Todo ello haciéndole un reconocimiento en calidad de
líder de la AN anterior, a pesar del drama que supuso su conducta
abstencionista que hoy prolonga la agonía de los venezolanos en su
padecimiento, luego de haberle regalado la instancia parlamentaria al gobierno
por no participar.
Hoy, cuando casi todo el mundo acepta que fue un error
garrafal la abstención, y comienzan a organizarse para encontrar modos de
participación de cara a las mega-elecciones que el gobierno planea convocar
para este año para seleccionar Gobernadores; Alcaldes; Diputados a los Consejos
Legislativos Regionales, y Concejales Municipales, Guaidó ha dicho que no
acepta ninguna participación, y que ¨él no está para pendejadas¨!
Luego de la multiplicidad de errores cometidos, le
lanzan un salvavidas para que enmiende y vuelva a comenzar, a pesar de su caída
estrepitosa en las encuestas, y todavía tiene el coraje de decir que no, y que
no lo busquen para tonterías. De verdad, se siente pena ajena, y un gran
arrepentimiento –en mi caso- por haber escrito tantas veces a su favor al
principio, por considerar que con su llegada la política se refrescaba.
Inmensa fue la esperanza que sintió la mayoría al ver
una cara nueva al frente, e inmensa ahora la frustración al ver a un joven
envejecido; sin ideas, y sin voluntad, que prefirió dilapidar un capital
político, y un liderazgo regalado por la ciudadanía, para entregarse a ser el
secretario de un político engreído y mediocre como el jefe de su partido;
responsable junto a otros extremistas de los fracasos de: La salida; Maduro
vete ya; las guarimbas; los trancazos; los estudiantes de escudos de cartón
muertos; operación libertad (la suya), operación Gedeón, etc.
Repetidores de lugares comunes; frases hechas, y
clichés tontos, como: ¨Cese de la Usurpación; Gobierno de Transición, y
Elecciones Libres; Vamos bien; si, o si; solos no podemos; todas las opciones
están sobre la mesa, y debajo también; todas las luchas una lucha; vamos
juntos, vamos bien; el que se cansa pierde; estamos del lado correcto de la
historia¨. En fin, pura retórica hueca y vacía, sin resultados concretos para
ofrecer, y aun así pretenden –engreídos al fin- hegemonizar la dirección política de la oposición con un
tratamiento discriminatorio de todo aquello que no pertenezca a la rosca del
G4.
Cuando tuvieron el control de la AN, en vez de
producir políticas públicas para contribuir en la solución de los problemas
reales de la sociedad, como electricidad; gasolina, y gas doméstico; agua;
vialidad, transporte superficial y subterráneo; salud, y la seguridad de
personas y bienes, prefirieron escurrir el bulto y entregarse al servicio de
fuerzas internacionales para que ellos hicieran el trabajo que era propio de la
oposición, a pesar de que los aliados insistieron en la necesidad de negociar
salidas a la crisis.
Hoy no existe oposición, gracias a esos errores
abstencionistas. En medio del caos, la ciudadanía toda –excepto los enchufados-
languidece por la pobreza galopante que abraza a todos los sectores.
Más allá de lo que este muchacho incompetente, y
aficionado de la política diga, la sociedad debe organizarse para conquistar la
unidad más amplia posible; luchar por mejores condiciones de participación,
y votar en alianzas perfectas para
tratar de derrotar al gobierno, como ya se ha hecho.
Seguir cometiendo errores terminará por desaparecer a
la oposición de manera total. No más barranco.
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