“Todas las dictaduras, de derechas y de izquierdas, practican la censura y usan el chantaje, la intimidación o el soborno para controlar el flujo de información. Se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación.” Mario Vargas Llosa
Más allá del delito de los más abominable, por cierto, como es el
tráfico de estupefacientes por el solo hecho de que va dirigido a una clientela
formada en su mayoría por jóvenes que lo consumen hasta que lentamente le
destruyen al extremo de convertirlos en piltrafas humanas.
Está comprobado que detrás de la acción de la delincuencia común,
Venezuela es uno de los más violento del planeta, está de por medio la droga,
su consumo que les convierte en “bestias” en “coco secos” como se conoce en el
argot policial.
En el alijo de cocaína, 800 kilogramos incautados en Puerto Príncipe,
Haití, están involucrados dos jóvenes familiares de la pareja presidencial
venezolana, hoy aquellos detenidos por la DEA en los Estados Unidos.
Más allá de que paguen por sus
crímenes, es el caso de que el país está en el derecho de saber que estos dos muchachos presuntamente movilizaron estos lotes de
drogas para negociaciones a lo Pablo
Escobar y que además tenían bienes en la República Dominicana, sin que se les
conociera oficio que les produjera medios económicos que justifiquen la
propiedad de yates y lujosos palacetes en esa ínsula.
La afonía del Gobierno, familiares y medios de comunicación sobre este
hecho, tan grave como el paredón de fusilamiento de Fidel Castro en la Cuba de
los años sesenta, ha servido también para mantener viva las guerrillas
colombianas y dictaduras como la de Noriega en Panamá.
Pero lo que llena de estupor, a la par del tráfico de cocaína en
referencia, está la censura, el silencio deliberado de algunos medios de
comunicación social que fueron adquiridos por testaferros amigos del régimen.
En el caso de Carabobo el gran titular de un diario fue que el cartón de huevos
costaría 420 bolívares.
Y para seguirle sumando más excremento a ese innoble mutismo de la
prensa regional y nacional, una verdadera vergüenza, días atrás un conocido
paisano suplicaba al alcalde Miguel Cocchiola designara “Hijo Ilustre de
Valencia” nada más y nada menos que al propietario de unos de los medios que
excluyó insolentemente la noticia que abochorna a los venezolanos.
Tan solo oímos, leímos o vimos, días después, escuetas notas y comentarios insípidos. La
mayoría de las veces o para desestimar lo ocurrido o para a través de
artilugios negarlos sencillamente.
Más claro, el caso es que prevalece la complicidad pecuniaria para
mantener prósperos negocios que no están vinculados con la comunicación. Por
otra parte existe miedo de desenvolver estas transgresiones contra la humanidad
y otros porque necesitan el sustento
para su familia.
Sin embargo, gracias a medios como este diario donde escribo, amén de
otros más, de las redes sociales, del trabajo de la dirigencia de la Unidad que
anda por todos los caminos contando lo que algunos medios se esfuerzan por
tapar, pues, sí, nuestros compatriotas saben lo que sucedió en Puerto Príncipe
y el porqué de esa machaca de ganar las elecciones parlamentarias como sea-
Rafael
García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Carabobo
- Venezuela
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