El Vice- Presidente de Brasil Michel Témer del PMDB se perfila -cada vez
más- con un potencial claro para sustituir a Dilma Rousseff en la conducción
del gigante del sur, ya que la imagen de
la Presidenta se ha venido deteriorando a pasos agigantados, en la medida en
que se evidencia el fracaso de la conducción de un Gobierno acosado por la
corrupción, el desempleo, la inflación, y en especial la incapacidad de
gobernar – a lo que se suma la ausencia tanto del apoyo popular como del
respaldo parlamentario -hecho que se repite en otros países de América
Latina- con el evidente fracaso de
sistemas populista similares que
vendieron esperanzas a los sectores más pobres, pero que en sus actuaciones
demuestran una gran fragilidad, una tentación de perpetuarse en el Poder a toda
costa, y en algunos casos, una vocación
autoritaria claramente violatoria de las libertades.
Las formulas de solidaridad automática de Gobiernos afines del
“Socialismo del Siglo XXI” como las expresadas por los Gobernantes de
Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y del propio Secretario Ejecutivo de
UNASUR, quienes saltaron al ruedo en defensa de Dilma repitiendo las denuncias
de “desestabilización” que trataron de apuntalar a Zelaya en Honduras y a Lugo
en Paraguay, en vez de ayudar al gobernante PT en su aspiración continuista,
más bien lo han perjudicado, por ser considerada por los dirigentes brasileños
como una injerencia indebida a una norma reconocida no solo en la Constitución,
sino que ha sido un instrumento histórico varias veces utilizado para encontrar
una salida a las crisis de gobernabilidad. El propio Presidente Sarney, líder
del Partido de Michel Temer, asumió la Presidencia tras la muerte de Tancredo
Neves –abuelo del principal líder opositor Aecio Neves; y más recientemente
Itamar Franco fue designado Presidente a raíz
del impeachment del Presidente Fernando Collor de Melo. Pero otras
situaciones similares han operado desde la primera Presidencia de la Republica,
que ha catapultado a los Vice-Presidentes a continuar el mandato Presidencial
como el caso del Primer Presidente electo en 1891, Deodoro da Fonseca; o Nilo
Pecanha (1902); o Getulio Vargas; o por la renuncia de Janio Quadros contra
quien estaba a punto de prosperar el impeachment y que su renuncia hizo que lo
sustituyera el Vicepresidente Jango Goulart.
Temer ha actuado con mucha prudencia, pero no deja de consolidar entre
bastidores sus relaciones parlamentarias con dirigentes de Gobierno y de
Oposición, y de establecer discretos
contactos con los Magistrados tanto del Tribunal Supremo de Justicia
como del Supremo Tribunal Electoral con el fin de no quedar “salpicado” por las
principales acusaciones contra la Presidenta, quien desde el Planalto ha usado
y abusado de las Cadenas de radio y televisión con fines proselitistas o privilegiado algunas empresas con contratos
irregulares para financiar las campañas o para enriquecer a allegados del
Partido de Gobierno, cuyos escándalos salpican a diestra y siniestra. Es por
ello que para figuras centrales del PT como el Ex Presidente Lula, aparece como
evidente temer a Temer.
Milos Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@milosalcalay
Caracas-Venezuela
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