El 5, febrero, 2019 el presidente de EEUU, en su
discurso del estado de la unión de 75 minutos, omitió mencionar el
calentamiento climático seguramente para favorecer intereses extractivos enraizados,
por no decir atrincherados, sobre todo del carbón mineral cuya quema más de un
siglo, para producir electricidad, sigue contribuyendo al nefasto calentamiento
climático. Incluso cuando a fines de enero el vórtice ártico del invierno
septentrional se desvió sobre norte América derramando temperaturas de hasta 50
grados bajo cero centígrado en Canadá y varios estados de EEUU causando
estragos y muerte, Trump dijo: “¿dónde está el calentamiento climático en este
trance frígido?” Lo que resulta increíble y muestra desconocimiento acaso
intencional del calentamiento que azora. El vórtice del invierno consiste en un
flujo circular alrededor del polo norte rodeado de la corriente en chorro (jet
stream en inglés) que viaja a 180 Km por hora o más. Que ceda y se desvíe es
anómalo.
La Tierra ha tenido épocas calientes en tiempos
prehistóricos, y fríos en los históricos. La diferencia hoy está en la rapidez
del cambio y en el incremento de gases CO2 y metano producidos por la actividad
humana y su poca atención a la conservación de antídotos naturales como los
bosques de la Amazonía que hoy se ven amenazados por la autoridad brasileña,
entre otras. La combustión de carbón ha aumentado desde la revolución
industrial y el CO2 se ha venido acumulado en la atmósfera causando el
calentamiento global… además de la acidificación de los océanos ya que se
disuelve en el agua y forma ácido carbónico que es anatema para la fauna y
flora. Vemos que los arrecifes de coral están pagando el precio, también los
“hielos eternos” de los Andes, y el glaciar de Yunnan en China, et al.
El director del Instituto Goddard de Estudios
Espaciales, NASA, Gavin A. Schmidt viene diciendo: “los últimos cinco años han
sido los más calientes. No es que el calentamiento sea cuestión del futuro, está
aqui… y ahora.” Según el NYT, el miércoles 6 de febrero, Schmidt añadió que la
temperatura promedio de La Tierra en 2018 fue más de un grado centigrado
superior que el promedio de fines del siglo 19 cuando empezó la era industrial.
Para evitar desastres mayores, no debe subir más de dos grados centígrados en
el futuro. El pronóstico es que subirá más de esos dos grado pese a que 190
países han firmado el Acuerdo Climático de París del que EEUU es todavía
ténicamente miembro aunque Trump ha dicho que EEUU se saldrá.
De acuerdo a la ONU, un aumento de 1,5 grados
centígrados tendrá costosas consecuencias. El año más caliente fue 2016
estimulado por la corriente de El Niño del océano Pacífico. En 2018 surge La
Niña que refresca y causa un El Niño menos caliente a fines de año. Según
Berkeley Earth (BE), 2019 quizá sea el segundo año más caliente. BE, NASA y la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, NOAA en inglés, están
de acuerdo con BE… lo que no es nada alagüeño.
Diez y ocho de los 19 años más calurosos se han
registrado desde 2001 y los resultados se han visto en las recientes olas de
calor de Australia, las sequías y las inundaciones de las costas de EEUU y
Chile, el derretimiento de los hielos del ártico y la antártica, las inundaciones
por doquier y los desvastadores huracanes marítimos, et. al. Urge echar “el
grito al cielo” y persuadir a EEUU que modifique su perjudicial postura ante el
calentamiento del Planeta.
Jorge V.
Ordenes-Lavadenz,
jvordenes@yahoo.com
@JvordenesV
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