La visita del presidente argentino Alberto Fernández a
México el 23 de febrero establece el
nuevo rumbo de la política latinoamericana.
México y Argentina crean un nuevo
eje progresista en América Latina que
trata de ocupar el espacio protagónico dejado por Brasil desde el 2016 cuando
este país abandonó la vía del socialismo del siglo XXI y se encuentra en la
actualidad articulando el nuevo polo de referencia
del neoliberalismo en la región.
La gestión de los presidentes ocurre cuando en el panorama político de las
repúblicas hispanoamericanas el juego
político de la vía socialista se
encentra entrabada al quedar
descubierto las intenciones de los
grupos más radicales de esa
ideología de valerse de la vía electoral
que ofrecen los países para llegar al
poder pero una vez que lo consiguen bloquean toda posibilidad posible de alternabilidad.
Este es el
modelo cubano fidelista donde también
escuchamos por primera vez una incisiva canción a modo de “himno de la libertad” del rapero cubano Funky que dice, “no
más mentiras, mi pueblo pide libertad, no más doctrinas, ya no gritemos
patria y muerte sino patria y vida” para
oponerse al aparente agotado eslogan de Fidel Castro de hace 60 años que no ha
permito mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano. El paralelismo
diacrónico político entre Cuba y el resto del continente toma sentido de
presente al analizar las posibilidades del socialismo como la opción dominante
para la región. Considerando que la
Revolución cubana significo el
pasado siglo un parte aguas del proceso
político latinoamericano, cuando la
iniciativa creada por un “foquismo” (guerrilla)
fidelista manipuló con gran habilidad
política la legitimación del
nuevo régimen cabalgando sobre la encrespada
coyuntura de la guerra fría.
Sin embargo el espectacular cruzamiento de la dinámica de la temporalidad
histórica del orden internacional con las condiciones imperante en la región
latinoamericana en la década de 1960 ocultó
un proceso mucho más rico y complejo que el esquemático del caso cubano.
A principios del siglo XIX América Latina fue una de las primeras regiones del mundo donde
se manifiesta un sentimiento
profundo nacionalista de
descolonización de los reinos católicos
ibéricos de España y Portugal cuestión que se complementa de manera exitosa
pero mediantes procedimientos diferentes. En Hispanoamérica la
independencia termina creando diferentes repúblicas, mientras Brasil se mantiene
unido. En las primeras sus próceres pensaron en una “patria grande” aunque
el espacio colonial termina
balcanizado, mientras en la segunda
sigue un proceso más conservador preservando
la monarquía, la estabilidad neocolonial y la integridad
territorial pero ambas terminan
subordinadas en lo económico ante
Inglaterra.
En el siglo XX el nacionalismo positivo
latinoamericano se expresa primero en la revolución mexicana de 1910 como un
enérgico movimiento de las masas
campesinas de contenido progresista
tendiente a superar el sistema latifundista semifeudal. Este paradigma
agrario se convierte en patrón de
referencia para toda la región hasta
1945 cuando en Argentina los “descamisados” en Buenos Aires llegan con Perón al poder e inician un
segundo paradigma caracterizado por la
transformación urbana. Entre ambos casos se establece como fiel de continuidad el sistema populista que actúa con el marco
político que permite el ascenso de los
sectores populares al poder. En el caso
del fidelismo más que el pueblo es la
cúpula dirigente la que logra mantenerse en el
poder por el apoyo de la Unión Soviética comunista. Sin embargo, la
nueva situación creada alrededor del caso cubano tiene una gran influencia de contagio en la
dirección de los movimientos de izquierda latinoamericana. Recordemos que la
Revolución Rusa de 1917 se presenta como la entrada de la clase obrera al poder en un país de
mundo.
