TOQUE DE DIANA
“Dios: tengo
necesidad de hablarte, de gritar tu viejo nombre remoto, y de decirte las
torpes palabras del hijo al padre, que todos han dicho, para pedir amparo y
misericordia, ante la fría sombra que se avecina, ante la soledad y el miedo,
ante la adivinada noche de la nada. Como si encendiera una lámpara para que el
viento la apagara”. / Poema de Arturo Uslar Pietri
Me permití tomar el último poema que escribiera el
ilustre escritor y político venezolano, Arturo Uslar Pietri, compatriota que
más celebridad y consideración ha disfrutado en el siglo XX, para iniciar el
presente artículo, ante los vientos ciclópeos que parecen avecinarse en un
futuro inmediato, habida cuenta de los últimos y recientes acontecimientos que
mantienen en vilo a los venezolanos, hoy por hoy golpeados inmisericordemente por
el hambre y la miseria total, jamás imaginado.
Muchas personas se preguntan la razón por la cual las
fuerzas políticas de la oposición demoraron mucho para llegar a un acuerdo en la llamada Mesa de la Unidad
Democrática (MUD), para crear consenso de acuerdo entre los propios partidos
que la integran, y evitar de esta manera no seguir siendo objeto de burla del
régimen madurista, que se ha aprovechado para sacarle partido a la situación,
bajo el pretexto de un diálogo (¿) tantas veces diferido por las tácticas
dilatorias puestas en juego perversamente por los actores del oficialismo. En
la nueva conformación y táctica de la MUD, deberá privar de ahora en adelante -
y ojalá alcancen positivamente este propósito -, lo racional sobre lo
instintivo, a objeto de que se dejen de lado las discrepancias políticas
internas y aspiraciones personalistas, evitando en consecuencia que sus
distintos líderes entren en estériles confrontaciones, y actúen por el
contrario con madurez y tolerancia frentes a sus diferencias.
Algunos politólogos y psicólogos sociales, sostienen
que esta práctica social tiene que ver con lo que ellos denominan
“idiosincrasia venezolana”, que no compartimos, pero que explica la ausencia de
diálogo, tolerancia, y respeto a la diversidad y a la cultura en sus distintas
manifestaciones. Por ello sostenemos que los aspectos fundamentales que inciden
sobre la psicología social, cultura y en la política, requieren únicamente de una democracia que no
restrinja ni bloquee la participación social y el desarrollo.
Se ha comprobado que a lo largo de los años, un Estado
que excluye a la sociedad y la diversidad, no educa para el consenso sino para
la confrontación; que una estructural debilidad de la cultura, tradición e
institucionalidad se caracteriza por el despotismo, el grito y el insulto; e
igualmente que la persistencia de la
práctica de “acuerdos políticos” no se adhieren ni practican en el ejercicio
del consenso democrático, todo lo cual, debilita la institucionalidad, la
democracia y la ciudadanía.
Y si a ello se suma la mitomanía y el populismo, una
mezcla explosiva que genera severas consecuencias en el cuerpo social de un
país, solo hallaremos una manera de combatirla, y no es otra sino mediante el
voto sagrado y universal, al que tenemos derecho constitucionalmente los
venezolanos. Es un mecanismo muy sencillo que permite bloquear al mitómano, que
es un mentiroso compulsivamente patológico,
como bien lo definiera Anton Delbrueck en 1891: “Es una invención
inconsciente y demostrable de acontecimientos y logros muy poco probables y
fácilmente refutables”.
Quizás por las razones anteriormente indicadas
observamos a un Nicolás Maduro, y a sus segundones en el alto mando del partido
oficialista (PSUV), devenidos de iracundos personajes que pretenden intimidar a
sus adversarios y hasta al propio pueblo, mediante amenazas que van de lo
ridículo a lo risible y de bravucones individuos, en tira besitos, cuando la
situación que confrontan les obliga a ponerse la careta de piedad, amor, fe
cristiana (¿) y demócratas a carta cabal, pregonando un falso diálogo que
siempre por detrás de bastidores lo entorpecen a más no poder, en su afán de
posponer las elecciones de gobernadores y alcaldes y la libertad de los presos
políticos.
Con marcada frecuencia, se observa en Maduro que su
lenguaje (¿) político está adornado por
el doble discurso. Ello se desprende cuando ejerciendo el cargo de Canciller, y
tras el golpe de estado que derrocó a Manuel Zelaya en el 2009, no solo tuvo
injerencia personal sobre el conflicto hondureño al lado del depuesto
presidente, sino además solicito a la OEA la aplicación de la Carta
Democrática, si, la misma que hoy rechaza, tras calificar al organismo
internacional, como un” parapeto al servicio de los intereses de la derecha
golpista”, amén de los insultos personales en contra de su máxima autoridad,
Luis Almagro.
Por otra parte, es evidente en Maduro, que no
diferencia entre el capitalismo emprendedor que beneficia a los países y el
neoliberalismo. Deng Xiaoping inventó el capitalismo de Estado en China, que ha
generado un espectacular crecimiento de la economía de ese país asiático en el
que todos quieren ser ricos, y ya hoy en día hay más millonarios y millardarios
que en los Estados Unidos. En China se han privatizado más de 200.000 empresas
públicas. En días pasados el New York Times publicó que los miembros más ricos
del Congreso y consejeros en China, tienen una fortuna combinada de 500
millardos de dólares y entre ellos hay 209 emprendedores. ¿Qué hubiera sido de
China con Mao en el poder o gobiernos populistas?.
Maduro dada la manifiesta dislexia e iracundia que le produce su incapacidad,
ineptitud e improvisación para el manejo de los asuntos de estado, que jamás
imagino podría llegar a tener en sus manos, se comporta torpemente por lo que
poco o nada le importa que el país pueda opinar positiva o negativamente. De
allí, su conducta ramplona que va de acuerdo a su estado de ánimo. Por ello no
es de extrañar que profiera vulgares epítetos no usuales en un Jefe de Estado,
como el de insultar acremente al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, al
que calificó de “traidorcillo e inepto, pues nadie amenaza a Venezuela menos
una basura de ser humano, basura le dije” (….).
En cambio al presidente de los Estados Unidos,
Donald Trump, que también se las trae y
ya ha enviado mensajes y no precisamente a García, pretende engolosinarlo
diciendo que le está ofreciendo buena oferta para las bolsas del CLAP, y que
aspira a que las relaciones entre ambos países se mantengan cordiales y estrechas.
En el estado Lara, al miedo los guaros lo llaman
tabardillo, que coloquialmente suele expresarse en otros términos un tanto más
vulgar.
(*) Periodista, historiógrafo; autor de la
columna “Toque de Diana”; ex corresponsal de la agencia de noticias
internacional AFP; Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela y de la
Academia Nacional de Ciencias y Artes Militares y Navales; Miembro fundador del Colegio Nacional de
Periodistas (CNP-122)
Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
*Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP.122)
Aragua - Venezuela
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