“El libro de las revelaciones
o el Apocalipsis de San Juan es el final de todas las Biblias. Este libraco de
2000 años de edad se puede aplicar a nuestro tiempo. No hay duda que describe
bien a nuestro monstruoso régimen, el cual inevitablemente caerá frente a una
figura (o movimiento) cuyo nombre no se conoce”
El libro de las
revelaciones o el Apocalipsis de San Juan es el final de todas las Biblias
cristianas. Muchos lo aceptan como parte integral de los textos sagrados y
otros dudan de que Juan, el Evangelista, hubiese sido su autor. Se estima se
escribió a finales del siglo I en plena persecución de los cristianos por los
romanos, pues los emperadores exigían adoración a sus estatuas como “hijos de
dios” y a eso se oponían unos irreverentes que solo aceptaban llamar así a
Jesús.
El apocalipsis
posiblemente recoge mucho de este período de lucha entre los “malos” romanos y
los “buenos” cristianos, pero lo hace a través de una extraña y curiosa
simbología, de tal manera que el apocalipsis es interpretativo y tan maleable que
se puede adaptar a diversas situaciones.
Para leer el apocalipsis
es muy importante meterse previamente varios tequilas o cualquier bebida
espirituosa de las fuertes, pues el mollejero de cosas raras que salen solo
pueden ser toleradas con buen mareo. Un ejemplo: “El quinto ángel vació su copa
sobre el trono del monstruo, y su reino quedó en oscuridad. La gente se mordía
la lengua de dolor”. Otro más:” Tomé el rollito de la mano del ángel, y me lo
comí; y en mi boca era dulce como la miel, pero una vez que me lo comí, se me
volvió amargo en el estómago”.
Como muchos conocen, en
la Biblia el número siete (7) está asociado a lo bueno y a lo celeste y el
apocalipsis lo usa a montón. Comienza con siete cartas a igual número de
Iglesias, sigue con siete sellos en donde aparecen los muy famosos jinetes,
luego con las siete trompetas, las siete visiones de la mujer y el dragón, las
siete copas, los siete cuadros de la caída de Babilonia y las siete visiones
del fin. Así que, casi obligados, elegimos el hebreo SHEBA (siete) para titular
estas líneas
Aunque las figuras
malignas del libro posiblemente iban dirigidas como crítica encubierta a los
romanos, también se han utilizado para asociarlas con Mao, con Hitler, con
Stalin o con cualquier malquerido. De manera que nos fue fácil aplicar estas
visiones angelicales al caso venezolano pues hay poca duda de que aquí tenemos
unos demonios gigantescos y grotescos que, además, nos tienen pasando
calamidades bíblicas.
Van entonces algunas
copias textuales del libro.
“Allí vi una mujer montada en un monstruo rojo, el cual estaba cubierto de nombres ofensivos para Dios…. aquella mujer iba vestida con ropa de colores púrpura y rojo, y estaba adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas odiosas y de la impureza de su prostitución y llevaba escrito en la frente un nombre misterioso”. (Clarísimo que se trata de los malos del régimen vestidos de rojo)“Después de esto, vi otro ángel que bajaba del cielo; tenía mucha autoridad, y la tierra quedó iluminada con su resplandor. Con fuerte voz gritaba: ¡Ya cayó, ya cayó la gran Babilonia!¡Se ha vuelto vivienda de demonios, guarida de toda clase de espíritus impuros, nido de toda clase de aves impuras y de fieras impuras y odiosas! (Sin duda se trata de la oposición cantando y ya cayó y ya cayó).
“Los comerciantes del
mundo también llorarán y harán lamentación por esa ciudad, porque ya no habrá
quien les compre sus cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas,
telas de lino fino y de seda, de color púrpura y rojo”. (se refiere a los
ladrones del tesoro público y a los traficantes que abundan).
“Tú, oh cielo, alégrate
por causa de esa ciudad y alégrense ustedes, los del pueblo santo y los
apóstoles y los profetas, porque Dios, al condenarla, les ha hecho justicia a
ustedes”. “Vi el cielo abierto; y apareció un caballo blanco, y el que lo
montaba se llamaba Fiel y Verdadero, porque con rectitud gobernaba y hacía la
guerra. Sus ojos brillaban como llamas de fuego, llevaba en la cabeza muchas
coronas y tenía un nombre escrito que solamente él conocía”.
Como se nota, este
libraco de 2000 años de edad se puede aplicar a nuestro tiempo. No hay duda que
describe bien a nuestro monstruoso régimen, el cual inevitablemente caerá
frente a una figura (o movimiento) cuyo nombre no se conoce (aunque los adecos
estarán muy animados por lo del caballo blanco).
La caída del malo
poderoso frente a las fuerzas del bien, siempre ha ocurrido en la historia y
seguirá ocurriendo y eso es lo que va a pasar en nuestra tierra de gracia. No
somos adivinos, pero huele tremendamente que va a ser pronto.
Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es
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