Cuando faltan pocos días para
que el año 2018 nos dé el adiós, vino a
mi mente la profecía que, en una conferencia en la Universidad de La Habana,
hizo Hugo Chávez, al comienzo de su mandato gubernamental, al vaticinar que
“Venezuela va hacia el mismo mar donde va el pueblo cubano, mar de felicidad”.
¿Qué queda del augurio después de 20 años de ejercicio del poder?. Si nos
referimos al orden político, nadie que hable en serio se atrevería a afirmar que en Venezuela hay actualmente
una democracia y funciona un Estado de Derecho. Al respecto, bastaría con
recordar que la organización World Justice Project, ubica a Venezuela en el último lugar de
desempeño en el mundo. Los países democráticos de la comunidad internacional
piensan lo mismo y así lo han manifestado. Pero, sin necesidad de saber cómo se
nos mira desde el exterior, somos los
venezolanos quienes conocemos y vivimos en carne propia la tragedia
político-institucional que avasalla al país.
En el área económica, el desastre no es menor. Entre
2013 y 2018, se ha reducido en un 53% el tamaño de la economía, y, si solo
observamos el sector industrial, constataremos que, dice presidente de Conindustria, “de 12.700
industrias de buen tamaño que existían en el país en 1997 y que generaban 8.000
millones dólares en exportaciones, a la fecha quedan 2.500 (de las cuales,
alrededor del 73% trabaja por debajo del 30% de su capacidad instalada), lo que
da una idea de la destrucción del aparato productivo del país”. Y los expertos
sostienen que la contracción económica, es decir, la caída del PIB, será
superior al 20% al cierre de este año. La hiperinflación, que el FMI había
pronosticado en 1.000.000% (un millón por ciento), recibirá la llegada del
nuevo año montada en un 1 millón 400.000%. La pobreza, según la Encuesta de
Condiciones de Vida (Encovi), arropa al 87% de las familias venezolanas. La
deuda pública, que era de 30.000 millones de dólares en 1998, se ha catapultado
actualmente a 151.000 millones de dólares. La OPEP, ha reportado que
actualmente solo estamos produciendo 1,1 millones de barriles petroleros
diarios.
Cierro este artículo sobre la catástrofe que afrontamos, contando lo
que hace unos días le escuché decir en un programa radial al doctor López
Hoyos, Vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina: recientemente, el
Hospital J.M de los Ríos rifó, entre varios niños cancerosos, la única dosis de
medicamento que tenía para el tratamiento de la enfermedad.
Carlos Canache Mata
@CarlosCanacheMa
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