2.- La muerte de la institución de produjo a través de
un proceso continuo de erosión y también en episodios de purga soviética que
tuvieron lugar de tiempo en tiempo. La erosión sistemática fue a través de
siete instrumentos poderosos e interconectados: la ideologización dirigida a
promover la simpatías por el “socialismo del siglo XXI”; la carcoma de los
valores y principios que fundaban la institución; la corrupción, lo cual
dinamitó el esfuerzo por el mérito profesional; la contigüidad con el crimen
organizado; la prostitución de los principios militares, del sentido de la
jerarquía, la disciplina y la obediencia; el deterioro del apresto operacional;
y, finalmente y como resultado, la pérdida del sentido profundo de la
institución, de su doctrina y de su misión.
3.- Al final, de esa FAN quedaron escombros
materiales, institucionales y espirituales. Tenientes con más poder que
generales; altos oficiales con recursos que por la vía profesional no habrían
obtenido de forma alguna; trasiego de maletas llenas de dólares; constitución
de carteles para el tráfico de droga o de grupos que obtienen financiamiento de
la protección a aquéllos. La podredumbre moral chorreando hasta abajo que es lo
que hace posible que miembros del personal de tropa haga de las suyas en
alcabalas, haciendas, comercios, gasolineras y donde haya “para los frescos”,
venezolanismo retórico cuando un guardia nacional o policía te pide plata para
los refrescos y dejarte seguir tu vía.
4.- Por supuesto que hay muchísimos oficiales
asqueados de esta podredumbre; pero han sido marginados, excluidos, retirados,
obligados a pedir la baja, acusados, perseguidos, y varios torturados,
asesinados o en prisión en las peores condiciones imaginables. Muchos más,
siguen en silencio sin posibilidad de hacer mucho debido a la penetración del
espionaje local combinado con el cubano y ruso; además existe especial saña
criminal en contra de la disidencia militar y su brazo ejecutor más depravado
es la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM).
5.- Esa destrucción sistemática fue una de las facetas
de otro proceso, anunciado ya por Chávez en sus días de victoria y euforia: la
construcción de una nueva Fuerza Armada. Esta no es ni la sombra de aquella,
pero no hay que engañarse: tiene mucho poder político y de fuego. No es una
institución con principios, valores y organización típica de una fuerza
militar; sino un sistema de redes, en las cuales los nodos que la constituyen
tienen sus jefaturas civiles o militares, alineadas con diversos papeles
alrededor de la defensa y fortalecimiento del régimen: unos, en actividades
militares, otros en actividades militares conjuntas con civiles militantes del
régimen y los de más allá en directa conexión con redes criminales.
6.- La estructura se desarrolla con las Redes de
Defensa Integral, las Zonas de Defensa Integral y las Áreas de Defensa
Integral, siendo estas últimas las más básicas donde confluyen militares y
civiles organizados, armados y militantes del proceso chavista-madurista. Es
una nueva Fuerza Armada cuya misión no es la de la defensa nacional y el
resguardo de la soberanía de la nación, sino la defensa del régimen frente a lo
que consideran que será la línea final del batalla que es la guerra en contra
del imperio.
7.- En ese proceso las fronteras nacionales carecen de
valor si se trata de los grupos irregulares, como son el ELN, las disidencias
de las FARC, el Frente Bolivariano de Liberación, y los grupos organizados con
el narcotráfico y proveedores de financiamiento a las fuerzas tenidas como
revolucionarias. El único valor de la frontera es como línea de resguardo y
defensa para las fuerzas ilegales colombianas que tienen su santuario dentro de
los límites de Venezuela.
8.- En la construcción de la nueva Fuerza Armada, la
estructura de REDI, ZODI y ADI están siendo dotadas de muy poderosos armamentos
para la guerra que vendría. Esta exhibición que hace el general Padrino de vez
en cuando no puede ser tomada a la ligera: están armándose hasta los dientes
con el único propósito de quedarse en el poder. Uno puede decir que todo ese
poder de fuego no aguanta un desembarco de marines, pero no hay que
equivocarse: tal posibilidad no existe, ni la región la aceptaría; por allí no
es el apoyo que necesitan las fuerzas democráticas venezolanas, civiles y
militares. Puede ser militar, pero de otro tipo –TIAR mediante–.
9.- Si las fuerzas opositoras no prevén esta realidad
política y militar ninguna estrategia dará resultados. Hemos sostenido que para
obligar al régimen a negociar en serio debe haber una amenaza creíble; no haber
creído en esto ha conducido a que sea Maduro el que, con su nueva Fuerza
Armada, tenga una amenaza creíble en contra de cualquier cosa que se mueva en
su contra. Este nuevo escenario es el que hay que pensar en serio.
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