Las tendencias más significativas relacionadas con el capital humano, a la luz del futuro del trabajo, están identificadas con: 1.- Crecimiento del trabajo por cuenta propia, como una fuerza laboral alternativa que se apoya en las innovaciones tecnológicas; 2.- Habilidades laborales que se adaptan a los continuos cambios, haciendo uso de las tecnologías digitales; 3.- El aprendizaje continuo (educación continua) convertida en una actividad integrada al trabajo, habida cuenta que su evolución implica la aparición de nuevas habilidades; 4.- La tecnología, ha de facilitar la movilidad laboral dentro de las empresas, la cual debe contribuir con su preparación en función a una sistemática ampliación de conocimientos y habilidades.
En concordancia con un Informe preparado por un conjunto de expertos internacionales denominado ¿Cuál es el futuro del trabajo? (abril de 2019), dicho futuro lo identifican con los cambios que afectan tres dimensiones: El trabajo (el qué), la fuerza laboral (el quién), y el lugar de trabajo (el dónde). Es así, que se aborda como transversalidad el ¿Cómo será el trabajo? a sabiendas que en la economía preindustrial el trabajo era sinónimo de artesanía (creación personal de extremo a extremo de los productos), siendo una concepción que varió con la revolución industrial al atomizar los procesos en tareas repetibles (creación de productos mediante la especialización en tareas), al punto de convertir el “trabajo” en una colección de tareas no necesariamente relacionadas entre sí; mientras que con la revolución cognitiva o cuarta revolución industrial (proceso de desarrollo tecnológico e industrial vinculado con la organización de los medios de producción), se redefine desde la finalización de tareas a la resolución de problemas al extremo que según el Foro Económico Mundial se espera que la división del trabajo entre personas y maquinas continúe cambiando hacia las maquinas, especialmente para tareas repetitivas y rutinarias que en opinión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCED) interrumpiría el 32% de los trabajos actuales, pero igualmente las tecnologías podrán utilizarse para aumentar la productividad de la fuerza laboral en lugar de reemplazarlos, tal y como señala el Foro Económico Mundial 2018: se podrían perder casi 1 millón de empleos, y se generarán otros 1,75 millones de nuevos empleos.
La generación de empleos cara al futuro, requerirán “habilidades humanas” en áreas como la resolución de problemas, comunicación y diseño, combinados con la tecnología y con la experiencia avanzada en interpretación y servicios; siendo un escenario que requerirá de la capacitación de la fuerza laboral. De igual modo, las empresas tendrán que capitalizar los beneficios de la tecnología en el lugar de trabajo hasta impulsar un rediseño de la arquitectura del trabajo (reconstruir el trabajo, capacitar las personas y reorganizar las empresas) en procura de aumentar la productividad (mejor rendimiento de las personas); siendo un proceso que se ha acelerado drásticamente en el último trienio (2016-2018) hasta transformar los roles y habilidades demandados dentro y fuera de las organizaciones, con la particularidad de centrarse en lo “exclusivamente humano” en lugar de lo puramente técnico, tal y como refleja una encuesta aplicada durante el 2018 a 10.000 trabajadores de 119 países donde se predice una futura demanda de habilidades relacionadas con: a.- Resolución de problemas concretos (63%), b.- Habilidades cognitivas (55%) y c.- Habilidades sociales (52%); contexto más allá de solo rediseñar trabajos o automatizar trabajos rutinarios. En tal sentido, y dado que las nuevas herramientas de comunicación están ingresando rápidamente al lugar de trabajo, el 70% de los encuestados infieren que los trabajadores del futuro inmediato pasarán un mayor tiempo en plataformas de colaboración, el 67% visualiza un crecimiento en las redes sociales basadas en el trabajo y el 62% predice un aumento de la mensajería instantánea, a la luz de la migración de las tecnologías desde la vida personal al lugar de trabajo que está induciendo que las organizaciones se estén hiperconectando en armonía con la instrumentación y desarrollo de un conjunto de políticas bien definidas.
A tenor del tema brevemente expuesto, resulta pertinente formular ciertas interrogantes:
¿Están los egresados universitarios listos para incorporarse a la “nueva” fuerza laboral?
¿Tienen las habilidades necesarias para prosperar en la revolución cognitiva o cuarta revolución industrial?
¿Las universidades los están preparando adecuadamente?
La respuesta parcial a tales inquietudes, podemos encontrarla en un informe de la Social Market Foundation (Reino Unido, 2018) donde se sostiene que “la clave es permitir que las personas se vuelvan más hábiles y se desplacen por el mercado laboral de una manera más ágil de lo que pueden hacerlo actualmente”; de igual modo señala dicho informe que sea cual sea el futuro del trabajo requerirá de habilidades creativas habida cuenta que los estudiantes ¡aprenderán una habilidad, no un contenido! que se puede desactualizar en el futuro cercano.
Reflexión final: En los planes de estudio de las universidades, ha de profundizarse, conjuntamente con las habilidades creativas, lo atinente a la curiosidad o espíritu por descubrir permanentemente nuevos conocimientos. Las universidades, siempre serán un “proveedor” confiable de educación pero que ante la presencia de la revolución cognitiva o cuarta revolución industrial están obligadas a instrumentar nuevos métodos, tal como el “aprendizaje en pedazos pequeños” en aras de facilitar que muchos estudiantes “empaqueten” su aprendizaje de manera diferente y particular.
Jesús Alexis González
@jesusalexis_gon
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