Esto repercute
en América Latina donde los comunistas privilegian
el internacionalismo proletario sobre el nacionalismo que lo condena
como una manifestación pequeño burgués. En tal sentido, los comunistas fueron
los grandes enemigos del PRI en México,
del APRA en Perú, del Justicialismo en Argentina y de todos aquellos partidos
populistas poli clasistas que ellos calificaban
de reaccionarios. A partir de la
década de 1960 los partidos comunistas latinoamericanos actuando como apéndices
de los intereses de la Unión Soviética y se
convierten en los principales aliados y
portavoces de la Revolución cubana al
mismo tiempo, en agentes de la
desestabilización de los partidos
nacionales revolucionarios. Los cuales, a partir de la década de 1930 representan el aparato político popular impulsores
del cambio democrático y modernizador en
sus respectivos países. En este periodo aparecen las grandes figuras
protagónicas de la historia política de la región, entre otros, Lázaro
Cárdenas en México, Haya de la Torre en Perú, Rómulo Betancourt en
Venezuela y Juan Domingo Perón en Argentina. Por otra parte, con la Revolución
cubana se produce la irradiación del fenómeno fidelista que se convierte en un
factor ideológico de división interna
dentro los partidos mayoritarios (AD,
APRA y otros) lo cual, divide
la izquierda entre un nuevo neo
comunismo cuyo centro se encontraba en la Habana y la inclinación de los
partidos populares hacia la influencia
de la social democracia.
Esta
tendencia a partir de 1970 llega
al poder en varios países de la región pero, al mismo tiempo su imagen de identidad nacionalista revolucionaria experimenta una inflexión negativa al
subordinarse ante la internacional
ideológica europea. Consecuentemente, el quebrantamiento de la
credibilidad del liderazgo el aumenta con el aumento de la fragilidad económica del Estado nacional ante
su incapacidad de controlar los
estragos creados por la deuda externa.
Así mismo, en el periodo el capitalismo
norteamericano les retira su apoyo a los
gobiernos socialdemócratas latinoamericanos y asume el neoliberalismo como una nueva cara de la
dominación, mientras el deterioro organizativo aumenta por la
profesionalización de la política que termina
afectando la ética de la política
y merma la mística alejando
la militancia de sus dirigentes,
situación aprovechada durante el
fortalecimiento del poder crítico de los medios de comunicación.
Mientras tanto, la Cuba fidelista para sobrevivir ante
el acoso del poder norteamericano se convierte en un bunker cerrado de
resistencia que logra sortear pruebas
tan espectaculares como la de sobrevivir al naufragio del sistema
comunista internacional quedando ante el mundo como un modelo político arcaico creado por el tiempo de la guerra fría.
En estas condiciones Fidel Castro encuentra la anuencia del líder
sindical brasileño Lula da Silva en julio de 1990 para en unión de otros
movimientos radicales fundar el Foro de Sao Paulo que a partir de 1999 con la
llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela
que aprovecha el clivaje electoral sudamericano hacia la
izquierda para dar inicia al primer ciclo del Socialismo del siglo XXI, como lo
califica el sociólogo Heinz
Dieterich. La tendencia con llegada
de Lula a la presidencia del Brasil en
el 2003 encuentra el espacio ideal para
montar un proyecto con dimensiones nacionalistas a escala sudamericana y
convertirse en un nuevo paradigma de América Latina aprovechado el abandono de
la región dejada por México cuando ingresa al Tratado de Libre Comercio con EUA
y Canadá en 1994. Sin embargo, en el
2016 mediante un controversial
impeachment el lulismo es expulsado del poder descalabrando las pretensiones latinoamericanas del
proyecto y dejando al descubierto al
fidelismo sosteniendo unas engorrosas
relaciones de conchupancias con el
Chavismo.
Ante esta disyuntiva el socialismo del siglo XXI tiene que
demostrar a los diferentes pueblos de la
región si pretenden reproducir el
proyecto cubano totalitario de la guerra
fría o la de un socialismo democrático revolucionario acorde con la evolución del nacionalismo
positivo surgido de la independencia. En este contexto ocurre la entrevista
entre los presidentes de Argentina y México.
Alejandro Mendible
alejandromendibleucv1@gmail.com
Caracas – Venezuela
Enviado a nuestros correo por
Jesús Enrique Matheus Linares
jmateusli@gmail.com
@UranioMomoy
Venezuela
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