Con esta notícula me permito autocelebrar cincuenta y un años en el oficio de opinadora que sabe poco de lo muchísimo y a su vez intenta saber mucho sobre los relegados de siempre. Por esta página que tuvo breves taimas. Y desde hace siete años también por el blog ideasdebabel.com.
Con la venta de Venezuela a socios igualmente fachas totalitarios -comunismo cubano y fundamentalismo islámico iraní- el régimen narcomilitarista fundado por Hugo Chávez Frías -rematado por Vladimir Padrino,Tareck el Aissami, Nicolás Maduro, Diosdado Cabello- alcanza su llegadero: una sociedad nueva porque anula del todo la división tradicional en clases sociales móviles que se jerarquizan hacia su progreso bajo la diversidad abierta permitida por el sistema capitalista liberal.
Los negociados con alimentos sin nutrientes de las bolsas CLAP para los esclavizados empleados públicos y la compra-venta de medicamentos vencidos a CastroCuba no lograron ese objetivo a plenitud. Ahoria sí. ¿Cuál es la llave maestra capaz de triunfar en tamaña grandiosa gesta de la neoindependencia nacional? Facilito. El racionamiento de la gasolina teocrática musulmana adquirida en trueque, otorgando a cambio las últimas reservas de oro ensangrentado del Arco Minero.
El carnet de la patria elimina de facto los derechos constitucionales que implican poseer y merecer la cédula de identidad. Así la revolución consagra masivamente el documento fundacional de esta nueva soberana sociedad mediante la justa distribución del bendito combustible foráneo. A saber:
Clase A.- Patricios. Gratuita sagrada gasolina para castrochavistas de la jerarquía superior, ocupantes de Fuerte Tiuna, Palacios de Miraflores y de Justicia, Capitolio constituyente, Fiscalías y Consejo Supremo Electoralista.
Clase B.- Patriotas y patrioteros. Subsidiada a juro para los funcionarios de todos los anexos a estas oficinas y estrictamente regulada bajo vigilancia policial para los solicitantes carnet de la patria en mano. Incluye automáticamente a los imprescindibles rojos bachaqueros de la calle y los bancos, intermediarios del mercado negro de gasolina y gas, miembros de las nuevas clases media y alta radicalmente socialista, nunca jamás capitalista salvaje y mucho menos imperialista. El contrabando es indiscutible ley .
Alicia Freilich
alifrei@hotmail.com
@aliciafreilich
El Nacional
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