2018 termina. Uno de los
peores años de la historia contemporánea de Venezuela. El peor desde que tengo
uso de razón. Todas las áreas de la vida nacional están en proceso de
destrucción gracias a la acción del régimen y de las pecaminosas omisiones de
algunos que, pudiendo hacer oposición y resistencia, han mirado hacia otro lado
o actúan para conservar lo que tienen.
Esta ha sido la Navidad
más desangelada que podíamos haber imaginado. Lo único positivo es la
reafirmación del fervor mariano, de nuestras convicciones y la convicción de
que toda salida queda exclusivamente en manos de cada uno de nosotros guiados
por la fe en aquel Jesús de Nazaret. Dividió la historia de la humanidad en
antes y después de un nacimiento.
Según las informaciones
de las agencias especializadas, unos tres millones de compatriotas están fuera
del país. Repartidas en buena parte del Continente y del mundo. Familias
divididas con pocas posibilidades de lograr la reunificación ansiada pero con
la esperanza de que pronto pueda revertirse hacia lo positivo la situación
actual.
En consecuencia y a
pesar de todo, se mira el 2019 como el año de la liberación nacional. De
ponerle punto final a la tragedia para concretar esa esperanza en un clima de
libertad y vuelta a una democracia mucho más perfecta y mejor que cuanto hemos
conocido en el pasado. También es el propósito de buena parte de la comunidad
internacional, especialmente en el vecindario latinoamericano.
Para alcanzar el
objetivo no será necesario emplear todo el año. La lucha se intensificará desde
los primeros días. Enero será clave para los efectos liberadores. Los días por
venir son de vital importancia. No hay espacio para errores voluntarios o
involuntarios. Lo que está en juego es demasiado serio. Sabemos a lo que nos
enfrentamos. No nos engañamos.
Más o menos desde el
2004, bajo Hugo Chávez en Venezuela, se desarrolla una guerra asimétrica de
cuarta generación en el mundo entero. Es la Guerra Periférica del Islam
Revolucionario. Guerra popular que ahora tiene claras manifestaciones en países
de Europa y en Estados Unidos.
Esto está determinando una nueva doctrina de
seguridad y defensa que sustituye la tradicional vinculada casi que
exclusivamente a Estados Unidos y la OTAN. Nuevos esquemas son definidos para
enfrentar a Irán, Hamas, Hesbolah y otras estructuras que avanzaron demasiado
en medio de cierta negligencia del mundo libre.
Rusia es protagonista de
otra naturaleza. Vende armas, otorga préstamos y firma acuerdos que pueden
incluir aspectos de cooperación nuclear. Clara amenaza para la región. El
régimen venezolano está a punto de ser declarado terrorista.
No hay espacio ni ánimo
para cerrar diciendo Feliz Navidad. No soy pesimista. Soy un optimista
realista.
Oswaldo Álvarez Paz
oalvarezpaz@gmil.com
@osalpaz
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