del país, como sucedió con
Chávez y Maduro. Y tercero, porque Cuba lo ha hecho siempre y lo ha hecho
“bien”. Los toros de lidia embisten porque embisten. No hay que buscar
culpables ni jugar al psicoanálisis. Está en su naturaleza.
Iván Duque deberá decidir lo que hace con el régimen
de La Habana. Ya sabe que José Luis Ponce Caraballo, el embajador cubano, es un
risueño y hábil oficial de inteligencia adiestrado para penetrar y ganar
amigos, como me dijo el ex oficial de inteligencia cubano Enrique García,
exiliado en Miami. Y sabe, además, que Colombia es un objetivo apetecido por la
producción de petróleo (aunque haya mermado mucho), y la capacidad de producir
alimentos para el hambreado pueblo cubano.
Si rompe relaciones, afirman “los cubanos” sotto voce,
le sueltan la jauría interna, incluso el ELN, creado por ellos hace medio
siglo. Pero si no rompe, los operadores políticos cubanos hallarán la manera de
que Petro gane las elecciones. “Chávez tenía menos del 5% cuando comenzamos a
funcionar en 1998. Al final derrotamos a Henrique Salas Römer por un amplio
margen”, dicen ufanos.
Si la conquista de Venezuela le llegó a Cuba cuando
Fidel estaba vivo y existían algunas esperanzas de que mejorara la calidad de
vida del pueblo cubano, hoy no hay casi nadie dentro de la Isla que piense lo
mismo con relación a Colombia. Todos han visto con pavor la destrucción
paulatina del país. La caída en picado de la producción petrolera. La
incapacidad de Caracas para producir alimentos o para cumplir sus compromisos
financieros. Los apagones de electricidad. El exilio súbito de casi seis
millones de venezolanos. En fin: han visto en Venezuela lo que sucede cuando se
copia el modelo cubano de convivencia.
¿Para qué someter al pueblo de Colombia al horror
venezolano o al cubano? ¿Por qué recorrer el mismo camino si los cubanos están
ensayando o estudiando cómo liquidan el modelo soviético calcado de la URSS en
los años sesenta, cuando existía la URSS, y cuando Fidel, Raúl, el Che y otra
docena de “revolucionarios” se creían el cuento del marxismo e impusieron una
dictadura implacable. ¿Qué harán después de destruir Colombia? ¿Lo intentarán
con Brasil?
Estas preguntas deben hacérselas los propios
responsables de América Latina en la administración de Joe Biden. A lo largo de
muchos años, desde los gobiernos de Clinton y su sucesor George W. Bush, han
invertido miles de millones de dólares en fortalecer a Colombia, un aliado
eficaz y sincero en la lucha contra el narcotráfico y por la preservación de la
democracia. ¿Permitirán que todo ese esfuerzo se desvanezca? ¿Permitirán que
los sacrificios y los muertos carezcan de propósitos?
Uno de los síntomas del tercermundismo es hacer tabla
rasa de los actos de gobierno del antecesor. No todo lo que hizo Trump fue
incorrecto. Uno de sus últimos decretos fue incluir otra vez a Cuba entre las
naciones que auspician el terrorismo. Lo hizo por otras razones, mas Biden
puede no morder el anzuelo y utilizar esa designación como un elemento de
negociación. Seguramente el presidente Obama se precipitó en eliminar la
descripción de “terrorista” del estado cubano, pensando que bastaban las buenas
intenciones de uno de los dos contendientes para que el otro cambiara su
comportamiento. Pero Cuba continuó devorando los despojos de Venezuela. No se
había percatado de que los toros de lidia están programados para embestir. Es
su naturaleza.
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner
España-Estados Unidos
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