Hay un solo chavismo, ello es una gran ventaja para sus líderes y una desgracia para el resto del país. El chavismo es uno solo, monolítico, rígido, idólatra, todo un paraíso para gobernantes, una escalofriante pesadilla para sus militantes obligados a obedecer voces de mando para recibir dádivas de sobrevivencia, pero también es una pesadilla para quienes lo padecen aun siendo disidentes, pues el chavismo extinguió la democracia, la alternancia, es una injusta/violenta imposición.
Del lado opositor la realidad es distinta, existen al menos 3 sectores. Comencemos por la reconocida interna e internacionalmente, la de Guaidó. Precisamente, el origen legal y legitimo es su fuerte, sin embargo, es poco o nulo lo que puede hacer dentro de Venezuela. Ha liderado una lucha proviniendo del anonimato y sin el fuelle necesario. Aunque se reconoce su “Venezuela no puede sola” también le ha faltado decisión de cara a sus aliados foráneos, sea como sea, es la oposición legal, la reconocida dentro y fuera de nuestras trágicas fronteras, sector al que día a día el venezolano le pierde paciencia, así como esperanza.
Existe otra oposición falsa, sabemos llamarla “oposición” es mentir, sin embargo, mediáticamente es tildada de ese ficticio modo, no olvidemos el régimen controla férreamente el flujo informativo. En fin, esa ala política la encabezan partidos minoritarios, líderes olvidados o de poca monta que tuvieron que arrimarse al régimen para poder “figurar”. Esa “oposición” ha caído en el sancionable descaro de abonar el camino para que el régimen perpetre otro proceso electoral a su medida, dicho sea de paso, estos candidatos “opositores” saldrán de ese cabizbajo circulo con la venia del régimen, es decir, de la mano de estos señores el chavismo continuaría no perdiendo aunque pierda, como ha sido la usanza de la vía electoral venezolana en las últimas dos décadas.
La tercera oposición es la radical, bajo nuestra percepción, es la que más se asemeja a lo que el país necesita, pues la marca de fábrica del chavismo es la radicalización, manejando a su placer las instituciones, las armas y las inconmensurables riquezas de la nación, no se puede luchar contra él de otra manera que no sea la radical, incluso, el mismo chavismo así lo confiesa diariamente en palabras y hechos. Esta oposición la encabeza María Corina Machado, a quien mediáticamente el régimen y la oposición tratan de ignorar infructuosamente, de hecho, es la única figura política que asciende en las encuestas, mientras todas las demás decaen.
Un régimen y tres oposiciones, ello extenúa una población desesperada porque ninguno de esos bandos resuelve las dramáticas penurias a las que se enfrentan los habitantes de este desnaturalizado país, al contrario, con el pasar de los días la sobrevivencia se hace más peliaguda y estos bandos solo se culpan unos a otros. Como dato importante es que menos del 20% de la población venezolana milita en partidos políticos, y de ese pequeño porcentaje la mayoría lo hace por interés, por recibir una bolsa de comida, alguna dádiva que permita “aguantar”.
Venezuela está urgida de un liderazgo factible, que sea capaz de modificar la realidad, para ello debe movilizar a los venezolanos dentro y fuera del país, así como también orquestar todo el repudio externo que se ha ganado (merecidamente) el chavismo tras haber roto el hilo democrático, constitucional y tras las presunciones de un sinfín de delitos que envuelve el planeta entero.
El régimen apenas se mantiene en un solo pie, pero lo hace porque ha sabido dividir la oposición, apartar/neutralizar sus verdaderos liderazgos y porque ha debilitado al máximo a los ciudadanos. Sin embargo, su injusta permanencia en el poder se debilita sin importar sus agónicos esfuerzos porque impone una Venezuela 100% ajena a la venezolanidad y a la región.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
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