Ahora bien, el gran problema es que el nivel de
destrucción del país amerita sumas exacerbadas de recursos, en la forma como
hoy el régimen los obtiene (un gran misterio) son insuficientes, por ello la
acelerada debacle de lo publico y lo privado. Las inversiones que se suscitan
son puntuales, además de ser riesgosas para quienes la realizan amén de estar
negociando con un régimen el cual no tiene reconocimiento de occidente y
afronta sanciones.
Así, el chavismo es presa de su propia técnica, la
incertidumbre lo agobia. Su debilidad empeora y solo depende de la violencia
institucionalizada dentro del país. Aunque posee ciertas alianzas
internacionales, éstas le exigen el pago por adelantado de lo que compra, pago
principalmente en especies, petróleo y demás minerales preciosos. Este tipo de
comercio por demás lento, desafía las sanciones internacionales originadas por
la ruptura del hilo constitucional y democrático perpetrado por el chavismo a
través de elecciones al margen de la legalidad y la legitimidad.
Al respecto, el régimen podría estar hilvanando una
“jugada maestra”, la cual sería intentar pactar el revocatorio 2022. Esta
estratagema pudiera significarle un importante avance en sus pretensiones
retencionistas del poder, pero para ello deberá contar con el aval de la
oposición legítimamente reconocida (no la inútil electorera) y de los aliados
internacionales de este bando político.
De lograrlo sería un éxito por 3 razones: La primera
es que sabe el venezolano no votará mientras el chavismo usurpe las
instituciones públicas, está tercamente demostrado desde 2017. En segundo
lugar, porque controla y manipular todo el espectro de este evento electoral,
tal como lo hizo en 2016 y en tercer lugar, pero no menos importante, es porque
lejos de revocarlo estaría legalizándose, legitimándose, pues para intentar
revocar un gobierno es porque finalmente está reconocido… es decir, el
revocatorio sería la panacea para el chavismo, una vez reconocido las sanciones
deberían ser levantadas.
Mientras, intenta llevar a cabo las regionales de este
año con misma fórmula desde 2017, se cocina otro CNE rojo rojito, partidos y
candidatos pactados con una falsa oposición, lo que generará más abstenciones
históricas, instituciones no reconocidas y más sanciones… se requiere de un
liderazgo de primera línea que acabe con este ciclo que solo origina tragedia para
los venezolanos, emigración.
¡El venezolano no volverá a votar! hasta tanto el
chavismo deje de controlar ilegalmente la institucionalidad, las instituciones
penetradas por el Psuv asesinaron el poder del voto. No olvidemos, la
abstención no la controla la oposición, ella mandó votar en las regionales 2017
y el venezolano hastiado de ser títere de la conflictividad no acudió porque
con la AN 2015 entendió finalmente que los espacios de poder que pierde
electoralmente el chavismo las instituciones rojas rojitas los recuperan a la
fuerza… por la vía electoral el proyecto chavista se impone a como dé lugar.
El liderazgo político venezolano está obligado a
replantearse a fondo, tanto en sus protagonistas como en sus acciones, pues hoy
solo se mira al ombligo.
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