Para el chavismo, corriente política inspirada en los saltos de circo y
en los disparates de un militar golpista arropado por otro loco como Fidel
Castro, profundamente populista y absolutamente desordenado y díscolo, la
mentira es parte esencial y elemento fundamental del modelo. Hay otras cosas
peores, pero es la mentira y sus familiares cercanos como la manipulación y la
calumnia lo que ha caracterizado el apogeo y descenso de este lamentable
período de la historia venezolana.
La estrategia de los Castro en Cuba para imponer esa eterna dictadura y
convertir a los ciudadanos en esclavos, siempre tuvo en la mentira el elemento
que otorga la razón de ser de cualquier cosa que ocurriera en plena revolución.
En la isla propiedad de los Castro, la miseria no es miseria, es el costo de
combatir contra el imperio. En la isla de los Castro, el hambre no es hambre,
es la consecuencia de la digna lucha del pueblo contra la opresión capitalista.
En la isla propiedad de los Castro la escasez eterna y suprema de cualquier
producto y la ausencia de múltiples ofertas, no es otra cosa que los efectos
perversos del bloqueo norteamericano. Todo es épico, todos los sufrimientos son
justificados. Todo sea por amor a los Castro, al muerto y al vivo, y al legado
sobrehumano de este par de asesinos históricos.
Ese reinado de la falsedad es muy notorio en la Venezuela chavista. Y es
natural que sea así. Está claro que quienes manejan el andar del poder
venezolano son los cubanos. De allí que nada de lo que ocurre en Venezuela sea
muy diferente a lo que es usual entre quienes manejan los hilos en la isla
comunista. El chavismo, y más recientemente el madurismo, siempre de la mano
del G2 cubano, ha intentado sembrar la misma épica entre los súbditos
venezolanos. De allí que encontremos cosas tan evidentes como las siguientes:
No hay crisis eléctrica, para nada. Lo que hay es un ataque cibernético
de magnitudes enormes. Un ataque que además es seguido, masivo, continuado, sin
piedad. Unas veces con ondas marcianas y otras veces a plomo de fusil. Da
igual. Los militares que custodian la red eléctrica nacional fueron dominados
con una sustancia lanzada desde el espacio por los astronautas que viajaron en
la misión Apolo y que por alguna razón se quedaron por ahí. No hay falta de
agua, lo que hay es una sequía horrible. Menos mal que en Dubai descubrieron
cómo extraer agua a partir del cuero de camello. Ya el chavismo se prepara,
siempre listo y animoso, para montar una asociación estratégica con India para
sacar agua a partir de las uñas de gato. Puede funcionar siempre y cuando no se
roben los reales, que es lo que siempre hacen.
Para el chavismo no hay racionamiento de electricidad. Lo que hay es una
cosa que llaman Plan de Administración de Carga que se traduce en el plan para
designar quién lleva la carga de los tobos a la hora de subir el agua hasta el
piso 17. No hay escasez de alimentos. Hay una especie de hambre socialista que
genera un incremento inusitado del consumo de lo que sea. Y claro, lo que hay
es un extremo exceso de consumo. Lo de la gasolina y la pérdida de producción
petrolera es simple sabotaje del imperio en favor de los rusos que son los
beneficiarios finales de lo que no venda Venezuela.
Pero la mentira más grande del castrochavismo está en este eslogan:
Somos Venezuela Potencia. Casi que se equipara con esta: el chavismo es el
mejor gobierno del mundo, los más honestos de la historia, los más eficientes.
Solo es posible en socialismo.
Tan es así que en 20 años construyeron un país absolutamente inviable.
Un desierto de sociedad. Y justamente por ser tan buenos, no permiten que
vengan otros a echarle pintura a esa tremenda obra, a ese legado que dejó el
militar golpista fallecido y su hijo postizo.
Grandes los dos.
Elides Rojas
elidesr@gmail.com
Twitter: @ejrl
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