martes, 22 de marzo de 2016

ASDRÚBAL ROMERO M., LA RENUNCIA ES UN ASUNTO SERIO

Me refiero, como casi seguramente debieron suponerlo, a la renuncia del Presidente. En cualquier país del mundo, ese asunto sería tratado con extrema seriedad. Las razones y argumentos que sus proponentes, como justificación del atrevimiento a plantearles a los pobladores de ese país un forzoso acortamiento del período presidencial, tendrían que estar enraizadas en circunstancias de extrema gravedad para cuya solución el presidente, en cuestión, representaría un obstáculo.

Creo, sin ningún género de duda, que precisamente este es el escenario al cual ha arribado nuestra querida Venezuela. Una situación de gravedad acumulada y sistémica sin parangón, en la que todos los males parecieran estar conectándose entre sí para reforzarse viciosamente, y Maduro, un presidente que no puede, ni quiere, ni sabe cómo iniciar el proceso tendiente a sacarnos de tan dantesco atolladero. La petición de su renuncia está perfectamente justificada. Pero no creo que ella se le esté proponiendo al país con la seriedad debida.
Ya en varias oportunidades, encontrándome fuera del país, diversos interlocutores me han transmitido lo muy llamativo que les resulta que los venezolanos, pasando por todas las penurias que este régimen nos ha hecho pasar, salgamos a protestar en su contra participando en manifestaciones que, siempre, incorporan elementos festivos en ellas. Más que manifestaciones de protesta parecen verbenas pachangosas, lo cual se ha convertido en un rasgo muy sui géneris de nuestra forma de manifestarnos en contra de un régimen que nunca ha ocultado sus ambiciones totalitarias.
Planteado ya en la palestra mediática el tema de LA RENUNCIA, el primer evento político de masas donde se verbaliza reiteradamente tan delicada petición es un concierto musical. Por muy atrayentes que pudieran ser para el público venezolano las estrellas del concierto -una de ellas: con un carisma político exaltado por una valiente intervención en la Asamblea Nacional como joven artista con éxito internacional-, debemos preguntarnos si no se corre el riesgo de banalizar una propuesta política que debería ser tratada con toda la seriedad y solemnidad que corresponde.
No se trata de subestimar el poder comunicacional de un evento como el que referimos, de cara a su potencialidad de masificar un mensaje que se desea sea internalizado como una necesidad por todos los estratos poblacionales, el punto que pretendo resaltar: es que ese evento debería haber sido parte de una campaña comunicacional continuada que tuviese su iniciación en otro evento originario de mayor significancia política. Es decir: le queda a uno la sensación que ese concierto era el “después” de un “antes” que nunca se produjo.
La misma sensación la tuve al escuchar el discurso de Henry Ramos Allup en el marco de la convocatoria relativamente poco exitosa de la MUD del sábado 12M. “Maduro, chico, renuncia, ya tú no debes estar allí”. Demasiado coloquial para la majestad de su cargo y para la trascendencia del pedimento que se desea transmitir. El contenido del mensaje y la forma como se están trasmitiendo no se corresponden. Queriendo hacer más popular el mensaje, se está corriendo el riesgo de que el formato de transmisión genere un ruido en la comunicación tal, que impida el procesamiento del mensaje por parte de los receptores con la importancia que amerita.
¿Por qué? Porque la renuncia de un presidente es un asunto muy serio, requiere de una contundente explicación que no se ha dado.  ¿Acaso en las circunstancias de esta profunda crisis en la que vivimos se requieren mayores explicaciones de por qué la renuncia de Maduro es el primer paso necesario para activar el proceso de cambio? Por la atmósfera comunicacional cruzan diariamente cientos de mensajes que evidencian esa necesidad, pero aun así, se requiere el “evento síntesis”: en el que se le presente al país un documento bien elaborado sobre lo que ocurrirá en el país si no se produce un inmediato cambio de rumbo y cómo Maduro se ha convertido en un obstáculo para que ese viraje se produzca. Este es el evento originario al que me refería anteriormente.
