Parafraseo el título del ensayo de Laureano Vallenilla
Lanz sobre la formación de la nacionalidad venezolana, para referirme,
nuevamente, al Estado Comunal, que propone el gobierno venezolano.
Ese ilustre positivista venezolano, barcelonés,
reconocido como uno de los más importantes del siglo XX, echado al descredito,
injustamente, por sus connacionales, por la tesis del Cesarismo democrático, en
la cual justifica la figura del dictador Juan Vicente Gómez, como el Gendarme
Necesario, para pacificar al país.
Ese ensayo plantea que la evolución de la sociedad se
rige por causas muy variadas y complejas, como la tradición o las costumbres,
pero nunca por un hombre o un núcleo político y menos por la importación de
teorías y constituciones, llamadas por el Libertador: más ingenuos que malos…
sofistas… filósofos... Para establecer que anidamos la desintegración de la
cultura colonial, porque las Provincias estuvieron dejadas de la mano de la
Corona, no había comunicación entre ellas, ni oro, ni lujos, a diferencia de
los Virreinatos opulentos como México y Perú. En Venezuela se llevaba una
triste precariedad social y económica, débil autoridad, el sello “acátese pero
no se cumpla”… que fortaleció la independencia local. Lo cual arraigó el
sentimiento regionalista, el personalismo, caudillismo, levantismo, la viveza,
la zanganería… cuando la ley era la impuesta por el caudillo de turno.
Así, pasamos de la desintegración natural a la
desintegración legal en el papel, ya que en la realidad todos los gobiernos
siempre han sido centralistas. Desde el nacimiento de la República el marco
legal: república federal, democráticos representativos, participativos y
protagónicos… pero los gobiernos ejercen el poder desde el centralismo.
A mí juicio, el espíritu social de la colonia
descentralizada ha estado latente reclamando la desintegración. Por ello, en
los años 60 y 70, del bipartidismo, comenzó la corriente de la Democracia
Participativa con: el resultado de la Copre, el crecimiento de las Asociaciones
de Vecinos, la propuesta constitucional de Rafael Caldera, el Concilio Vaticano
II. Dios no creó al hombre solo sino como miembro de una comunidad. La
responsabilidad de participar en las cosas comunes está encanado en la
solidaridad humana.
Lucha social que capitalizó políticamente el
Presidente Chávez, que vierte en la CRBV y que ahora se transformó en el Estado
Comunal con la creación (legal) del Poder Popular, Consejos Comunales, Comunas
y ahora las Ciudades Comunales y Parlamento Comunal, hacia la desintegración
territorial ¿Malo? ¿Bueno? Depende de su implementación ¿Cómo se ha hecho? Para
que sea un brazo del PSUV e imponiendo una ideología. Sí atiende a nuestra
realidad social y responde a nuestro contexto histórico, pero se desvirtúa
cuando se le direcciona políticamente, para ser un instrumento de control y no
de genuina participación libre y democrática.
Con ello, parte de la población se ha organizado pero
otra ha estado en la acera de la esquina esperando el fracaso, lo cual ha
generado una crisis. Ni fracasa ni triunfa. Mientras ¿quién pierde? Entonces la
¿contaríamos? o la ¿institucionalizamos?
Mi planteamiento es institucionalizar la
desintegración territorial que significa el Estado Comunal, para plantear un
Estado Ciudadano donde la sociedad cuente con verdaderas herramientas para
canaliza sus demandas. Donde la Participación Ciudadana deje de estar en el
papel, para convertirse en un ejercicio ciudadano y una forma de vida.
Carlota Salazar C.
Carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar
Venezuela
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