El sentido del humor venezolano definitivamente es
ilimitado. Es común en amenas tertulias, reuniones, e incluso en lugares que no
tienen nada que ver con lo social, que alguien suelte un improvisado chiste o
comentario cargado del doble sentido, que suele ser cotidiano en el genio
humorístico de mujeres y hombres, cuyo disfrute tiene por recompensa largas y
celebradas carcajadas. Y es que esa es la manera de ser de los venezolanos, que
a pesar de los difíciles momentos que vive no pierde el sentido del humor y le
saca partido a cualquier situación que en el día a día haya experimentado, y obviamente
de ello no escapa la situación política, de la cual por cierto el régimen de
Maduro tiene un record impredecible por las pachotadas que a menudo suele
decir, en las tediosas y largas cadenas de televisión, que ahora son más
fastidiosas que bailar un bolero con la hermana de uno..
El humor y la política no es nada nuevo y su historia
es larga a través de los contextos y latitudes como se observa en los países en
los que no hay censura de los medios de comunicación, por lo que abundan los
formatos en los que la creatividad y el ingenio conjugan en graciosa armonía.
Claro está que todo ello se logra en plena democracia y con total libertad de
expresión, sin la presión de los poderes del estado como ocurre en nuestro
país, porque al régimen la crítica al poder a través del humor no le sienta
bien, y no es menos cierto que cuando la política apela al humor se acerca de
alguna manera a la ciudadanía, pero esta situación es totalmente adversa y
negativa para el régimen de Maduro. Pareciera que no tienen sentido del humor,
o simplemente que el humor les hace daño y se sienten ofendidos.
Ignoran quienes detentan el poder con Maduro a la
cabeza, que el humor se caracteriza por su capacidad de distensión, y que en
política cuando se trata de acercarse a la ciudadanía y sumar simpatías el
chiste puede ser ideal. No se trata de un humor contestatario o ideológico. No,
se trata de un humor popular y accesible a la ciudadanía que propenda a generar
empatía y simpatía simultáneamente, se trata de que el sentido del humor no
solo pueda generar empatía, y demostrar inteligencia y flexibilidad, lo que
incluso puede ser utilizado en el discurso político, por lo que poseer sentido
del humor es una cualidad positiva, incluso en quienes tienen grandes
responsabilidades en el manejo de la “cosa pública”.
Pero pasando al tema del título del presente artículo
y que trata nada más y nada menos que la COVAX, vacuna para unos la más
indicada para combatir el coronavirus que ha desatado una terrible pandemia en
el mundo, y para otros se trata simplemente de un experimento, que no tiene aún
certificación de la Organización Mundial de la Salud, lo cual ha generado una
polémica que tiene a los habitantes del orbe sumidos en la más terrible de las
tragedias, solo ocurrida en el año 2018 con la llamada gripe española, que
acabó con la vida de más de 20 millones de personas, cifra que universalmente
no deseamos sea superada por el covi19.
El acceso equitativo mundial a una vacuna, con la que
se debe proteger especialmente a los trabajadores de la salud y a las personas
que corren un mayor riesgo, constituye la única forma de mitigar las
repercusiones de la pandemia en la salud pública y la economía del mundo. Pero
en nuestro país, esta situación muy vulnerable por lo demás, no ha sido tomada
con la rigurosidad que merece, ya que Maduro aún le sigue dando largas al
problema pese a las numerosas víctimas que día a día aumentan la cifra de personas
fallecidas, hombres, mujeres y niños, como consecuencia de la incapacidad,
negligencia y torpeza en el manejo de la crítica situación que agobia a
millones de venezolanos.
Se solaza Maduro manifestando que para finales del
cuarto trimestre del presente año 2021, la población del país estará totalmente
vacunada para lo cual manifestó ´contar con la ayuda y colaboración de Rusia
que le está enviando al estilo “delivery” y con cuenta gotas raciones de su
vacuna, y a ello le suma la vacuna cubana “Abdala” en experimento aún y otra en
gotas que el IVIC aprueba –según Maduro – su eficacia para bloquear posible
contagio. Para estas dos últimas, los venezolanos constituirnos unos “simples
conejillos de indias”. ¡Va de retro Satanás!
Lo cierto es que a estas alturas, Venezuela está
inmersa en una peligrosa y dura batalla contra esta pandemia que por las dos
vías está acabando con la vida de miles de venezolanos: el Coronavirus y el
Madurovirus. El pueblo espera ansiosamente la vacuna que ponga fin a sus naturales
temores, bien sea la COVAX u otra, pero que Maduro no le siga cayendo a “cobas”
al país, que tanto padece y se atormenta en tan difícil y crítica situación
política, social y económica, en la que únicamente están tranquilos y fuera de
peligro, quienes detentan el poder y su entorno político, todos vacunados no
solo contra el covit19, sino también contra la caradurismo, corrupción e
incapacidad.
Carlos
Aguilera
careduagui@gmail.com
@toquedediana
@_toquedediana
Miembro
fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
Venezuela
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