 Imagino que del trabajo que han realizado los diputados de la bancada opositora, se deben haber recabado los datos e insumos necesarios para la elaboración de ese documento. Es lo que se desprende de escuchar los discursos que se producen en las sesiones de la Asamblea Nacional, se ha avanzado mucho en la tarea, pero se requiere el impulso de sintetizar todo ese esfuerzo y convertir su presentación al país en el pistoletazo de arranque de una estrategia política acometida con convicción.
¿Quién comunica la necesidad de LA RENUNCIA en el evento originario? Pregunta interesante. Si tuviésemos un líder unificador, él sería la personificación de la respuesta. Capriles lo fue en su momento, pero se fue a la Gobernación. Luego, Leopoldo, como líder que tuvo la visión de toda la dinámica destructora que se ensañaría sobre el país como consecuencia del inminente fracaso del modelo y que, con LA SALIDA, quiso librarnos de toda esta tragedia innecesaria. Pero ahora está preso y muy triste es reconocer que el Régimen ha tenido éxito en su progresivo constreñimiento a un rol pasivo –aunque cada día el latido de su mensaje incremente su sonoridad-. De allí que yo haya insistido en la “foto”, como metáfora de un evento de visualización de un liderazgo colectivo hablándole a la nación e inspirando credibilidad en la mayor parte de sus pobladores.
Sobre la primera “foto” que propuse en un artículo anterior publicado en este blog, “La Renuncia en una Foto” (ver http://quepasaenlauc.blogspot.com/2016/02/no-hay-tiempo-para-mas-espera-la.html), debo reconocer que fue un tanto vapuleada en comentarios que se me hicieron personalmente, pero un interlocutor me sugirió otra  foto: Todos los diputados integrantes de la bancada democrática, con el Presidente de la Asamblea Nacional a la cabeza, hablándole al país. Su sugerencia la fundamentó con la siguiente interrogante: ¿Quiénes mejor que ellos, que vienen todos de un reciente trabajo político en sus respectivos circuitos que les dio el triunfo, para representar al país en toda su geografía?
¡Esta es la foto! Que no es importante por sí misma, sino como la oportunidad de dirigirse a todos los venezolanos para explicarles porque es necesaria la renuncia del Presidente, con la solemnidad que impone la trascendencia de una decisión que le ahorrará al país más tragedia y dolor. Es la oportunidad para una convocatoria del poder soberano residente en el pueblo. ¡Hecha con convicción! No como se está haciendo ahora, con la displicencia de quienes dan la sensación de que acceden a esta seria petición, simplemente, para satisfacer a una fracción de las fuerzas democráticas, pero que, realmente, no creen que esa sea la alternativa para alcanzar el tan ansiado cambio de gobierno. Maduro no va a renunciar, piensan, aunque no todos lo digan, y desestiman el poder del pueblo en la calle.
Es inevitable que sea reiterativo, y me disculpan,  en el tema del tiempo del que disponemos. Si incorporamos a esa variable en el análisis; si nos ubicamos en el curso de este proceso de descomposición que penetra y carcome todas las áreas del quehacer nacional, posamos nuestra mirada hacia el pasado para apreciar su velocidad de propagación y, luego, hacia el futuro para internalizar la inminencia de una tragedia,  nos llenaremos de la convicción que LA RENUNCIA es la única alternativa sensata de que disponemos. Hace falta esta convicción  y la obligada fundamentación que sustente el pedimento, presentada con la debida consideración de estilo, y ¿el pueblo responderá? Pregunta también obligada, porque no está respondiendo y esto debería constituir señal roja de alarma para quienes promovemos el cambio de gobierno. Ya no me atrevo a responderla, pero es nuestro deber intentarlo: procesar políticamente LA RENUNCIA con toda la seriedad que amerita.

Asdrubal Romero
asdromero@gmail.com
@asdromero

Madrid – España

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