Pocas
veces ha tenido el ser humano la oportunidad de vivir tragedias como la que
acontece en la Venezuela actual, especialmente después de 1999, cuando el
estado es asaltado por una horda de desnaturalizados y resentidos sociales,
imbuidos en una sed de venganza motivados por la frustración de no haber podido
asumir posiciones dignas con decoro en su trasunto de la vida en todos sus
órdenes, en los campos de la política, así como en lo profesional y social.
Es
espeluznante lo vivido a partir de 1999, especialmente después del cambio en la
conducción del estado a partir de 1958, cuando gracias al advenimiento de la
democracia, y al Pacto de Punto Fijo, el pretorianismo impulsado por los
gamonales del primitivismo militar, encarnados por quien habíamos considerado
el último dictador de Venezuela, Marcos Evangelista Pérez Jiménez, fue dejado a
un lado, para iniciar un modelo de convivencia y alternabilidad, cuyo norte fue
entre otras cosas, el desarrollo de una sociedad igualitaria en la que sus
ciudadanos tuviesen justicia de oportunidades.
Esas
consejas de personajes como Gonzalo Barrios quien hablaba de la democracia
imperfecta, o Luis Herrera Campins quien siempre recordaba lo perfectible de la
democracia o de ese apóstol de la libertad centro americana, Arístides Calvani
quien nos expresaba que, donde no existía democracia había que construirla,
donde estaba débil fortalecerla y donde existiese formalmente consolidarla,
fueron echados en saco roto por esa camada de asaltantes que doblegaron la
democracia venezolana, encabezados por el oscuro e inculto personaje de
Sabaneta, devenido en mesías irredento de los soeces irrecuperables de la
izquierda venezolana y de los tránsfugas de los partidos del sistema que no
pudieron desarrollar y colmar sus ambiciones y apetencias personales en materia
profesional y económica.
Es
así que vemos a funestos personajes del mundo de la homosexualidad, del
transgénero, el barraganismo, así como de la peste militar, con Roy Chaderton,
al Aristóbulo Isturiz, perenne deambulador de partidos en su búsqueda de
oportunidades, o al mujiquita y amanuense de William Tarek Sab, quién becado
por el gobernador de Caracas Antonio Ledezma y el Concejo Municipal del
Distrito Federal, era un consecuente y asiduo adulador asistente a la Comisión
de Seguridad Ciudadana, o al inefable sicopata goebeliano de Jorge Rodríguez,
director de la oficina del boleto estudiantil, entre tantos desadaptados y
arribistas, a los cuales se les debe sumar esa hemorragia de heces militares,
que han
reafirmado
su condición de peste insaciable de poder y riquezas mal habidas, convertidos
en ductores del gobierno más putrefacto, dirigido por un ciudadano sin
escrúpulos de ninguna índole como fue Chávez y ahora, la marioneta dirigida por
el castro comunismo de la habana, denominado Nicolás Maduro.
Como
desde el primer momento Chávez empezó a destruir lo construido, sus secuaces
sin conocimiento de prácticas administrativas y con el solo afán de
enriquecerse, se dejaron a un lado los controles perceptivos y correctivos y el
mantenimiento a los bienes públicos, cuestión que empezó a ser advertido por
quienes habían construido las instituciones y la industria petrolera y
siderúrgica de Venezuela, así como todas empresas públicas que enaltecían al
estado venezolano y que le permitían al venezolano común disfrutar de una
calidad de vida, que aunque fuese incipiente, le abrigan esperanzas de mejorar
la misma.
No
obstante, de nada sirvieron las advertencias de la importancia de mantener la
red pública del suministro de agua, así como de las instalaciones eléctricas, o
de la industria petrolera y las empresas básicas de Guayana y de preservar la
agricultura y la cría, de mejorar el sistema educativo. Los arribistas eran
animados por el afán de riqueza, sin importar su procedencia y así los
militares que tímidamente había empezado a construir el cartel de los soles
fueron dejados en completa libertad para sus tropelías con la apertura que le
dio el felón a las farc, para que desarrollaran sus actividades en contra de
Pastrana y Uribe y le dieran cabida en el negocio de las drogas, e igualmente
en la conducción del aparato administrativo y financiero, en el plan Bolívar
200 y otros, que han sido verdaderos desaguaderos como el ministerio de la
alimentación, cuya insignia fue Pudreval y las empresas creadas en los últimos
años, como el arco minero.
Ahora
la Joya de la Corona en cuanto a malversación la podemos dividir en el
abatimiento de la industria petrolera, las empresas básicas, el sistema
eléctrico nacional, la industria agroalimentaria y el sistema educativo. Todo
destruido de una manera sistemática y perversa y lo paradójico del caso es ver
a los publicistas del régimen, convertidos en magos de Oz, tratando de
justificar incoherentemente de una manera cínica y contumaz los errores y
tropelías de este nefasto narco hamponato instalado en Miraflores y en fuerte
Tiuna.
Quienes
tuvimos la oportunidad y de una forma u otra vivimos la etapa democrática de
Venezuela y ahora la dictadura instaurada a partir de 1999, quedamos
sorprendidos del cinismo de personajes como el ministro de comunicación y del
gamonal del castro comunismo y ductor del hamponato de los soles, con motivo de
la debacle del sistema eléctrico nacional, ratificado con la caída del sistema
a partir del jueves 7 de marzo, quienes expresan argumentos intergalácticos
para endosarle la culpa de esos problemas y de su ineficiencia a factores
exógenos, con el argumento que el imperio mismo tiene la culpa de nuestros
males, pretendiendo crear una matriz de opinión que los libere de culpa y
los
muestre impolutos ante el común de los venezolanos. Es así que en estos días
aciagos que hemos vivido los venezolanos, a través de nuestro radio con pilas,
hemos escuchado los medios radiofónicos impuestos por la hegemonía
comunicacional, los variados argumentos de los panegiristas amancebados por la
beca solidaria del narco gobierno justificar rodilla tierra los robos de los
dineros destinados a la solución de esos problemas, dejando a un lado el
impacto publicitario que uso el gobierno por la compra de los satélites a China
que nos ponían en el albor tecnológico del universo y líderes de la guerra de
las galaxias, así como la solución a todos los problemas vividos hasta su
compra.
Pero
la mayoría no olvidamos que el felón de Chávez, en el 2009, destinó cien mil
millones dólares para mejorar el sistema eléctrico nacional y el transgénero
del Jesse Chacón, fue el encomendado para dicha misión y quienes van a la isla
de las perlas, cuando van a Pampatar, observan el complejo deportivo que está a
su entrada las cientos de plantas eléctrica compradas a Cuba, convertidas en
Chatarra y cuando se va a la península de Macanaó, se ve la valla destruida y
carcomida por el salitre de la instalación del complejo eólico, igual al que se
iba a construir en la península de Paraguaná y la Vueltosa, Uribante y Caparo,
todavía esperan su inicio de actividades.
Obviamente
que enerva observar y escuchar a estos personajes con sus atrocidades tratando
de justificar lo injustificable, se les percibe el desasosiego, el nerviosismo
en la búsqueda de argumentos angelicales para mostrarse como unos ángeles de la
guarda salvadores de la patria, dejando entrever que son files seguidores de la
política nazista implementada por Adolfo Hitler, para imponer su dogma del
hombre nuevo, pero consideramos nosotros que desde el usurpador en Miraflores
hasta quienes son los bozaleados en las emisoras comunitarias, son dignos
ganadores del premio nobel del cinismo, ante tanto Gamelote parejo
Ruben
Contreras
@RubenContreras
No hay comentarios:
Publicar un comentario