La estrategia del castrismo que controla al
gobernante boliviano, ha tomado para Evo Morales el “sí” dejando la siempre
dificultosa opción comunicacional y política del “no” al pueblo boliviano. Es
tiempo de decirle no a Evo Morales y a la dictadura en Bolivia.
La suplantación constitucional, la ausencia del
estado de derecho y la violación permanente de los derechos y libertades
fundamentales en Bolivia se expresan ahora con la última maniobra del
socialismo del siglo XXI el país, al llevar a referéndum la reelección
indefinida de Evo Morales, para que, simulando democracia, se perpetúe en el
poder, igualando a los regímenes vigentes de Venezuela, Nicaragua y el proyecto
en curso de Ecuador. La estrategia del
castrismo que controla al gobernante boliviano, ha tomado para Evo Morales el
“sí” dejando la siempre dificultosa opción comunicacional y política del “no”
al pueblo boliviano. Es tiempo de decirle no a Evo Morales y a la dictadura en
Bolivia.
Hay quienes en Bolivia siempre le dijimos y le
decimos no a Evo Morales.
-No con el pueblo y el Gobierno democrático
derrotando a Evo Morales, que como dirigente cocalero controlaba como
territorio propio el trópico de Cochabamba, y pretendía en 1994 instalar
guerrillas vinculadas al castrismo y al narcotráfico reproduciendo el modelo de
las FARC.
-No cuando Evo Morales era autor de masacres y
enfrentamientos con centenares de víctimas, entre 1994 y 2001, hasta que en
2001, en el Gobierno de Jorge Quiroga, liderando la indignación nacional y como
Jefe de la Oposición Parlamentaria pedí y logré su expulsión de diputado para
que sea juzgado penalmente por los crímenes cometidos en la masacre de Sacaba
contra conscriptos heridos, victimados en el asalto que Evo ordenó contra las
ambulancias sin escolta en que eran evacuados. El juicio no prosperó por un
“arreglo político” con el Gobierno de Quiroga .
-No cuando Evo Morales en 2003, empezando en enero
y terminando en octubre, promovió y
lideró hechos de violencia y masacres
con la intervención armada de sicarios extranjeros como sus aliados, para el
derrocamiento del presidente Sánchez de Lozada, que con la traición de Carlos
Mesa fue obligado a dejar el poder.
Quienes equivocadamente creyeron que derrocado el presidente
Constitucional podían ocupar su espacio, el de los dirigentes nacionales
forzados al exilio y el de su partido, simplemente terminaron convirtiéndose,
más pronto que tarde, en víctimas o en cómplices del proyecto dictatorial que
quiere a Evo Morales indefinidamente en el poder.
-No cuando Evo Morales ya como jefe de Gobierno,
suplantó la Constitución Política de la República de Bolivia por la del “estado
plurinacional”, luego de haber vencido el plazo de la constituyente
(ilegalmente convocada), después de la masacre de La Calancha en Sucre. El texto de la constitución de Evo Morales no
es el remitido desde Oruro por la ya incompetente constituyente, es un “texto
negociado” con Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina que con sus bancadas
parlamentarias junto con el hoy dictador aprobaron la ley 3941 de 21 de octubre de 2008 por la que
establecen que “concluido el proceso constituyente y recibida la propuesta
constitucional, para ser sometida a consideración del pueblo soberano, el H.
Congreso Nacional podrá realizar los ajustes necesarios……por dos tercios de
votos de sus miembros presentes”. La actual constitución no es la de Oruro, es
la de la comisión de Evo Morales con la oposición de entonces y con los
asesores de Valencia, España, contratados por Hugo Chávez; es la que permite
todas la maniobras para la reelección indefinida, y fue “aprobada por
negociación” cuando de los 27 miembros del Senado Nacional, Jorge Quiroga tenía
13 y Samuel Doria Medina 1, esto es la mayoría sin la que la suplantación
constitucional era imposible. Sin este cambio de constitución Evo Morales no
era reelegible ni por una vez y ya debió haber dejado el Gobierno.
-No cuando Evo Morales, contra el sentimiento de 6
de 9 departamentos y de la mayoría del pueblo boliviano, hizo campaña y fraude
electoral para el referéndum de aprobación de la “prefabricada” constitución
del “estado plurinacional” para el 25 de enero de 2009, luego de las masacres
de Cochabamba, del Hotel las Américas, del Porvenir en Pando y otras con las
que persiguió, encarceló y exilió a los gobernadores y opositores. Hay que
recordar quienes equivocadamente proclamaron el texto de la suplantación
constitucional como el de la “unidad nacional”!!
-No cuando violando su constitución y con el
prevaricato de su Tribunal Constitucional Evo Morales se habilitó como
candidato a una tercera reelección en 2014, violando el “acuerdo político”
reclamado ante la OEA por Jorge Quiroga que motivó la carta del Secretario de
Asuntos Políticos de la OEA (luego desautorizado por Insulza) que expresaba:
“el tema de la inclusión del periodo que en ese momento servía el presidente
Evo Morales, fue parte de la negociación, mencionado por todas las partes”.
-No, no y no, ahora, frente a la maniobra de
consolidación dictatorial en el referéndum del 21 de febrero de 2016 y al
fraude que ya está preparado. No es una
cuestión ideológica o partidista, no es siquiera una acción de oposición, es un
no vital para terminar con la dictadura transnacional del socialismo del siglo
XXI en Bolivia, que conduce al país a la crisis por el rumbo de un narco
estado. Un no para recuperar la libertad
de prensa, para terminar con las amenazas y el miedo. Es un no contra la corrupción, los nuevos
ricos, contra la impunidad. Es un no sin
jefes ni caciques, para terminar con los presos políticos, perseguidos y
exiliados. Se trata de principios y valores, de libertad y democracia, al
margen de ideologías, partidos, intereses, antipatías o cicatrices del
pasado.
Interamerican Institute for Democracy
IID@intdemocratic.org
@Intdemocratic
Bolivia
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