“… La Constituyente, la línea Constituyente, es la línea macro política,
tiene como objetivo exclusivamente transformar el modelo político que es la
raíz o una de las raíces del problema. La podredumbre del sistema político
venezolano. Yo no creo que haya un solo venezolano que pueda hoy defender este
sistema político, a menos que esté interesado en que continúe. Pero los
venezolanos honestos, analíticos, observadores tenemos que concluir que hoy
tenemos un sistema político que está podrido, esa es una de las razones morales
y políticas del drama venezolano…”. Esto no lo dijo alguno de los que proponen
ahora la solución constituyente; o este escribidor que los ha estado
importunando machaconamente desde hace un buen tiempo, tratando de explicar el
para qué queremos una Constituyente. Son palabras de Hugo Chávez Frías en el
Programa Primer Plano en su primera entrevista de calibre, el 18 de Octubre de
1998, antes de ser electo Presidente de la República con las reglas de la
democracia (ver Hugo Chávez Frías | 1998/10/18 | Marcel Granier, min 45:00,
https://youtu.be/U8uxmOEwZcw).
¿Y porque he desempolvado ese video? Porque Chávez utilizó el mismo
argumento que estamos usando nosotros pero aplicado a un sistema que todavía
podía ser corregido, si los que gobernaban en ese entonces hubieran escuchado
las alarmas de cambio que la población había disparado y que se hizo evidente
con la elección de un golpista,
paradójicamente el 6D-1998, mismo día en el que los venezolanos manifestaron el
mismo deseo de cambio como conmemorando ese día el 6D-2015. Mismo día, mismo
deseo de cambio urgente.
Chávez aprovechó el grito de cambio que hacía la sociedad y se montó
sobre ese deseo manifiesto que ya era indetenible. Sabía que la convocatoria a
un proceso constituyente renovaría de una manera profunda el sistema, pero lo
haría con sus reglas. Y lo pudo haber hecho para bien pero, como supimos
amargamente después, traía escondido en su morral un sistema fracasado e
importado que no se ha podido instaurar todavía porque no se corresponde con
las raíces democráticas del pueblo venezolano. Y por ser un sistema fracasado
en el mundo, los problemas que intentó corregir se profundizaron a tal extremo
que ya estamos al borde de la hambruna.
Pero eso no quiere decir que el planteamiento de cambio en 1998 no fuera
válido. Todo lo contrario, no solo es más válido en estos momentos, sino
también urgente, pero con un ingrediente que
no hubo en aquel entonces: todo lo que se hizo desde ese momento hasta
ahora para atornillar en el poder a una dictadura, debe desactivarse como se
hace con una bomba a punto de estallar; lo que hace que el proceso sea más
delicado y que requiera de una ingeniería política de altísima precisión.
Es como si quien accedió al poder en 1998 con la excusa de salvar a Juan
Bimba de morirse de hambre, no solo le robo los reales de su comida sino que le
puso un chaleco-bomba para matarlo más rápido. Menudo problema...
Pero además de ese, hay otro ingrediente adicional que funciona como una
correa extra que le amarra a Juan Bimba el chaleco al cuerpo: que quienes
fueron desplazados por el planteamiento de cambio de Chávez de 1998- aquel
sistema político podrido que refería-, al comenzar a verse arruinados el
6D-2015 los planes de continuidad del régimen por el fracaso del sistema que se
quiso imponer, se plantean ahora un
regreso triunfal como si en ese entonces y ahora, 17 años después, aquí no
hubiera pasado nada.
Tal vez eso sería posible si todos nos hubiéramos muerto en estos 17
años de oprobio, o no recordáramos por viejos el porqué nos hallamos aquí, o
peor aún, supone que quienes desean ese regreso triunfal nos crean un atajo de
idiotas. El pueblo tiene pegada al cuerpo la bomba pero también la correa que
la sujeta. La primera no sale sin la segunda…
Debemos desactivar la bomba pero las correas siguen todavía bien
amarradas al cuerpo del pueblo porque en todos estos años ahora existe un
grueso importante del electorado sobre el que ahora descansan también esas
aspiraciones de “regresar”: la gente joven, que solo eran unos niños en 1998,
que no podrían recordar el porqué llegamos a Chávez y sus promesas. Y no se
preguntan quienes eran de verdad -y todavía son- esos personajes que tampoco
querían un cambio político el 6D-1998 y que se disfrazan ahora en la aspiración
de un nuevo cambio expresado el 6D-2015.
A esa juventud en especial le recomendamos ver el video arriba reseñado,
y son a los que debemos explicarles que el CAMBIO no es solamente salir del
castro-chavismo-madurismo y sus herederos, sino del sistema que lo originó, que
requiere de una reingeniería total del sistema político venezolano, que pueda
preservar las aspiraciones de quienes legítimamente creyeron en el cambio de
1998 y de quienes impulsamos un cambio mucho más profundo del sistema político,
económico y social de Venezuela plasmado en las páginas del Proyecto País
Venezuela Reconciliada Vía Constituyente
(http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/).
Ustedes dirán que este hueso que no suelto de la conducta de la vieja
política venezolana es una fijación obsesivo-compulsiva como ya han señalado
por escrito mis estimados amigos. Tal vez eso sea posible pero al ver el
comportamiento de los viejos y los nuevos partidos ante el fenómeno político
del 6D-2015, pensando que de verdad ganaron esa elección, -como lo pensó Chávez
en 1998- y no como la manifestación de un profundo deseo de cambio estructural
de lo que pasa en el país, no me queda otra cosa que concluir que todavía no interpretan lo que dijo el
pueblo venezolano ese día como tampoco no interpretaron -ni aprendieron nada-
lo que el pueblo sentenció en 6D-1998 cuando le entregó el país a Chávez. Y eso
tiene consecuencias, como las tuvo el país a partir de 1998.
La gravedad de toda esta situación es tan compleja que requiere de un
recomenzar con los que vieron la película completa, con los que llegaron a
mitad de la función y con los que ni siquiera vieron el comienzo, y que no
pueden ser con los mismos que crearon el problema y le pusieron el chaleco-bomba
a Juan Bimba, ni tampoco con los que se lo amarraron al cuerpo. Solo así
podremos parir un país nuevo reconciliado en paz y democracia. Y eso mis
queridos amigos, es una Constituyente...
Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Caracas – Venezuela
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