El exlegislador de extrema derecha y capitán retirado
del ejército anuncia que Brasil se ha liberado del socialismo y que sabe que le
esperan reformas intrincadas y un Congreso dividido. Hay señales de que los
“Chicago boys” de los años 1970, dignos hijos y nietos del “Consenso de
Washington” y sus ideas económicas neoliberales, son modelo de las autoridades
que van tomando el mando en Brasil.El analista británico, Jim Oneill. (Valor)
opina que “el crecimiento de Brasil puede que sea una ‘sorpresa agradable’ para
la economía global si el presidente J. Bolsonaro apoya las políticas ortodoxas
que prometió en su campaña.” Pero hay quienes afirman que lo de Bolsonaro es “un
golpe desbastador,” por ejemplo, para los que han pugnado por cumplir el
mandato constitucional de reparar el daño causado a los pueblos indígenas
después de décadas de negligencia y maltrato. La Constitución de 1988, después
de que Brasil saliese de una dictadura militar de 21 años, garantizaba la
tenencia de tierras a grupos maginados por décadas que sufrían discriminación
sistemática y cruel.
El NYT dice que el presidente Bolsonaro había
comparado a las comunidades indígenas que habitaban las tierras protegidas… con
“animales de los zoológicos,” y que había aprobado un decreto que restaba
autoridad a la Fundación Nacional del Indio, protectora de éste, y asignaba la
protección de dichos territorios al Ministerio de Agricultura conocido por su
defensa de empresarios que buscan desde hace marras acceder a esas tierras. La
antropóloga L. S. Burger Sotto-Major, ex funcionaria de la Fundación, dijo que
el nuevo decreto era “una clara afrenta a la Constitución” porque si el
gobierno anterior desprotegía a las comunidades indígenas con recortes de
créditos… y priorizaba los planes de industrias que buscan mayor acceso al
Amazonas, éste es peor de todas formas.
En un twiterel mandatario dijo que los grupos
indígenas y los grupos tradicionales “descendían de esclavos, o quilombos,” y
que conformaban una mínima parte de la población, menos de un millón, y que se
les había concedido más del 15% del territorio del país en regiones aisladas.
“Juntos vamos a integrar a esos ciudadanos y a cuidar de todos los brasileños,”
y añadió: “Una de nuestras estrategias
para sacar a Brasil de los últimos lugares en educación es acabar de cuajo con
la basura marxista en nuestras escuelas”… “Conseguiremos la formación de
ciudadanos, no de militantes políticos”.
Por otro lado, Bolsonaro anuncia que la edad de
jubilación bajará a 62 para hombres y a 57 para mujeres, y entrarán en efecto
cinco años después de que la legislación sea aprobada.
El ex presidente Michel
Temer había propuesto 65 y 62, respectivamente. Bolsonaro también habló de la
necesidad de proyectos de ley de protección del personal de seguridad, y de
apertura de la banca a entidades extranjeras. En el proceso se sabe que atrajo
al ejército, a las iglesias menos progresistas prometiéndoles reducir
protecciones ambientales que estos grupos consideran costosas; él seguramente recuerda
que éstos lo ayudaron a derrotar al Partido de los Trabajadores en las
encuestas, y a ganar la elección, lo que lo obliga a cumplir lo prometido y a
convertir a su nimio partido en el segundo más grande del Congreso.
Bloomberg News recientemente dijo que después de su
victoria electoral del 28 de octubre, 75% de los brasileños en una encuesta
reciente opinaban que Bolsonaro, de 63 años, iba por el camino correcto…
Jorge V. Ordenes-Lavadenz
@JvordenesV
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