jueves, 2 de febrero de 2017

ISAAC VILLAMIZAR, VOLVER A SER RESPONSABLES

AFIRMACIÓN ÉTICA

Me parece que en el rescate urgente de valores a que estamos llamados todos en el país, una de las prioridades es la responsabilidad. Deviene su etimología en la palabra latina “responsum”, aludiendo al sujeto capaz de responder o corresponder con otro, con respecto a una deuda u obligación. Entonces, la responsabilidad implica el cumplimiento de nuestro deberes, teniendo cuidado al hacer o decidir algo. Esto nos hace ver que un sujeto responsable tiene claro conocimiento de que cumplir o no con sus obligaciones, los resultados de ello tienen consecuencias y recaen sobre él mismo.

La responsabilidad es un acto de la conciencia, porque sabemos que nuestras acciones u omisiones sobre nosotros o sobre los demás, es decir, la concepción libre y consciente de los actos de nuestra conducta deben ser compatibles con lo que esperan la sociedad y la normativa social que rige esa conducta. Si las personas toman la responsabilidad como una forma permanente de actuar, aprende a comportarse de tal manera que se puede confiar en él, ya que su responsabilidad garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera tranquilidad en los demás.

Podemos hablar de responsabilidad moral, responsabilidad ética, responsabilidad social, responsabilidad jurídica, entre otras. En el campo legal, quien asume un compromiso, por la ley o por un contrato, y no cumple o lo hace parcialmente o lo cumple indebidamente, puede provocar un agravio a los sujetos sobre los cuales recae el beneficio de ese compromiso. En otras palabras, el incumplimiento distorsiona la satisfacción de los intereses de los acreedores de esa obligación. Ante ese desempeño, se genera una consecuencia, una sanción, un castigo, una multa,  una indemnización, dependiendo del campo jurídico en el cual ha surgido esa responsabilidad.

Creo que en la escuela y en la familia desde muy pequeños hay que inculcar en los hijos la capacidad de reflexionar seriamente antes de tomar una decisión, y ayudarlos a pensar en los resultados que su comportamiento puede afectar la vida propia, la de la familia, la de sus amigos, la de su comunidad. Es imprescindible explicarles a los niños cómo se sienten los demás cuando les causamos un daño, y que al hacerlo, debemos responder ante ello. Lo primero sería advertir en ellos la necesidad de reconocer que se ha provocado un acto generador de responsabilidad. Lo segundo es enseñarles a ofrecer disculpas y a pedir al afectado que las acepten. Lo tercero es instruirles para manifestar la sinceridad de reparar ese daño. “¿Qué puedo hacer para responder por mi conducta?”. “¿Cómo puedo reparar la molestia que he causado?”, son preguntas con las cuales debemos aleccionar a los hijos. Y lo cuarto es guiarles para que verifiquen que el daño causado ha sido adecuadamente reparado, gracias a la responsabilidad y al compromiso adquirido.

Ser responsables nos ayuda ser autónomos, porque podemos decir y asumir las repercusiones de nuestros actos. Ser responsables nos conduce a ser honestos, porque podemos siempre ofrecer la verdad y los demás van a creer en nosotros, a fiarse de nuestro proceder, pues aunque nos equivoquemos, porque somos humanos, los otros comprenderán el alcance y la intención propia de remediar nuestros errores. Ser responsables nos ayuda a ser diligentes, porque pondremos todo nuestro esfuerzo en corregir a tiempo, para el beneficio común.  Todos estamos llamados en Venezuela a recuperar el sentido de responsabilidad, para formar un ciudadano realmente abonado a la causa de la transformación imperiosa por un país grande. Lo dijo José Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.”

Isaac Villamizar
isaacvil@yahoo.com
@isaacabogado
Tachira - Venezuela

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