La renta
petrolera tiene su origen en la liquidación progresiva de un activo público
como lo es la riqueza del subsuelo. Cada barril de petróleo que extraemos de
las entrañas de la tierra y vendemos en los mercados internacionales, es un
barril que debemos restar a nuestras reservas. Por eso, lo sensato es darle a
esta renta un destino que propenda a convertirla, no sólo en consumo, sino en
capital humano, capital financiero y capital físico, a fin de preservar en el
tiempo su valor y garantizar la expansión de nuestra base material para provecho
de los venezolanos de hoy y del mañana.
Sin embargo
en Venezuela, durante las últimas décadas, esto no se ha hecho así. La renta
petrolera, ni antes ni ahora ha estado al servicio del pueblo, sino bajo el
control de los gobernantes de turno, una usurpación que nos ha empobrecido por
décadas. Miles de millones de dólares petroleros se han despilfarrado o han
sido capturados por grupos vinculados al poder político, generando incremento
de la deuda pública y fuga masiva de capitales, devaluación, descapitalización,
inflación y pobreza.
Pedro Elías
Hernández
Transferir
directamente poder económico a los venezolanos, a través de los beneficios del
negocio petrolero, que por derecho nos corresponde, sería la manera de reparar
parte del daño ocasionado durante años por éste y todos los malos gobiernos
anteriores, los cuales, actuando en nuestro nombre, lo que hicieron fue
empobrecernos.
Se estima
conservadoramente que por concepto de ingreso fiscal petrolero, Venezuela
recibiría durante los próximos 20 años más de 300 mil millones de dólares tan
sólo elevando su producción de crudo a 2 millones de barriles diarios a un
precio de realización por barril de 50 US dólar. La sociedad venezolana debe
hacerse estas preguntas: ¿qué destino le va a dar a estos cuantiosos ingresos.
¿Se permitirá que suceda lo mismo que ya ocurrió entre los años 1976 y 2014
cuando en virtud de la destrucción sistemática del valor de nuestra moneda y
otros desaciertos en política económica se crearon todos los incentivos para
que más de más de 350 mil millones de dólares (dólares constantes de 1998)
abandonaran el país mediante fuga de capitales? Se producirá nuevamente un
proceso de descapitalización masiva semejante? No hay preguntas más
pertinentes.
Hay que
impedir que se consume nuevamente tal despropósito. No es suficiente confiar en
el buen juicio de eventuales nuevos gobernantes. Es menester promover un cambio
radical. Una alternativa viable sería distribuir de inmediato entre todos los
venezolanos mayores de 18 años , títulos de participación y/o bonos populares
petroleros, de carácter intransferibles, que permitan disfrutar directamente a
los ciudadanos de los beneficios económicos producto de las regalías que genera
la industria de los hidrocarburos y los dividendos que produce anualmente
PDVSA. Igualmente titularizar masivamente a la población democratizando una
porción de la propiedad del petróleo emitiendo acciones populares de las
empresas filiales de PDVSA utilizando un esquema parecido al que se puso en
práctica en Colombia con la reforma petrolera de 2007-2008 que convirtió en
accionistas de ECOPETROL a millones de colombianos.
En tal
sentido la idea es crear un sistema nacional de capitalización popular de la
renta petrolera, que estará conformado por la totalidad de los ingresos
correspondientes a las regalías que paga la industria petrolera y por los
dividendos que declara anualmente PDSVA. Estos ingresos se utilizarán para
crear un vasto fondo de ahorro nacional destinado a capitalizar un amplio
sistema de fondos de pensiones o de retiro personal de capitalización
individual y de carácter privado para cada venezolana mayor de edad a fin de
que pueda acumular recursos y contar en el futuro con el amparo de una pensión
digna al momento que arribe a la edad de su retiro laboral, ya sea trabajador
dependiente o por cuenta propia del componente formal o informal de la
economía. La renta petrolera podría también financiar planes de educación y
salud mediante la emisión vouchers o bonos populares petroleros nominados en
dólares, los cuales serán distribuidos entre todos los venezolanos mayores de
edad para sufragar cada año en cualquier institución pública o privada de su
preferencia gastos escolares por concepto de matrícula, alimentación,
uniformes, transporte y útiles, al igual que para costear anualmente un seguro
médico de hospitalización, cirugía, maternidad, consultas y medicamentos, o
afiliarse a un sistema pre-pagado de salud. En definitiva, se trata de crear un
sistema universal de seguridad social a partir de la riqueza que nos pertenece
a todos.
PDVSA podría
seguir estando en manos del Estado venezolano, pero abriendo la propiedad de la
empresa para, por ejemplo, la cancelación, en dólares, de los pasivos laborales
del sector público mediante la emisión de acciones de la estatal petrolera que
serían entregadas a los trabajadores como justo pago de las prestaciones
sociales que se le adeudan. Igualmente, parte de las acciones de la empresa
podrían estar a disposición de cualquier venezolano en el mercado de valores.
De esta forma la corporación empezará a tener un desempeño mucho más eficiente
y competitivo, ya que los ciudadanos se habrán convertido en sus principales
dolientes y accionistas.
Para que
todo esto sea posible hay un prerrequisito indispensable. Desde luego la
industria petrolera venezolana en general, deberá abrirse cada vez más a la
masiva inversión privada, tanto extranjera como nacional, ya sea asociada o no
a PDVSA, a objeto de aumentar el tamaño del negocio. En tal sentido se debe
retomar la exitosa estrategia petrolera que tuvo Venezuela desde 1922 hasta
1971 que no fue otra que un creciente amento de sus volúmenes de producción.
Tales cambios hay que hacerlos pronto, ya que la era post petrolera, aunque
todavía distante, no se encuentra tan lejos como muchos piensan. De esta manera
el país se prepararía mejor, para una vez llegado el momento, prescindir
económicamente del negocio de los hidrocarburos, ya que se dispondría del
suficiente capital financiero, físico y humano para salir asegurarnos un futuro.
Pedro Elías Hernández
@pedroeliashb
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