Como acostumbra el presidente legítimo, habló durante
casi dos horas sin documentos frente a él, sin la famosa pantalla que usan
todos para recitar sus falsedades, y procedió a llevar a cabo un repaso de su
administración, casi en forma del informe anual al congreso, listando los
resultados que se habían alcanzado y, en especial, las políticas que se habían
aplicado para lograrlos que provocaran el cuadro de una economía no visto en
los últimos casi 70 años.
Pasó, entonces, a describir el mundo tan peligroso en
el que en estos momentos habitamos por lo que, EU debe establecer políticas que
lo preparen para cualquier eventualidad. Pasa, entonces, a la mejor parte del
mensaje en el cual, no solo asegura haber ganado la elección, también describe
con minuciosos detalles la forma en que se había ejecutado el golpe de estado
que llena de vergüenza a los EU y su clase política, que se exhibió como lo que
son, criminales del mismo calibre de las gangas de Los Ángeles, las Maras de
Centro América y, en algunos renglones, superan a los narcos de México quienes,
algunas veces, demuestran que ellos si ayudan a los pobres.
De forma magistral pasaba a describir la gran
descomposición que presenta todo el sistema judicial del país, incluyendo, la
cuestionable actuación de la Suprema Corte de Justicia que, sorprendentemente,
se negara a tan siquiera recibir las quejas de sus abogados, lo que ha causado
una gran decepción. Los juristas, a excepción de tres de ellos, mostraron una
cobardía abominable para lo que representa dicha institución. Una institución
que, con su conducta, provoca se arreciaran los rumores que ha sido penetrada
por las fuerzas de Soros, quien, durante los últimos años, ha logrado
establecer jueces marxistas en infinidad de cortes por todo el país habiéndolos
apoyado con sus destructivos millones.
Con la misma genialidad pasaba a destrozar todas las
increíbles acciones del usurpador Biden y, en especial, los graves problemas
que con toda seguridad el país enfrentará como consecuencia. Desde su ataque el
sector energético que ya ha costado la pérdida de casi 30,000 empleos, un
aumento en el precio de la gasolina de casi 35% y el precio del barril de
petróleo se haya duplicado. Dedicó parte especial de su mensaje a la forma en
que Biden, casi como marido ofendido, mostrando un odio inexplicable contra él,
se ha dedicado a cancelar todas las políticas que se activaran en su
administración, desde el levantamiento de las sanciones a Irán, la reactivación
de la ingrata relación con instituciones internacionales que no hacen más que
chupar el dinero de los causantes, a las que Trump ya les había cortado
brazadas a la reata.
Después de un repaso general de lo que sucede en el
país, pasaba a elevar una arenga a todos sus partidarios para no bajar la
guardia, pues la lucha está muy lejos de haber terminado y hay que continuarla
para, una vez más, regresar el país a la grandeza. No dejarse llevar por el
desánimo y ver el futuro, que muy pronto estará cuajado de los errores de
Biden, como la gran oportunidad de rescatar la nave que ya estará a punto del
naufragio. Claramente aseguró que no crearía un nuevo partido puesto que sería
dividir a los conservadores constitucionalistas. Al través del partido
republicano proponía llevar a cabo el colado y una purificación de su ideología
que, a veces, se confunde con la de los demócratas. Un nuevo partido
republicano de verdaderos mercados libres, de mínima regulación, de verdadero
libre comercio global castigando depredadores. El partido de la paz, no de la
guerra, del respeto de la ley, de los antes olvidados que fueran rescatados por
él.
Le daba luego la bienvenida al grupo de jóvenes
republicanos recién elegidos al congreso. Un grupo muy especial que
automáticamente se conjuga con el conjunto que defendió a Trump hasta el final,
porque está formado por verdaderos patriotas que no se han dejado seducir para
operar al ritmo de los traidores como fue McCain y ahora son Romney, Mitchell
y, por supuesto, el grupo de los amantes de la guerra como Bush, Cheney,
Mattis, y el fatal grupo de republicanos que votaran junto a los demócratas
para llevar al verdadero presidente a un juicio y desaforarlo.
Pienso que con su mensaje se aclararon muchas incógnitas.
La primera fue que, teniendo todos los elementos que legalmente le deberían dar
la victoria en la elección, ya no quiso seguir abonando a la división del país.
Pero, lejos de aceptar el fraude y las traiciones, utilizará su rabia para,
reconfigurando el partido, dirigir sus energías y el sentimiento de ultraje de
la gente para iniciar la segunda fase de lo que, hace 5 años revelara cuando,
en la escalera de su edificio en Manhattan, anunciara su intención de
convertirse en presidente. No una campaña sino un movimiento nacional que ya
nadie puede detener.
Lo que ha producido el mensaje, con el golpe de estado
y en este momento las barrabasadas de Biden, es que más de la mitad de la
población que se siente traicionada, lejos de blandir la bandera de la derrota,
con el mensaje de Trump ahora están seguros qué no los han abandonado ni
olvidado y, con ese llamado, están listos para continuar la lucha pues ellos no
han entregado sus armas, ni las entregarán. Pero, una lucha no destructiva como
la de sus enemigos. Una lucha fiera, pero no violenta, agresiva, pero sin
quebrantar la paz ni el estado de derecho. Una lucha política y social que,
habiendo podido explotar violentamente, se ha optado por combatir en la esfera
política con armas tan poderosas como son la justicia, la verdad y la razón. No
caer en las provocaciones de un enemigo que no le importa destruir el país, si
ese es el precio de su poder.
Esta lección que Trump le ha dado al mundo define
claramente a los combatientes. Por un lado, la barbarie, el saqueo, la
destrucción física, de la ley y la civilidad de parte de esos entregados a
fuerzas extranjeras. Por el otro, la lucha de hombres nobles que respetan las
reglas de la batalla. Hombres que, por encima de sus deseos o ambiciones
personales, está la fortaleza de su propósito, de sus valores y, sobre todo, su
amor por su patria y el compromiso de hacerla otra vez grande, orgullosa de sus
hijos, y un refugio de paz para los hombres y mujeres de buena voluntad en el
presente, y en el futuro para nuestros descendientes.
“It Ain’t over until es over” (Yogi Berra)
"No se acaba hasta que se acaba"
El mercado libre no ofrece garantías, privilegios
especiales, favores, monopolios, oligopolios, subvenciones, ventajas,
protecciones, subsidios, apoyos, tratamientos especiales, distinciones,
dádivas, cancelación de deudas, en pocas palabras, como lo afirmara Milton
Freedman, no hay free lunch. Por eso es tan impopular y por muchos odiado.
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