La creencia popular afirma que los avestruces esconden
su cabeza en el suelo ante la proximidad de un peligro. Así, continúa la
creencia, evaden la realidad al no reconocerla. Según entiendo, el proceder del
avestruz es muy distinto, pero a los fines de estas breves y sencillas líneas,
vamos a seguir la creencia popular.
Cuando el señor Maduro y sus colaboradores declaran
que no le hacen caso a Guaidó, que lo ignoran, que no le dan importancia,
"parecen" portarse como un avestruz. Y pongo las comillas, porque de
lo que más hablan es, precisamente, que no les interesa ni Guaidó ni lo que
representa. Si en verdad así fuera, ¿por qué están obsesionados con el tema?
Resulta que quieren parecerse a la flemática ave, pero
no lo logran. Granma , el "periódico oficial" del castrismo, casi no
dice nada al respecto del presidente interino de Venezuela. Y si partimos de la
premisa de que en La Habana se deciden las cosas importantes que tienen que ver
con nuestro país, entonces habría que concluir que la "estrategia del
avestruz" es una política concebida en Cuba y tratada de ejecutar en
Venezuela.
¿Tiene o no tiene sentido dicha política? Estoy seguro
que no, ya que desde el poder se hacen analogías con situaciones precedentes y
ya lejanas en el tiempo, que por momentos supusieron una amenaza al régimen,
pero que este simuló ser indiferente, no estar preocupado, y al final, la
amenaza se disolvió por su propia cuenta.
Es un error asimilar esas situaciones con lo que
ocurre en el presente. No solo por la importancia institucional, política y
diplomática que ha alcanzado Guaidó, dentro y fuera de Venezuela; sino muy
especialmente por la catástrofe humanitaria en lo social y económico que agobia
al país, y de la cual el "fenómeno Guaidó" –como expresa Rafael Arráiz
Lucca– es una respuesta esperada y recibida con muchas expectativas favorables
por la inmensa mayoría del pueblo venezolano.
Si la hegemonía considera que lo mejor es desconocer
esa realidad, no lo pueden conseguir, porque la misma es tan avasallante que es
imposible que pase inadvertida. Imposible. ¿Se puede tapar el sol con un dedo?
No. ¿Se puede pretender que se es un avestruz que no admite la verdad porque no
la quiere ver? Tampoco.
En este sentido, ¿de qué peroran Maduro, Cabello y los
demás que conforman la cúpula de la hegemonía? Pues de Guaidó y su
significación. De la catástrofe humanitaria ni pío, ciertamente, pero lo
primero no puede destacarse sin también destacarse lo segundo. Son componentes
de una misma realidad.
La trágica realidad que padecen los habitantes de
Venezuela para sobrevivir día a día. La diferencia es que ahora la catástrofe
tiene una representación política, con amplio respaldo internacional, lo cual
era solo una aspiración hasta no hace mucho. Una aspiración que se ha vuelto
dinámica política, no solo por la catástrofe socioeconómica sino por la
perseverancia de tanta gente en la lucha constitucional que va más allá de la
trampa electoral.
Tenemos un avestruz en Miraflores. O por lo menos
alguien que quiere parecerse al avestruz, pero sin conseguirlo. En Miraflores
debe estar un gobernante serio, de buena voluntad y decidido a superar este
período de mengua de la historia venezolana.
Fernado Luis Egaña
flegana@gmail.com
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