Tomo prestado el título del libro del extinto poeta
venezolano, Adriano González León, y también de la canción del cantautor
panameño, Rubén Blades, inspirada en el libro citado, para intentar ilustrar la
situación que vive nuestro país en estos tiempos aciagos, de mengua y
desesperanza, lo cual no obstante, no nos roba el optimismo y el deseo de
seguir intentando salidas.
Dice Rubén Blades: ¨Se vende un país portátil/ por su
autoestima en el suelo/ con un enorme complejo/ que lo hace antinacional.
Es un lugar sin memoria/ donde ya nada sorprende/ vive
el crimen indultado/ y un charlatán presidente!
Se vende un país portátil/ se ofrece un país portátil/
se alquila un país portátil/ se empeña un país portátil.
Barato un país portátil/ con héroes falsificados/
ideales hipotecados/ y total mediocridad.
Se oferta un país portátil/ domesticado en engaños/ se
garantiza por años/ ausencia de honestidad¨!
Este extracto de la canción de Blades, es
representativo de la condición de Venezuela a lo largo de estos 22 años de
pésimos gobiernos de Chávez-Maduro, y ese deterioro sostenido en el tiempo no
encuentra contrapesos en la oposición que –hasta ahora- ha recibido la
confianza de la sociedad.
La aspiración totalitaria, aun no conseguida por parte
del gobierno, tiene rasgos muy fuertes de autoritarismo, pero también mucha
astucia aprendida en la perversidad de lo que ellos encarnan como proyecto, y
no es otra cosa que un
pretendido ¨colectivismo igualitario¨ imposible de
lograr, pero seductor para mentes débiles, y el arma predilecta de tiranos;
dictadorzuelos, y autócratas, revestidos en los tiempos modernos de demócratas,
gracias a que acceden al poder por la vía electoral para luego destruir sus
instituciones y en consecuencia el sistema todo.
Esa acción destructiva encuentra en muchos casos, como
el nuestro, la complicidad de la oposición por omisión, y también por
estupidez, para dejarles el camino abierto mediante la abstención recurrente.
Hoy, sin embargo, y gracias a la intervención de
factores como la mesa de negociación, y algunos auxilios internacionales, el
gobierno venezolano ha venido aceptando algunas incipientes aperturas y
concesiones en el ámbito electoral que deberían estimular la participación,
pero que paradójicamente encuentran a la oposición dividida, y en un zigzag
incomprensible, que pudiera llevarnos divididos –otra vez- a un proceso
electoral que –les guste o no- es el que está a la vista.
Parece que no han entendido todavía el autogol que
significó la abstención en la elección de la AN, pero se quejan de lo que el
gobierno y su brazo parlamentario quieren hacer desde esa entidad. Creo que es
imposible ser más ingenuo, o antipolítico.
Las elecciones de gobernadores; alcaldes; diputados a
los concejos legislativos regionales, y concejales van, quieran o no. Es
urgente entonces, dejar de lado la incertidumbre, y la retórica del interinato
inútil e inexistente, para acceder a la realidad, y esta no es otra que la
participación electoral, aun en condiciones desiguales.
Convertir la adversidad en oportunidad y previo a ello
organizar con sinceridad y sin exclusiones odiosas, la participación electoral,
y la defensa del voto. Incluir en la alianza a todos los factores sin
mezquindad y acudir a la cita con los mejores candidatos para derrotar a un
gobierno ruin que en vez de gobernar, cede espacios al hampa expresada en la
existencia de guerrillas asesinas y narcotraficantes en nuestro territorio.
Que se muestra incapaz de controlar al hampa que
gobierna en las ¨zonas de paz¨ creadas para convivir con el delito que no se
atreven a meter en cintura. Que encarcela a gente inocente y desvalida, y le da
rienda suelta a la corrupción de los suyos, garantizándoles impunidad.
Es urgente un mensaje político de
unidad para enfrentar esta hora difícil. Todos somos necesarios para el cambio.
Hagámoslo!
Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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