Cuando este
artículo se publique, se estarán cumpliendo el próximo 5 de marzo, seis años del anuncio
oficial de la muerte de Hugo Chávez. Un anuncio que se veia venir, después de una serie de
hechos noticiosos provenientes, en su mayor parte, del propio gobierno, los
cuales desde el mes
de diciembre del 2012 tenían al mundo en ascuas, llenando los noticiarios y las redes
sociales de habladurias, insinuaciones tendenciosas, y mucho escepticismo. Fue
su sucesor,
Nicolás Maduro, designado así por el propio Chávez el 8 de diciembre del 2012,
en la que sería su
última aparición pública, quien dio la noticia.
De toda la
crónica sobre la enfermedad de Chávez en la cual no hubo un solo parte médico dado por
quienes lo atendieron, como tampoco lo hubo de su deceso, pues siempre fueron fuentes
gubernamentales las que se encargaron de hacerlo, cabe destacar la manipulación pólitica,
con fines electorales, que se hizo de la misma, en función de una estrategia
ganadora a corto y
mediano plazo. Fue así como se decidió adelantar la elección presidencial del
2012 dos meses;
de Diciembre, que era lo usual, a Octubre; lo cual indica, a todas luces, que
algo se temía sobre
un más que posible empeoramiento de su estado de salud.
Por razones
idénticas se hacia necesario cubrir el periodo de transición que iba desde el
10 de Enero 2013
cuando Chávez, reelecto para un nuevo período, debia juramentarse ante la
Asamblea
Nacional como lo dispone el Artículo 231 de la Constitución, hasta la fecha de
los
nuevos
comicios para elegir un presidente en caso de que Chávez no pudiera asumir el
cargo, como
efectivamente ocurrio. Esta última, una posibilidad a la cual el propio Hugo
Chávez se refirió
expresamente, como si supiese lo que le ocurriría, en su alocución del 8 de
Diciembre del 2012. En
este sentido, personajes venidos del chavismo, como Luisa Ortega Diaz, han asegurado
que murió dos meses antes, el 28 de Diciembre 2012 para ser exactos, cuando recibieron
por teléfono la noticia de que Chávez habia fallecido, informacion que fue,
horas mas tarde,
revertida.
De ese
escenario, surgió la inconstitucional e incoherente decisión del TSJ del 9 de
Enero 2013 señalando
que Chávez podía juramentarse en otra fecha y que había continuidad administrativa,
circunstancia por la cual Nicolás Maduro, en su caracter de vicepresidente, debía seguir
en el cargo, como si nada hubiera pasado, hasta que Chávez se reincorporara. Un absurdo,
desde cualquier punto de vista y una verdadera arbitrariedad jurídica, que
colocaba a Maduro,
contrariando descaradamente lo establecido en la Constitución, como Presidente
del país por
unos meses. Enero, cuando Chávez debio asumir el cargo; Febrero, cuando supuestamente
regresa a Caracas para ingresar en el Hospital Militar; Marzo, en el cual se notificó
finalmente su fallecimiento y convocaron elecciones; hasta la mitad de Abril,
cuando el dia 14 se
llevó a cabo la votación para cubrir la vacante de Chávez. Un tema al cual nos referimos en
dos artículos publicados en Enero del 2013.
Sobre el
origen de la enfermedad de Chávez, también se hizo un manejo destinado a crear
dudas sobre
el mismo con el objeto de crear un sentimiento en el gran pueblo, contrario a
la
oposición;
el propio Maduro lo volvió a plantear unas horas antes de anunciar la muerte de
Chávez. Esta
corriente conspirativa le atribuye a un tercero, enemigo histórico, la muerte
de
Chávez,
mediante la inoculación de un agente patógeno o, posiblemente, utilizando un dispositivo
radiactivo a distancia, capaz de producirle una alteración en las células tal,
que provoca el
cáncer. Este tercero, por supuesto, seria los Estados Unidos, para el que la
figura de Chávez
suponía una piedra en el zapato. Una hipótesis que científicamente considerada
no tiene
fundamento alguno según lo han asegurado varios especialistas, pues se
necesitarían, en todo caso,
muchas dosis de radiación o de dicho agente contagioso o infeccioso, lo cual requiere
tiempo, para tratar de causar un cáncer.
Por esta
razón, hay quienes se suman a dicha maquinación pero señalando a otros protagonistas,
quienes si tuvieron tiempo y la ocasión permanente de aplicarle cualquier sustancia o
contaminante al líder venezolano. Si todo su grave cuadro de salud se detectó
en Cuba,
realizándose allí todas las cirugías y tratamientos del caso; si todo se inicio
en aquella isla y todo
terminó allí, por que no atribuirle a los Castro el papel principal en esa
corriente conspirativa.
La oportunidad la tuvieron, de hecho mas que nadie; al igual que el móvil, como lo sería
impedir que la figura de Chávez, siguiese creciendo internacionalmente en
popularidad y sobrepasase
la del propio Fidel. No son acaso los celos y el poder dos de los principales motivos de
asesinato en el mundo.
Adicionalmente,
habría antecedentes. Otras teorías no tan conspirativas, le atribuyen a Fidel Castro la
muerte, en la selva boliviana, del Che Guevara, ícono de las jóvenes
generaciones de los 60s y
los 70s en el siglo pasado y convertido posteriormente en un mito; así como el fusilamiento
en 1989, sin justificación alguna, del General de División Arnaldo Ochoa, jefe militar al
frente de las operaciones en Angola, el más condecorado de los oficiales y
héroe de la revolución
cubana.
A seis años
de la muerte de Chávez, manipulaciones o no, la verdad exacta aún no la conocemos,
pero podemos presumirla. Quizás tengamos que aguantar algún tiempo a que el gobierno de
Washington o el de La Habana, por que no, desclasifiquen algunos documentos; o simplemente,
aguardar a que a alguien del régimen se le vaya la lengua.
José Luís
Méndez La Fuente
@xlmlf
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