sábado, 29 de agosto de 2020

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN XVI

En el capítulo anterior, analizamos las potencialidades que podían explotarse en caso de que la oposición venezolana toda se uniera tras las propuestas, primero del ex presidente del CNE, Andrés Caleca y otros distinguidos ciudadanos, a través del amparo solicitado ante el TSJ, y luego, tras el documento de la Conferencia Episcopal, llamando a la acción política y no a la abstención sin más propósito.

Lamentablemente para nuestros deseos de lograr la sindéresis en la política venezolana, ninguna de las dos propuestas ha conseguido un respaldo significativo, y por el contrario, el extremismo opositor estimulado por la cerrazón, y la prepotencia, han dedicado ingentes esfuerzos para destruir ambas, y desacreditar a sus proponentes.

Parece que este frasco de yerros y torpezas acumuladas, usa varias tapas igualmente equivocadas, aunque una de ellas, evidentemente revestida de carácter académico.

Por una parte, vistas las declaraciones desesperadas del diputado Guaidó, llamando –ahora si- a la unidad (imposible) entre quienes piensan igual, y cometen los mismos repetidos errores, no es otra cosa que reincidir en la argumentación de la abstención por las conductas ventajistas y absurdas propuestas por el régimen. Oh, gran descubrimiento! Como si en las elecciones anteriores hubiera sido distinto.

Por la otra, nos encontramos con un documento elaborado por la denominada Cátedra Constitucional de la UCV, en el que se avala la tesis de la prórroga del mandato de la actual AN, habida cuenta de que ¨las elecciones convocadas son ilegales e inconstitucionales¨, como si esto fuera un asunto solo jurídico y no de la política real.

Lo lamento porque ahí hay varios viejos amigos, pero se vuelven a equivocar. Esa tesis es imposible de imponer en las circunstancias actuales, precisamente porque el país carece de un estado de derecho, y unas instituciones a las cuales acudir. Sin representación parlamentaria, sencillamente no existimos, y Maduro se frotará las manos en Miraflores, otra vez. Objetivo logrado para él.

Lo nuestro tiene que estar en sintonía con la realidad; nuestra gente necesita orientación para organizarse y participar. No podemos seguir con la necedad de la repetición del mantra de imposible ejecución, ni de declaraciones desesperadas por el descenso vertiginoso en las encuestas. Se trata de pisar tierra, y hacer lo que corresponde.

La oposición liderada por Guaidó tiene que empeñarse –aún hay tiempo- en la reunificación de todos los sectores tras el fin electoral, y no el de las aventuras guerreristas como la del 30 de abril, o el ridículo Macutazo. No puede ser que la respuesta a un asunto tan serio y de tanta desesperación por la crisis terminal en que vivimos, sea un eslogan miserable como el de ¨ÚNASEOAPÁRTESE¨ celebrado por un tonto refugiado en una embajada, mientras la gente de a pie intenta sobrevivir en medio de las sanciones que los asesinan a diario.

Vayan y díganle a los que a diario buscan desesperadamente gasolina, gasoil, medicinas, alimentos, dinero efectivo en los cajeros, comida, hospitales y seguridad, semejante grosería. Quienes deben unirse o apartarse, pero de la estupidez, son ellos; los que tienen 19 meses fracasando e insistiendo en el mantra imposible.

Este artículo que viene a ser parte de una serie sobre nuestra desgracia republicana, desde la misma noche del golpe asesino del 4/F-92, y sus protectores mediáticos, políticos, y de quienes le otorgaron sobreseimiento (perdón total) a su felonía e insensatez, hoy no ha podido dedicarse a la secuencia debida, porque los acontecimientos narrados arriba se agolpan y angustian.

Mientras escribo estas líneas, me llega la feliz noticia de la liberación parcial de mi amigo el diputado, Juan Requesens. Le dieron casa por cárcel, pero está en casa desde hoy, abrazando a su esposa e hijos. Dios lo bendiga.

Román Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra

No hay comentarios:

Publicar un comentario