Andrés Eloy Blanco en su profundo conocimiento de la idiosincrasia del venezolano, lo ideó “…el hombre del pueblo de Venezuela. Se llama Pedro Ruiz, Juan Álvarez, Natividad Rojas, pero se llama Juan Bimba. Es buena persona; puede matar pero no roba nunca. Su malicia no es mala, nace del mal que le han hecho y por eso Juan Bimba lo dice todo a medias, les echa media mirada a las cosas, se masca su tabaco y su verdad traga…”.
Caracterizado como indefenso frente a los poderosos que le pagan lo que quieren por su trabajo, le roban lo que tiene y cuando no tiene nada, se lo llevan a él, y no dice nada. A la chita callada rezongando su dolor, bajiiiito, para que ni él mismo se escuche.
Estaba allí cuando llegó la revolución del pueblo a reivindicarlo y pasó a ser emblema y motor de su política social. Se quedó reconociéndose en el personaje gráfico creado por el médico y dibujante barines Mariano Medina Febres, Medo, en una caricatura publicada en el diario caraqueño Ahora en 1936. Luego en las caricaturas de Leoncio y Manuel Martínez, publicadas en la revista Fantoches en 1938. En los panfletos y en los discursos. Aparecía vestido de campesino con los pantalones arremangados o en liquilique, enclenque y con un bollo de pan dentro del brazo.
Popularizado el personaje y convertido en un instrumento de mercadeo político, toda una lucha en favor de los desamparados, del voto universal, de los derechos cívicos desconocidos hasta ese momento por la sociedad venezolana… pero continuó siendo pobre, confiado, explotado… pero ya no se veía en la publicidad, ya no lo necesitaban ¡habían ganado! Así siguió impotente frente a las elites de poder económicas y políticas y se conformó vamos a ver qué hacen, ojalá esto cambie…suspirando y esperando.
La realidad socio política de la venezolanidad se transforma y con ella Juan Bimba ya no es un pobre ingenuo, sino un gran vivo que comenzó a exigir, pero como no tiene fuerza para ello, se convirtió en mendigo, consciente de que el voto era una mercancía que podía vender, lo hizo, claro por una plancha de zinc, una ayudita… pero algo le dejaba ¡total peor es nada!
Así llega la otra revolución chavista con este nuevo Juan Bimba chicharachero, vivo, audaz… pero en el fondo el mismo pendejo. Ya no lo utilizan a él, sino a todos los pobres, que ya ni siquiera se molestan en individualizar. Es la lucha contra la pobreza y la exclusión que necesitan rescatar de las garras del bipartidismo.
En efecto, los empoderaron ahora los Juan Bimba son jefes de calle, de Clap, parlamentarios, voceros de agua, electricidad… pero si pueden agarrar más de lo que les toca, lo hacen, si le pueden quitarle a su vecino, lo hacen; levantan los censos, asisten a horas y horas de reuniones ideológicas donde les dicen la verdad que deben asumir y repetir; hacen campaña partidista, tiene las listas de votantes como un tesoro… a cambio de una bolsa de comida o una ayudita.
¿Después de dos revoluciones? es el mismo Juan Bimba de la dictadura por el que ganaron los adecos, el mismo Juan Bimba del bipartidismo por el que ganó el chavismo. Sigue allí conforme con los ojos llenos de lágrimas y de impotencia, sin poder hacer nada frente a tirios y troyanos que lo utilizan para lograr el poder y despues lo abandonan, antes y ahora.
Carlota Salazar Calderon
Carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar
Venezuela
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