En un interesante trabajo de investigación el docente colombiano Arbeláez Pareja de la Universidad Nacional, se refiereal concepto de la estupidez y su relación con las fuerzas del poder y la irracionalidad en la toma de algunas decisiones, y en tal sentido,enfoca cinco leyes en su análisis que comprende cuatro fenómenos contemporáneos: política, religión, nuevas sensibilidades y la academia.
Frente a la política, Arbeláez Pareja explica“que la estupidez en este caso se concreta en la devoción a la autoridad y el miedo de los ciudadanos a pensar de manera autónoma, esperando encontrar figuras mesiánicas que piensen por ellos y que es el soporte de los gobiernos totalitarios tanto de izquierda como de derecha, ya que el hombre contemporáneo se ha adaptado a una dependencia tal, que ha propiciado la complicidad y el sometimiento ante personajes nefastos como en el pasado, Adolfo Hitler, en un pueblo tan culto como el alemán”.
En cuanto a la religión, el investigador aclara que no es una manifestación de la estupidez profesar un credo; al contrario, además de ser un derecho individual, genera estabilidad, equilibro y cohesión de grupo.
Sin embargo, la estupidez, en este contexto, -añade - se expresa en casos extremos de líderes religiosos que conducen a sus prosélitos a cometer actos de una irracionalidad, como el de la secta liderada por Jim Jones que en 1978 llevó cerca de 900 personas a Guyana, donde se suicidaron en espera de una prometida gracia eterna.
Acerca de las nuevas sensibilidades, Arbeláez Pareja aborda las temáticas que conforman la llamada Nueva Era, en la que libros y videos de superación personal afirman que cualquier suceso —independientemente de la edad de una persona— subyace a la responsabilidad individual, porque se atrajo mediante el pensamiento, y que las inequidades del mundo son proyección del pensamiento.
Por último, afirma que la estupidez no guarda relación con la educación o el nivel sociocultural, y refiere que incluso en la academia donde imparte sus conocimientos, las personas tienen alto coeficiente intelectual, por lo que es posible encontrar esta característica en términos de la ausencia de debates y discusiones
En nuestro país, se ha tornado usual y recurrente, que el régimen haga abusivo uso de los medios de comunicación de los que dispone, que de paso son numerosos (impresos, radio y televisión) a lo largo y ancho del territorio nacional, para supuestamente informar sobre la pandemia del coronavirus y últimamente en torno al litigio con Guyana sobre el territorio Esequibo. En ambos casos, no solo discurren sobre dichos temas, sino que con lenguaje procaz y vulgar denigran con vocabulario de cloaca contra sus adversarios de la oposición, lo cual nos permite llegar a la dolorosa conclusión de que el comportamiento de Maduro y de quienes se encuentran en el poder, refleja no solo un evidente signo de estupidez, sino además, ignorancia y falta de respeto para con sus conciudadanos, además de que nos asoma a las puertas de un país entre la civilización y la barbarie, pues el concepto sobre la ética, moral y educación, principios de los que tanto se ufanan, brillan por su ausencia.
Claro, para Maduro y sus conmilitones de la ilícita Asamblea Nacional Constituyente, el poder –creen ellos- les permite abusar a diestra y siniestra, vulnerando incluso la propia Constitución, la misma que el difunto hijo de….Sabaneta llamó despectivamente “La Bicha”., entendemos porque le dio ese calificativo, pues sencillamente porque para él era eso…una bicha. Ahora con un nuevo CNE elaborado a mano por el TSJ, a su antojo y capricho, convocan a unas elecciones parlamentarias con el único fin de aniquilar a la oposición y a las disidencias, con el silencio y complicidad de inescrupulosos individuos, que saltaron la talanquera, movidos más por intereses personales que por amor a la patria, sin importarles los juicios, persecuciones y demás arbitrariedades que a cada momento perpetra el régimen, arropado bajo la consigna del socialismo, alentando por otra parte la supresión de la libertad de expresión y de prensa y la degradación política, cultural y ética.
Estamos en presencia sin duda alguna, de un populismo que convoca a las masas a intervenir políticamente, pero bajo la dirección autoritaria del heredero del fenecido líder, creador de la llamada Revolución Socialista del siglo XXI, lo cual ha generado un neopopulismo con nuevas oligarquías de la corrupción en el entorno del poder, bajo circunstancias de un supuesto crecimiento económico, incentivación de la inversión pública y del asistencialismo, todo lo cual brilla por su ausencia, encontrándose el país en el más deplorable estado de miseria.
La exacerbada crisis que afecta a nuestro país es múltiple. En lo institucional, se trata de un Estado cuya legitimidad cada día disminuye, sin dejar de beneficiar a un puñado de personas que siguen disfrutando de las mieles del poder y se enriquecen ostentosamente con los dineros del pueblo, lo cual desnuda una brutal corrupción. En lo económico, el fenómeno de la inflación se ha convertido en un descalabro incontrolable. A la muerte de Chávez la inflación bordeaba el 23% y en la actualidad pasa del 85%. Y en lo social, el desabastecimiento se ha convertido en una horrorosa tragedia cotidiana. Bajo estas circunstancias, no cabe la posibilidad de que ocurra el milagro de la inversión externa o que la economía registre un giro radical, pues los recursos del erario nacional han mermado casi totalmente y el país ya no cuenta con un parque industrial, y por otra parte, la producción y exportación de petróleo única fuente de ingresos, se halla estancada, amén de las medidas impuestas al régimen de Maduro, por el gobierno de los Estados Unidos.
No hay duda alguna, que el país enfrenta definitivamente una severa y gravísima crisis, por culpa de la incapacidad, negligencia y corrupción de un régimen que se sostiene con una cámara de oxigeno, que el pueblo venezolano en cualquier momento puede desconectarla. Será su muerte por eutanasia, dado que su estado es terminal e irreversible.
Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
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