martes, 12 de marzo de 2019

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, CUERDA DE INÚTILES


Con el grotesco incidente nunca visto en otra parte del mundo, en el cual, todo un país quede sin electricidad durante casi una semana por negligencia, se confirma definitivamente la incapacidad total de la dictadura. En cualquier país civilizado el gobernante dimite voluntariamente ante tal bochornoso despliegue de ineptitud. El continuismo sería un acto de sadismo por parte de los inútiles dirigentes y de masoquismo por parte de un pueblo noble y sano a quien se le colmó la paciencia.

Para los que se encuentran fuera de Venezuela, para los que no vivieron en carne propia la tragedia, no es fácil imaginarse este apocalipsis. No se trata del rutinario apagón que ocurre hasta ocho veces por día y que quema artefactos eléctricos. Ni tampoco de los famosos racionamientos diarios de fluido eléctrico que duran 4 a 6 horas sin horario anunciado. Esto es otra cosa. Es peor que una guerra, porque las indolentes autoridades ni siquiera se preocuparon por informar lo que estaba ocurriendo, salvo la estupidez del sabotaje.

Sin electricidad, sin luz, sin CANTV, sin Internet, sin Movilnet, sin recarga para laptop y celulares cuyas plataformas no estén caídas. Sin medios de comunicación en noches donde el tedio abruma, ni siquiera se consigue hielo en toda la ciudad. Sin protección eléctrica en los hogares y establecimientos comerciales, sin gasolina (aparte de la escasez normal, las bombas no funcionan). Como no hay bancos ni efectivo circulante, los pocos locales comerciales con punto de pago se atiborran de kilométricas colas.

La falta de agua nos ha hecho antihigiénicos, nauseabundos y hasta trasmisores de enfermedades. La comida se pudre y la que se compra probablemente ya esté en período de descomposición. Edificios con personas, pacientes y ancianos atrapados en sus pisos altos. Además estamos aislados del mundo, con fronteras cerradas por caprichos de niño malcriado.

A esta paralización total del país el tirano agrega el asueto populista. Quien se enferme de gravedad en estos días se muere. Las clínicas privadas tienen sistemas de emergencia, que son precisamente eso, de contingencia para unas horas pero no para días, aparte de que no todos los sistemas sofisticados funcionan con plantas de emergencia. O renuncia o que lo renuncian. Que oiga quien tiene oídos…

Ernesto García Mac Gregor
@GarciaMacGregor 

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