El pasado 8 de marzo en el Día Internacional de la
Mujer, aprovechando la conmemoración de
una fecha tan significativa en las luchas que han desarrollado las mujeres por sus reivindicaciones inmediatas e
históricas, un grupo de pseudofeministas, pretendió incendiar iglesias en el
centro de Bogotá, copiando las enseñanzas de los comunistas chilenos que han
quemado y saqueado dichos lugares, no
solo católicas, también en contra de las evangélicas; esas prácticas
salvajes responden al marxismo cultural que busca acabar con los valores
occidentales como lo esboza la Escuela
de Fráncfort, comenzando por el religioso,
o sea que el vandalismo y el terrorismo que practican contra las
instituciones eclesiales se circunscribe dentro de la acción totalitaria
comunista.
Se sabe que después de la caída del muro de Berlín y
la debacle de la Unión Soviética, el comunismo se recicló en grupos ecologistas, de género, indigenistas y supuestamente feministas, esos últimos
desconocen a la precursora de ese movimiento que fue la francesa Flora
Tristán(1803-1844), quien hacia parte del denominado socialismo utópico, que
rechazó los dogmas de Karl Marx, por ser
estatistas, burocráticos y embrutecedores, de esa corriente utópica, también
surgieron el cooperativismo, el mutualismo, la socialdemocracia, el social
cristianismo y desde luego el feminismo, entonces es un contrasentido que militantes del bodrio marxista utilicen groseramente al feminismo.
El marxismo cultural usa de mecanismos
a la lumpenización y a la posmodernidad, en donde la razón queda
completamente relegada y lo que sirve es
la emotividad, y así los hechos sean
execrables, ello no vale, pues lo
que interesa son las interpretaciones,
como lo enseñó Friedrich Nietzsche; en consecuencia al no existir la razón, la ética, la lógica y
la moral, todo es permitido y la axiología queda aplastada por los caprichos de
fuerzas totalitarias, que por su
irracionalidad buscan someter a la ciudadanía mediante la fuerza bruta, y el
ejemplo lo tenemos con la quema de iglesias.
Con un comportamiento de pandilla el comunismo anda a
la caza del poder, de acuerdo a las
instrucciones de Antonio Gramsci(1891-1937), luego es necesario lumpenizar
a sectores de la sociedad, para
instrumentalizar el vandalismo y el terrorismo, dado que tanto la verdad como la razón son
perjuicios burgueses que deben desaparecer dentro de la población, para la consolidación
del programa político totalitario fundamentado en el marxismo.
Causa curiosidad que
una actriz de renombre como Margarita Rosa de Francisco, asuma
posiciones antirreligiosas, que así ella no lo sepa hacen parte del marxismo
cultural; por lo tanto no nos imaginamos a tan importante artista en países
como Irán o Arabia Saudita ofendiendo a los seguidores del Islam; por ese
motivo en sana lógica, hay que respetar los valores occidentales y la
democracia liberal que en Colombia le permiten a Margarita Rosa expresarse libremente, de ahí que no hay que
maltratar a los creyentes, ya que el derecho a creer o no, hace parte del libre
albedrio de la especie humana.
El ataque en contra de las iglesias por parte de
grupos pseudofeministas, que de manera inocente algunos grandes medios de
comunicación llaman como desadaptadas,
asimilando a unas loquitas que no saben lo que hacen, no es cierto, pues es claro
que si saben lo que hacen, debido a que hay adoctrinamiento por la ideología
más genocida que conoce la historia en todos los tiempos como
lo es el marxismo, siendo su referente
más cercano el Che Guevara el cual
exaltaba el terrorismo en contra del enemigo del que hacían parte los
creyentes, y por ello invitaba al odio
como factor de lucha y ese odio
en contra de la religión era debido a que es antagónica al
programa liberticida comunista, quedando demostrado el adoctrinamiento totalitario que tienen las pseudofeministas que atacan los
centros de culto.
La mamertada con todos
sus aparatos, siglas e idiotas útiles, busca que
las protestas se conviertan en una especie de “torrente de convocatoria”, esperando un día de suerte e impulsando el
aventurerismo igual al que se vivió en Bogotá el 8 de marzo, para
hacer efectivos sus torcidos objetivos. Sin embargo todavía existen estructuras
democráticas en Colombia para defender
las instituciones, no obstante la maldad comunista que con su marxismo cultural
ataca estamentos esenciales de la
sociedad que sirven de armonía comuniologíaca, comunitaria y participativa
representada en las iglesias.
Recordando que
el derecho a creer, está consagrado en el
artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, así que cuando se ataca los lugares en donde se
reúnen los creyentes, se está atacando un Derecho Humano, advirtiendo que los
comunistas y sus aliados de manera demagógica denuncian la violación de los DDHH cuando les convine, pero miran para
otro lado cuando su aparato pseudofeminista los viola atacando a las Iglesias.
Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia
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