La coherencia que el presidente Duque mantiene entre
sus convicciones, sus propuestas y sus ejecuciones, es irrefutable, sin embargo
cada decisión suya es criticada por uribistas más uribistas que Uribe y
radicales de derecha, más de derecha que Bolsonaro, alineados con la izquierda
radical, santistas, mamertos y profarianos, corroborando la frase endilgada a
Lenin: “los extremos se unen”
La popularidad del presidente descendió abruptamente y
el fenómeno se convirtió en almíbar para los medios y en yesca para el incendio
que aviva diariamente el ex ministro Londoño, quemando a hombres de poca fe,
muchos de nuestras huestes, que aún no entienden el estilo Duque.
Lo quieren haciendo trizas los acuerdos, atizando la
guerra y persiguiendo a medio país. Nada de esto prometió, ni es su estilo.
Le cobran el nombramiento de santistas, porque “el
favor al enemigo no lo convierte en amigo, pero hace enemigos a los amigos y
con esto duplica los enemigos”.
Olvidan que Duque recibió un país polarizado por
Santos, enceguecido y radicalizado como en la era de los godos y cachiporros,
con sus arcas arrasadas por la corrupción y a un paso de la violencia y de la
quiebra.
Olvidan quien es Duque y que su estilo, que combina
inteligencia, formación y memoria, demolió argumentalmente a cada uno de sus
contendores de campaña, y le hizo llegar a la presidencia sin ayuda de partidos
políticos, ganando con esto la independencia para nombrar a quien le plazca.
Su estilo hizo una campaña sin precedentes en la
historia electoral colombiana; bastó su carisma; el apoyo irrestricto del
presidente Álvaro Uribe y el trabajo del equipo que premió en México a Luigi
Echeverri como el mejor estratega electoral presidencial del continente
El bajonazo de su popularidad tiene nombre propio. Su estilo
que empieza a horadar el cieno para hacer cimiento.
El estilo Duque es la inclusión, la anticorrupción, la
austeridad, la mesura, la legalidad, la equidad, la transparencia y eso nos
pega a los colombianos.
El estilo Duque cortó la mermelada que Santos daba a
El Espectador, Semana, Canal Uno, la W Radio, Caracol, RCN y otros etcéteras,
que lo extorsionan al día, para que regresen los cheques.
El estilo Duque anuló la incestuosa relación entre
cortes, congreso y medios, que mutilaban, cobraban o presionaban la aprobación
de leyes y reformas, y eso se lo facturan
El estilo Duque despojó de mermelada a los políticos y
no les repartió el Estado, como se usaba y eso los tiene con rabia.
El estilo Duque prioriza la acción para satisfacer las
necesidades y no las diferencias ideológicas, y eso exaspera a los extremistas.
El estilo Duque es de inclusión y eso desconcierta a
la derecha excluyente, y de concertación con lo cual deja a los anarquistas sin
otro argumento que la piedra y la papa bomba contra ventanas y policías.
El estilo Duque no hace trizas los acuerdos, salva de
ellos lo positivo, como prometió en campaña.
El estilo Duque deja solos con sus odios a Fecode, a
las centrales obreras radicales, a los sindicatos judiciales y a la fábrica de
argumentos doctrinales, de deslegitimación y proFarc que es el CNMH.
Ese es el origen del bajonazo de imagen. Ningún
delito, ninguna persecución, ningún acto de odio, ningún abuso, nada oculto.
Por eso, como en campaña, las calumnias se volverán contra los calumniadores y
se mantendrá, no solo como el presidente para Colombia sino como un líder para
el continente.
El estilo Duque es de gerencia cerebral, aumentó el
presupuesto para la universidad pública en medio del paro, y dejó sin piso a
los agitadores.
El estilo Duque es joven y espontáneo, sin clichés
presidencialistas, y genera en todas partes aluviones de abrazos de confianza.
El estilo Duque es rebatir la calumnia, el chisme y la
ofensa, con obras.
El estilo Duque es tomar el tiempo para los
nombramientos y acertar, como lo hizo con la cúpula militar.
El estilo Duque es lograr que se apruebe sin mermelada
y contra todo pronóstico, los proyectos de ley de Financiamiento, para
restablecer la economía y el de la Superintendencia de salud, para que IPS y
EPS nos presten el servicio con la calidad que merecemos los colombianos.
El estilo Duque es aminorar la brecha social,
formalizando y expandiendo el empleo; eximiendo a emprendedores jóvenes del
impuesto de renta por cinco años, y a los inversores en el campo por diez años.
El estilo Duque es eliminar nóminas paralelas y
trámites burocráticos innecesarios para hacer un Estado eficiente con menor
gasto.
El estilo Duque es resolver de una vez por todas, el
problema de agua de la Guajira
El estilo Duque es asegurar la seguridad en el
Catatumbo con 5 mil hombres de la FUDRA y del país con el Plan Diamante y El
que la hace la paga.
El estilo Duque es alejar a la niñez y la juventud de
la drogadicción mediante la eliminación de la dosis mínima personal.
El estilo Duque es resolver el problema de
Electricaribe.
Cabe aquí repetir el trino del presidente Uribe:
“En la medida que avancen las reformas que se han
aprobado y las que vendrán; se recupere la economía; que el país sienta que hay
cero corrupción y se mejore la seguridad, poco a poco los colombianos irán mejorando
la aprobación en el gobierno del presidente Duque”
Duque siempre sale fortalecido de los ataques y eso lo
saben los amigos de campaña, que se están dejando chamuscar por el incendio de
la insidia; que se desilusionan en la primera curva y entregan en bandeja el
país a los violentos, sin dimensionar que su desfallecimiento es atentar contra
su propia victoria.
Confianza en el presidente. En el estilo Duque está el
sendero y todos estamos invitados a caminar con él.
Una feliz navidad y próspero 2019, unidos por
Colombia.
Mario Javier Pacheco
@mariojpachecog
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